Capítulo Cinco: La propuesta

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Leslie pov.

En lo profundo de mí, hubo un leve atisbo de arrepentimiento  al pronunciar esas palabras, su cara no tuvo precio, pero ya no había vuelta atrás, era mi carta más fuerte, esa foto, una carta bajo la manga que estaba esperando utilizar en el momento preciso.

-Hazlo, y llamo a la policía- no contaba con eso, me lo hacía cada vez más difícil, pero no me rendiría

-No le conviene, solo piénselo, no hay que ser muy inteligente, llame a la policía, y se enteraran de todo lo que hizo hace cuatro años, le informo que califica como pedofilia, yo tenía diecisiete y usted treinta

-A los diecisiete se tiene conciencia, no califica- era terco, demasiado diría yo, solo me quedaba un “plan” y quizá no era el mejor, la gente comenzaba a salir para sus trabajos y el lugar comenzaba a concurrirse, me di cuenta de que lo reconocían, sabían quién era él y eso era todo lo que necesitaba, no me costó trabajo llamar a las lágrimas, apenas vi que alguien se acercaba comencé con el teatro

-¡¿Por qué no me crees?! – Sollocé - ¡¿De verdad crees que te mentiría?! – logré mi objetivo, comenzaba a inquietarse

-¡Oye!...- me dijo tratando de hablar suave

-¡No!, ¡No me pidas que me calme! – me sentía una idiota con ese melodrama, pero funcionaba, la gente nos miraba y luego cuchicheaba

-¡Shh!- me tomó por ambos brazos

-¡¿Por qué no reconoces a nuestro hij- me cubrió la boca con una mano, mientras la que seguía en mi brazo me causaba dolor, se acercó ligeramente a mi rostro

-Juegas sucio niña – manifestó en un susurro áspero, me deshice de su agarre

-Jugaré como sea necesario si de eso depende la vida de mi hijo- frunció el ceño

-Bien – dijo alejándose nuevamente – Nos vemos en el restaurante de aquí en frente a las ocho de la noche- y sin más se marchó, no pude evitar sonreír, mi primer logro en lo que había sido una larga y ajetreada semana.

Aoi pov.

Estaba más que sorprendido, no podía dejar de pensar en la situación, si ella tenía esa foto, significaba que todo era cierto, y si así era, ese niño era mi hijo, y era mi hijo el que moriría si no le donaba un pulmón, ¡¿Acaso a alguien le sirven mis pulmones?!, entré al auto y cerré de golpe

-Cielos, ¿Quién era esa chica?

-La madre de mi hijo – respondí con seriedad, el solo rió

-Estas chicas- negó con la cabeza – Son cada día más raras.

Cuando llegamos a la compañía era simplemente incapaz de concentrarme, estaba alterado, inquieto y la culpa me carcomía por dentro, nada salió bien ese día, ninguna foto, ninguna entrevista, nada, fue tanto que me mandaron a casa, pero apenas pude salir, me dirigí a casa de Reita, quien parecía recién haber despertado

-Tengo que hablar contigo- le dije entrando, cerró la puerta y me miró adormecido

-Qué curioso, ahora que estas aquí, también tengo que decirte algo

-¿Sobre la chica? – asintió

-Sobre la chica

-Bien, resulta que hable con ella, o más bien, ella hablo conmigo, y me dijo que necesita uno de mis pulmones para salvar a su hijo

-¿Le crees?- me dolió aceptarlo, levanté los hombros

-Me mostró una foto

-Me llamó a las cuatro de la madrugada para que la llevara al hospital, su hijo está realmente enfermo, necesita de ti o morirá, además deberías verlo, ese pequeño es una copia tuya – no supe cómo responder a eso, otras cosas pasaban por mi mente, ¿Un niño de cuatro años así de enfermo?, sentí un dolor en mi pecho, pero la cabeza me daba vueltas

-¿Sabes dónde se están quedando?- agregó, aguardé por su respuesta – En el Sanako

-¡¿En ese hotel de cuarta?!, ¿ Pero no es allí donde se cometió un homicidio hace tres semanas? – hizo un gesto afirmativo con la cabeza, definitivamente ese no era lugar para una chica sola y un niño enfermo, ahora que mi  cabeza comenzaba a procesar lo ocurrido durante esa semana, sentí que tenía que hacer algo, mi primera acción generosa, después de todos esos días.

Leslie pov.

Fui de vuelta al hospital sintiéndome totalmente renovada y triunfante, al fin comenzaba a aparecer un rayo de esperanza para la desdichada vida de mi hijo y de la mía, me permitieron verlo esta vez, seguía recostado en esa camilla con una sonda conectada a su muñeca, al verme sonrió tan ampliamente que pareció como si toda la habitación se iluminase

-¿Cómo te sientes pequeño? – pregunté acariciando su mejilla

-Bien, me quiero ir de aquí, esta cosa me molesta – se quejó mirando el tubo que salía de su brazo

-Lo sé, pero ahora el doctor dice que tienes que estar aquí hasta mañana, solo hasta mañana, ¿Puedes esperar un día más?

-Si- respondió cabizbajo, no supe como levantar su ánimo – No podré ir a jugar de nuevo, ¿Verdad?

-Tal vez- dije tratando de deshacer el nudo que se había formado en mi garganta – Tal vez si puedas- pero me di cuenta de que él sabía la verdad y lamente el que no fuera capaz de llevar una vida normal – Lo siento bebé – bese su frente y apegue su cabeza a mi pecho mientras abrazaba su frágil cuerpo – Lo siento

-Tú no tienes la culpa mamá…- me dijo, pero por más que lo intentara la culpa parecía no querer retirarse de mi mente, seguía allí, conviviendo conmigo desde que a Ryu le diagnosticaron la enfermedad.

Aoi pov.

Ocho y treinta de la noche.

Ni rastro de la chica, veía la hora en mi teléfono a cada segundo, un minuto parecía una hora, hasta que al fin, a las ocho con treinta y cuatro hizo aparición la persona que esperaba, su mirada parecía más serena que por la mañana, se había arreglado y debo decir que hasta ese momento no me había fijado en ella con detención, no era para nada fea, pero distaba de ser mi tipo, tomó asiento frente a mí

-Reita me contó lo que sucedió hoy…¿C-como esta él? – pregunté con nerviosismo

-Se está recuperando, a veces le dan crisis, pero esta ha sido más fuerte que las otras- eso solo sirvió para aumentar la sensación de culpa

-Ya veo…¿Qué enfermedad tiene?

-Fibrosis quística pulmonar de tipo D – Levanté ambas cejas sin tener idea de qué se trataba la enfermedad, lo que al parecer ella notó – Es una enfermedad que va cubriendo los pulmones con un líquido que no permite respirar

-Y por eso necesitas un pulmón – asintió – Pero, ¿Tiene que ser mío?, creo que debes saber que fumo como condenado

-No hay otra opción, al ser de tipo D, el sistema de Ryu solo aceptaría un órgano o sangre cien por ciento compatible genéticamente, yo quise donarle el mío, pero resultó que no soy coincidente – me dio algo extraño al escuchar el nombre del niño

-Puede que yo tampoco lo sea

-Aun así, es la única esperanza que me queda, Shiroyama san yo- le indique que se detuviera con un gesto, eso de los honoríficos realmente me ponía incomodo considerando las circunstancias   

-Llámame Aoi, o Yuu, como quieras

-Bueno, Aoi – no hubo indicios de vacilación en su voz – Yo de verdad siento mucho haber tenido que llegar a amenazar, pero estoy realmente desesperada, espero que lo entiendas – si bien no me había agradado para nada el hecho de que me amenazó, esta conversación me dejaba más tranquilo

-Comprendo, pero de todas maneras me gustaría comprobar la…paternidad – jamás creí pronunciar esa palabra tan pronto – Con un examen de ADN

-No hay problema – aseguró

-¿Cómo te llamabas?

-Leslie

-Leslie, se dónde te estas quedando, ese lugar no es para un niño, así que… - hice una pausa y pensé bien en lo que iba a decir, los pros y los contras , pero si todo resultaba como creía que resultaría, todo iría bien y podría terminar con esa sensación de culpa que me nublaba la cabeza

-Quédate en mi departamento – dije mirándola a los ojos.

Burn the night away ( Un fic de The GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora