Capítulo 7.

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La expresión divertida de Harry cambió drásticamente a una de preocupación en cuanto escuchó su nombre ser pronunciado por la fémina. Aun no podía distinguir de quién se traba, debido a que la oscuridad de la noche no me lo permitía, pero podía asegurar que aquella voz no era precisamente la de mi prima. Harry se puso demasiado inquieto y nervioso, y yo no pude evitar fruncir el ceño, ¿estábamos, acaso, haciendo algo ilegal?

—Harry—habló la mujer, aliviada de haberlo encontrado. Se posicionó debajo de uno de los faros que se encontraban en la acerca permitiéndonos verla, se trataba de Kelly. Ahora podía entender por qué él estaba tan nervioso, pese a que no había motivo por el que estarlo.

—Kelly—pronunció sorprendido, regalándole una media sonrisa y acercándose a ella a paso lento. Bajó su tono de voz, sin embargo, aun así lo podía escuchar—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a buscarte —explicó como si fuera obvio—. ¿Quién es ella? —se apresuró a preguntar mirando sobre el hombro de Harry, en mi dirección, con el ceño levemente fruncido.

Harry suspiró y se volteó. Me dio la pequeña impresión de que no le apetecía en nada presentarnos, sin embargo no le quedaba otra alternativa. De otro modo sería muy descortés.

—Kelly, ella es Samantha, es una compañera de trabajo—sentí que se me encogía el corazón al escuchar sus palabras.

La realidad me golpeó fuerte, bajándome de la nube. Era una compañera de trabajo. “¿Qué pretendes, tonta? grábatelo, no significas nada más que eso para él” cruel, la conciencia siempre suele ser cruel pero había que admitirlo, también suele ser realista.

—Soy Kelly, un gusto —se acercó a mí y me tendió una mano. Me sorprendí lo glacial que eran sus palabras y lo sinceras que sonaban. Formó inmediatamente una sonrisa deslumbrante con sus labios, no se mostraba celosa o desconfiada, tampoco amenazada, más bien todo lo contrario, podía arriesgarme a decir que se veía amistosa—, la prometida de Harry —añadió segundos más tarde.

Apreté su mano y le regalé mi mejor sonrisa, falsa por supuesto.

Contuve mis ganas de gritarle que lo sabía, que sabía que ella era su prometida y que agradecería que no me lo recordarse. Quería gritarle que pese a que recién la estaba conociendo, formalmente, no me agradaba y no me iba a agradar jamás. Sin embargo, no podía, se mostraba tan simpática que sería egoísta tratarla mal. Yo no era así, siempre solía se amigable  hasta con quienes me trataban mal… era como si ella sacara la peor parte de mí, un lado oscuro y maligno. Con ella en frente o con ella siendo nombrada, todos mis buenos pensamientos se desvanecían y todas mis buenas intenciones, también.  

Últimamente no me reconocía a mí misma, tan sólo tres días de haber conocido a Harry y ya me desconocía. ¿Qué estaba haciendo aquel hombre conmigo? ¿Cómo llegué a todo aquello?

—El placer es mío —“oh, claro que lo es” se carcajeó mi interior. La unión de nuestras manos se deshizo.

Kelly retrocedió unos pasos hasta quedar a un lado de Harry, rodeando con su brazo la cintura de él, acurrucándose. Harry alzó su brazo, colocándolo sobre los hombros de ella. Me sentía una estúpida allí parada observando todo con una sonrisa falsa. Me sorprendí al encontrarme enfurecida, celosa, envidiosa y triste. Tenía ganas de llorar y gritar, eran unas extrañas impotencias.

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