Barred

Capítulo 31.

—¡Enhorabuena!

Sonreí cuando Natalie pegó un chillido y soltó los cubiertos para que cayeran ruidosamente sobre el plato. Estiró su mano sobre la mesa y apretó la mía. Deje escapar el aire que había estado reteniendo y ensanché la sonrisa. Me sentía aliviada tras habérselo contado.  

—No puedes decir ni una palabra de esto, Nat—la miré con advertencia—al menos no hasta que Harry solucione sus problemas con Kelly, y nosotros podamos andar juntos con libertad.

—Ni una palabra—prometió asintiendo, luego volvió a soltar otro chillido—¡es que me pone tan feliz verte contenta! algo dentro de mí sabía que tenía que ver con él, es que son tan lindos juntos. Yo lo sabía—señaló con su dedo.

—Si, bueno—suspiré—al parecer más de una persona lo sabía, ¿tan obvia soy?

Natalie rió y asintió.

Estaba contenta por haberla dejado tan entusiasmada. Ya me había prometido que nadie más sabría de lo mío con Harry; por seguridad. Quería que él arreglara todo lo que tuviera que arreglar con Kelly, confiaba en que podía hacerlo.

Nos queríamos y esa era una razón—una gran razón—para que estuviéramos juntos.  Es verdad que jamás había buscado que las cosas se dieran así, obviamente una parte de mi siempre se iba a sentir mal—pese a que no tenía relación alguna con Kelly—por ser la causante de su rompimiento. Pero tampoco podía amargarme y tener remordimientos.

Mi prima levantó la mesa luego del almuerzo y se concentró en lavar los platos.

—Cheryl quiere que la ayude a planear la fiesta sorpresa por el cumpleaños de Harry—dijo mientras corría el agua del grifo y enjabonaba los platos.

—¿La fiesta sorpresa por el cumpleaños de Harry?—fruncí el ceño—¿cuando es su cumpleaños?

Natalie volteo rápidamente y cerró el grifo. Me miró desconcertada.

—Es dentro de dos semanas, ¿no te lo dijo?

Negué con la cabeza.

—Pero ya me lo dirá.

Bajé del taburete y me encaminé a la habitación. Sobre la mesita de noche estaba mi celular y justo cuando lo tomé, la pantalla se encendió y el aparato vibró en mi mano. Harry estaba llamado. Sonreí.

—Justo te iba a llamar

Me senté en el borde de la cama a esperar por una respuesta. Escuché la pequeña risa que soltó al otro lado de la línea.

—No puedo hablar mucho ahora, pero necesito que nos veamos—noté rastro de preocupación en su tono de voz. Mi dedo indique jugueteo con un mechón de mi cabello—pasaré por ti en una hora, ¿te parece?

—Te voy a estar esperando

—Bien, te veo dentro de un rato—escuché una pausa y luego un suspiro—Adiós, Sam.