Capítulo Dieciocho : Un poco más de ayuda.

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Leslie pov.

-¡Mamá!, ¡Mamá despierta! – sentí unas diminutas manos remecerme el brazo, emití un sonido por lo bajo y me di vuelta hacia la pared, esta vez, todo el peso de Ryu se hizo presente sobre la cama, pasó por sobre mis pies y se recostó a mi lado, rió levemente y no pude evitar sonreír, abrí mis ojos y me encontré con los suyos observándome fijamente, acaricie su mejilla.

-¿Qué ocurre? – pregunte con la voz aún somnolienta

-Es muy tarde y todavía no te levantas

-¿Tarde? – la verdad estaba bastante perdida en la noción del tiempo, miré el reloj despertador del velador y me encontré con que eran las doce del día, ¡Maldición el trabajo!, prácticamente salte de la cama y me dirigí hacia el baño, en el pasillo me encontré con la apacible sonrisa de la señora Junko

-Oh, buenos días Leslie san

-Buenos días, dios, que vergüenza, disculpe, ya voy tarde para el trabajo

-¿Trabajo?, ¿No que usted no iría a trabajar hoy? – la miré sin comprender – Shiroyama san dijo que usted se sentía mal, así que él mismo llamó a su trabajo para decir que usted no iría a trabajar – explicó, de pronto todo volvió a mi cabeza, la manera en la que traté a Takumi, mi explosión emocional y todo lo que le conté a Aoi, un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordar sus brazos rodeándome, nunca pensé que él fuera a hacer algo como eso, y sin embargo lo hizo, quise creer con todas mis fuerza en que eso podía significar algo, quería creer que había posibilidades de que yo le gustara, pero había algo que me lo impedía, finalmente suspiré, me metí en el cuarto de baño y traté de que el agua se llevara todos mis miedos y preocupaciones.

Aoi pov.

-¿Entonces qué? – preguntó Uruha mirándome desdé el sofá del frente, yo estaba acostado en el sillón más largo, había decidido ir a su casa para desahogarme, pero no sabía si funcionaria del todo, me cubrí los ojos con un brazo

-¡No lo sé!

-¿Te gusta la chica?

-Se llama Leslie, y no, no me gusta

-Pero sientes algo por ella – negué con la cabeza, ese era mi problema, no estaba seguro de qué sentía por la chica, pero luego de lo que pasó ayer me confundí aún más, culpa, lástima, empatía, cariño, el solo tratar de pensar y aclarar mis sentimientos por ella hacia que sintiera que la cabeza me iba a estallar.

-¡No lo sé!, ¡Por eso estoy aquí!, dame algún consejo, que se yo, ¡Di algo!

-Yo no soy Reita – respondió divertido

-Es por eso que vine contigo, Reita ya no me da confianza

-¿Y por qué no? – me encogí de hombros, mientras que él solo guardó silencio y se me quedó mirando

-Eres pésimo como psiquiatra, ¿Sabes? – rió y sacó una caja de cigarrillos, estaba a punto de encender uno, pero saque una almohada de atrás de mi cabeza y se la lancé

-¡Qué demonios…!

-¡No fumes!

-¡¿Qué?!, pero-

-Ya no fumo – me miró sorprendido

-¿Tú?, ¿No fumar?, ¡No me hagas reír!

-No es broma, es enserio

-¿Y por qué?, ¿Decidiste comenzar a cuidar tu salud a esta altura de tu vida?

-Sí, además firmé un contrato – alzó una ceja – Es lo único que Leslie me hizo prometer

Burn the night away ( Un fic de The GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora