Capítulo 32.

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mmm, ¿qué dices? ¿Que solo tenías buenas intenciones? bueno, por supuesto que sí. Oh, ¿qué dices? ¿Que todo es para bien?  Por supuesto que lo es

 ...

La semana siguiente fue una completa locura de trabajo. Tras la maravillosa experiencia que San Diego me brindó, regresar a Nueva York—y junto a ello, regresar al trabajo—fue una osadía. Para el viernes a la mañana, el glorioso último día de mi semana laboral, yo caminaba a tropezones por la empresa. Apenas me podía mantener despierta.

Cargué con todas las carpetas y los papeles que no me cabían en el bolso, y me concentré en caminar tratando de que nada se me cayera. Natalie había llevado el coche al taller en el momento menos apropiado.

Bufé y me las arreglé para  apartar el mechón de cabello que caía sobre mi cara y obstruía mi visión.

—Señorita, Jhon—cuando estuve frente a  Styles Enterprises me encontré con Gerard, el chofer de Harry. Él me regaló un saludo amable, que devolví esbozando una sonrisa pequeña, pero sincera—permítame ayudarle.

Gerard se le adelantó al portero, y empujó la puerta para que yo pudiera pasar sin tirar ningun documento de los que cargaba.

—Gracias—tararee, mientras me adentraba en el edificio.  

Acomodé sobre la primera mesa del lobby que encontré disponible todos aquellos papeles que mis brazos habían estado cargando. Luego de organizar todo perfectamente, recogí mi cabello en una coleta alta para apartar un poco el calor que traía de la calle.

Al momento que me dispuse a darme vuelta—con la idea fija de tomar el ascensor para dirigirme a mi oficina—mi cuerpo acabó chocando contra el pecho de alguien; de modo que todos los malditos papeles y carpetas organizadas cayeron y, debido a ello, se dispersaron.

—Tienes que estar de broma—me aparté entre bufidos y me lancé al suelo a recoger todo.

Una mano se posó sobre uno de los papeles y me lo entregó. Me vi obligada a alzar la vista. Un hombre joven me ayudaba con el desastre, atrayendo las hojas dispersas sobre la alfombra del lobby con su mano y teniéndomelas. Una vez que todo estuvo nuevamente a salvo entre mis brazos, me puse de pie entre suspiros, con su ayuda.

—Lamento el incidente—Se apenó él, mientras que con su mano rascaba su nuca, nervioso. Noté su acento y supe al instante que era Inglés. Se me hacía muy familiar al de Harry.

—No hay problema, todo está en orden ahora.

—De hecho, me acercaba a ti porque quizá podrías ayudarme con algo—Rió. Asentí, pese a que tenía poco tiempo, estaba dispuesta a ayudarle—¿Harry Styles? Él trabaja aquí, ¿cierto?—preguntó, frunciendo el ceño.

—Él es director de la firma, por supuesto. ¿Necesitas hablar con él?—Él asintió moviendo su cabeza de arriba a abajo y resguardando sus manos en los bolsillos de su pantalón negro de vestir—Su oficina está en el segundo piso, pero no se si se encuentra allí en este momento. Quizá Jane, su asistente, pueda ayudarte más que yo—le señalé el puesto donde Jane estaba trabajando. La pobre apenas daba a basto entre atender clientes, y teléfonos a la vez.

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