Capítulo 13

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Estaba ahí parado, vestido con unos jeans y una playera blanca, con su sonrisa que nunca faltaba.

– Hola. – le dije sonriendo con voz tierna.
– Hola, ¿puedo pasar?

Asentí y entró, me dió un abrazo tierno con una mano y cuando se alejó, vi que sacó una cajita pequeña de chocolates.

– Para vos

– Gracias, mis favoritos – dije mientras tomaba la cajita.

La verdad que estaba siendo un poco incómodo el asunto porque no sabíamos si besarnos era lo correcto, ni siquiera habíamos aclarado nada de lo que había pasado.
Lo hice pasar a la sala y fui a la cocina por el sacacorchos y la botella de vino.

– Dame, yo lo abro – abrió la botella y sirvió en las copas que sostenía

– ¿Querés? – señalé el membrillo y él asintió con una sonrisa

Nos sentamos en el sillón un poco separados, yo estaba nerviosa y sabía que él también. Todo esto era raro, raro tenerlo en casa, raro tomar vino con él y era aún más raro que nadie de los dos estaba hablando cuando normalmente siempre teníamos algo de que hablar.

– ¿Estás incómoda? – dijo tímido

– No, no – contesté rápido y un poco nerviosa– Es raro esto, nada más

Peter dejó su copa en la mesa y se acercó a mí, me tomó la mano y me miró a los ojos.

– Yo sé que es raro pero, ¿desde cuándo te ponés nerviosa conmigo, eh? – estaba burlándose tiernamente

– Vos estás nervioso también

– Vos siempre me pusiste nervioso – me dijo sonriendo acercándose más a mi

Con su mano libre me acariciaba delicadamente la cara y se iba acercando un poco más del cuerpo. No me dejó de mirar a los ojos en ningún momento y cuando estábamos lo suficientemente cerca sonreímos y me besó tiernamente. Estuvimos besándonos largo rato hasta que la temperatura empezó a subir, se recostó sobre mí y después de quitarme la blusa, la lancé y tiré la copa de vino.

– ¡AY! – grité al oír que la copa golpeó el piso. Peter se quitó rápido de encima mío – ¡Que boluda, por dios! – dije mientras me sentaba de nuevo. Peter se reía.

– ¿De qué te reís?

– De lo linda que estás – me decía mientras me ayudaba a recoger los pedazos de la copa

– Ay, calláte. – le dije mientras él me daba un beso en la mejilla.

Me levanté para ir a la cocina por papel y terminar de limpiar. Peter me trajo otra copa y me sirvió vino de nuevo.

– Perdón– dije riéndome – Casi ...¿no?

– Casi – suspiró Peter – Hay que hablar, ¿no crees?

– Eh.. sí – dije nerviosa mientras me ponía de nuevo la blusa

– No quiero arruinar el momento pero es necesario hablarlo – me decía mientras su mano me acariciaba la mejilla y yo asentía.

– Bueno, vos estás ahora en uno de los mejores momentos de tu carrera. Tenés tantas metas que.. yo no quiero ser una distracción, un obstáculo..

– ¿Vos estás loco, Pedro? – lo interrumpí – No entiendo porque pensás eso

– Sabés a lo que me refiero, de verdad no quiero.. – suspiró y le acaricié la mejilla

– Hey, no seas tonto. Sos alguien muy importante para mí, nunca serías un obstáculo. Distracción sí porque mírate, estás hecho un bombón – soltamos una risa los dos

No Es ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora