Capítulo 39.

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Nunca vas a amarme, así que ¿de qué sirve? ¿Cuál es el punto de jugar un juego que vas a perder? Eres demasiado orgulloso para decir que cometiste un error, eres un cobarde, hasta el final

 ...

Cuando las palabras fueron dichas, y aquella—inesperada—verdad fue revelada, mi mundo entero se cayó a pedazos. La habitación en la que me encontraba mágicamente se redujo, mareándome y sofocándome.  Un nudo se instaló en mi garganta, y eso fue todo antes de que saliera corriendo. Humillada. En una posición que jamás le desearía a alguien, si quiera a mi peor enemigo.

Ceder ante una segunda oportunidad  fue todo lo que hice mal. Así que, técnicamente era mi culpa. Dicen que de los errores se aprende; pero yo parecía no querer aprender—ni por las buenas, ni por las malas. Todo el camino tropezando con la misma piedra, una y otra vez.

—Samantha—escuché su voz a mis espaldas, pero mi prioridad para entonces era huir—¡Samantha, espera por favor!

Aceleré el paso. Me concentré en el sonido que causaban mis pisadas sobre el suelo de madera, y descendí uno por uno los peldaños de la gran escalera. Aferré mi mano al barandal, estaba tan alterada que veía todo borroso. Cualquier paso en falso podía ocasionar la peor de las caídas. No quería eso.

Cuando bajé el último peldaño mi muñeca fue retenida por la gran mano de Harry. Disparé mi mirada hacia abajo, donde el sostenía fuertemente. Quise zafarme pero imposible. Él era más fuerte que yo, y como lo sabía abusaba de ello. Abrió la boca para decir algo cuando dirigí mi mirada a sus ojos.

—No desperdicies tu aliento, Harry—advertí—no quiero escuchar nada de lo que tengas para decir—apreté la mandíbula. Continúe forcejeando con su agarre pero nada hizo que me soltara. No me quería dejar ir.

—Te lo puedo explicar, todo.  

Supe que diría eso. Siempre lo hace.

Cerré mis ojos por un momento. ¿No se daba cuenta que la situación se explicaba por si sola? ¿o, a caso, me iba a explicar como fue que dejó embaraza a su novia y no me lo contó?.

Porque, si (por casualidad de la vida) algún día decidía lanzar un libro contando de cómo Harry Styles me rompió el corazón—dos veces—seguro esa explicación me iba a servir demasiado. Pero por el momento, no tenía pensado hacerlo. Lo que quería decir que, no necesitaba ningún tipo de explicación. De cualquier modo, Kelly ya se había encargado de dármela.

—Habla conmigo, por favor—rogó, desalmado, cuando me quedé demasiado tiempo en silencio, observándolo. Estaba tratando de buscar en sus ojos las palabras que me explicaran la razón a porque él me hacía todo aquello—Te quiero, Sam. Escúchame.

Para el momento en que terminó aquella oración yo ya lo había abofeteado. Él giró la cara a un lado cuando mi mano chocó con su mejilla. Sus ojos se ampliaron con sorpresa, seguro no lo vio venir. Gracias al cielo, liberó mi muñeca para con la mano masajearse el rostro.

De mis labios se escapó un sollozo, y dejé que las lágrimas cayeran.

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