Capítulo Cuarenta y cuatro: Estas son mis promesas.

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Aoi pov.

Llegue a Japón a eso de las nueve de la mañana, el que no viniese acompañado y los lentes oscuros parecieron ser suficientes para pasar desapercibido entre la multitud que a esa hora atestaba el aeropuerto, tome un taxi directamente hacia el hospital, quería llegar lo más rápido posible con Ryu.

De camino hacia allá no dejaba de sentirme inquieto, por un lado estaba en extremo preocupado por mi hijo y por otro, me invadía un nerviosismo incontrolable al pensar que volvería a ver a Leslie después de todo lo que le hice. Luego de casi una hora de viaje el vehículo llego a su destino, baje y entre al hospital a toda prisa, sentía el corazón en la garganta, no tuve que preguntar dónde se encontraba Ryu, ya lo sabía de memoria, y entonces, al doblar hacia el pasillo la vi. Era ella, estaba sentada sobre una de esas sillas plásticas, tenía los codos apoyados contra las rodillas y sus manos sostenían su rostro cabizbajo, los colores con los que la recordaba al irme ya no estaban, habían sido reemplazados por una ridícula imitación opaca de los mismos, Haruka, sentada a su lado, fue la primera en percatarse de mi presencia, toco levemente la mano de la chica a su lado y me señalo con la cabeza, me congele, Leslie giro su cabeza hacia mí, sus ojos y nariz estaban rojos, sus cejas se arquearon drásticamente hacia abajo, pareció sorprendida de verme allí, se puso de pie y camino hacia mí con la mirada vidriosa, su rostro se hundió en mi pecho y mis brazos la rodearon como respuesta inmediata.

Aquella parte de mí que temía su molestia se alivió al sentirla contra mí, al sentir como sus manos estrujaban la tela de mi camiseta, estaba llorando, la sentía temblar de manera inconsciente entre mis brazos, sentía como sus lágrimas humedecían poco a poco la prenda que descuidadamente elegí ponerme esa mañana, acaricie su cabello y la atraje más hacia mí, apoyando mi mentón sobre su cabeza, oí algo parecido a un suspiro salir de su boca, suspiro que fue interrumpido por un sollozo que solo provoco que se aferrara más a la tela de mi camiseta.

-…Viniste – murmuro más tranquila sin apartarse de mí

-Se pondrá bien – la tome por ambos hombros y la mire a los ojos con más transparencia que nunca – No permitiré que le pase nada, te lo prometo, Ryu estará bien – Leslie esbozo una sonrisa débil y se secó las lágrimas con el  dorso de una mano

-…¿Quieres pasar a verlo? – pregunto, asentí, ella me tomo de la muñeca y me guio hasta la puerta donde se encontraba Ryu, abrí la puerta y entre, Leslie se quedó fuera junto a Haruka, el corazón se me comprimió apenas lo vi nuevamente conectado a una sonda que salía de su brazo y a esa mascarilla de oxígeno que le permitía seguir respirando, tenía los ojos cerrados, me aterraba el solo hecho de pensar que cabía la posibilidad de que no los abriera nunca más, me acerque a su camilla tratando de no hacer ruido y cuando estuve junto a él coloque una de mis manos sobre su frente, me ardieron los ojos, sonreí aunque no quería hacerlo, sonreí para disipar algo de la culpa que me embargaba al ver a mi hijo de cuatro años en ese estado, percibí como sus ojos se removían bajo sus parpados y poco a poco los abrió, una oleada de alivio me hizo su víctima, sus labios se curvaron en una sonrisa débil

-Papá – murmuro con una emoción apenas audible

-Hola campeón- respondí apartándole el cabello de la frente - ¿Cómo te sientes? – pestañeo un par de veces y reparo en sus brazos que yacían extendidos hacia arriba y conectados a esas sondas, sabia cuanto las odiaba, pero no dijo nada, aún parecía sedado - ¿Te duele algo? – añadí intentando sonar lo más sereno posible

-…No me gustan estas cosas – musito removiéndose en la cama como si tratara de quitárselas, lo detuve

-Oye, oye – murmure tratando de tranquilizarlo – No puedes quitártelas….

Burn the night away ( Un fic de The GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora