Capítulo 4.

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Me tomé el tiempo de apreciarlo, sonriente tan tranquilo y contando anécdotas de su vida confiadamente, como si me conociese de hacía más que sólo unos días, como si fuese un amigo y no un jefe. Y jodidamente no podía dejar de pensar en eso cada vez que abría la boca para hablar con él.

“Es tu jefe, Sam, sé cautelosa” Y tener que ser cuidadosa con todo lo que salía de mis labios era complicado, más cuando mi subconsciente me lo recordaba a cada segundo.

Me di cuenta de la tonta sonrisa que adornaba mi rostro; él me miraba sonriente. Bajé mi vista a mi café cuando comencé a sentir el rubor en mis mejillas ascender por sentirme cohibida ante su mirada.

—Creo que hablamos demasiado de mí, quiero saber algo de ti —habló su peculiar voz con ese acento singular.

Levante mi vista y la enfoqué en sus ojos que se encontraban bastante más claros de lo habitual debido a la luz que se colaba por los grandes ventanales del local, él me miraba expectante.

Oh sí, claro que habíamos hablado bastante de él, aunque eso no me molestaba para nada y mucho menos me disgustaba, podía pasarme todo el día escuchándolo hablar. Me había hablado acerca de sus preferencias en la música, en los libros… y me había dejado en claro que se tomaba muchas veces un descanso para divertirse como adolescente, pese a tener veintidós años ya.

Reí y dije—: Sinceramente, no hay mucho para saber de mí, nada interesante —suspiré—. Pero ya que insistes… —sonreí abiertamente.

Él sonrió y cruzó sus brazos sobre su pecho, preparándose para oír. Abrí mis labios para decir algo pero el sonido de un celular me lo impidió, fruncí el ceño y quité el mío del bolso para hojearlo, sin embargo no era ese el que estaba sonando. Levanté mi vista a Harry, tenía su iPhone en mano y miraba la pantalla vacilantemente con duda entre atender o no.

—Tranquila, es el mío —habló lentamente y se paró rápidamente—. ¿Me das un minuto?

Asentí con la cabeza. Él se aparto solo unos centímetros, no tenía sentido porque podía escucharlo hablar.

—Kelly. —susurró cuando atendió.

Auch, nuevamente Kelly, no me sentía en el deber de reclamar esas cosas; después de todo, ella era su novia y futura esposa. Sin embargo, sentía que esa mujer tenía un radar, porque cada vez que me encontraba hablando con Harry ella se encontraba de por medio. Rápidamente apareció mi subconsciente, de nuevo, para reclamarme cosas que en el fondo eran ciertas.

Mis pies impacientes comenzaron a moverse y saqué nuevamente mi móvil para comenzar a viajar entre las diversas aplicaciones y explorando las cosas que había explorado ya mil veces, pero me sentía como una tonta allí sentada esperando por un hombre que estaba ocupado en el teléfono hablando con otra mujer. De vez en cuando alzaba mi mirada para verlo, a unos pasos de mí, él escuchaba atentamente y aunque odiaba admitirlo, de vez en cuando sonreía, asentía a todo lo que escuchaba lo que me parecía gracioso porque ella no podía verlo y en un momento acomodó  hacia atrás su cabello con su mano… algo totalmente irresistible.

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