8. Lastimas y regaños.

22 2 0
                                    

Nicholas  Walker.

  —¿Porque lloras?— dije tratando de que se calmará ya que había tomado muy a pecho lo que dije.

  Aunque admito que si a mi me hubieran dicho eso le meto un solo golpe.

  De repente y sin previo aviso se cae la luz. Michelle pega un grito y pega un salto hacia mi haciéndonos quedar juntos.

  Algo de lo que me pude dar cuenta de ella es que cuando no hay Luz empieza a escuchar voces, o eso me lo imagino. Cuando llegamos a la casa se desplomó y cuando traté de preguntarle sonrío como siempre lo hacía y cambio de tema.

  La abrazo y siento como solloza en mi pecho, aprovecho ser una cabeza más alta que ella y apoyo mi barbilla encima de su cabeza.

  ¿Es que la gente no se seca?.

  Y sin ser previsto la luz regreso, me separe lentamente de ella y vi su nariz roja y sus ojos sin brillo, algo que odiaba ver porque ¡Joder sus ojos son impresionantes!.

  No me di cuenta que me quede hipnotizado viendo sus ojos hasta que ella se separó completamente de mi.

  —¿Quieres saber porque reaccione así a lo de mi hermano?— me preguntó sentándose en el piso y repetí su acción mientras asentía. Me sentía como un niño hablando así con ella, me sentía chiquito, como si estuviera reviviendo mi infancia.

  Se siente bien.

  Algo que también admiraba de ella es que logra sonreír sin problema, sin sentir la sonrisa o como si nunca hubiera pasado nada.

  —Me encantaría que él fuera así con todas las personas, pero no es así, él es un niño autista—dice y mira hacia su pecho.  

  El corazón se me apretujo y me froté la cara con las manos.

  —Voy a bañarme, siéntete como en tu casa, eso si, sal de mi cuarto— dice y río saliendo.

  Escuché como le ponía seguro a la puerta y después de asegurarme que todas las luces estuvieran prendidas me fui.

  ¿¡Porque nos vamos?!

  Porque no me voy a quedar ahí. ¿Porque?

  Me monte en mi carro y me dirigí hacia la casa.

  Cuando entre vi a Travis jugando carritos y los veía como si los pensara.

  —Hola campeón— dije acuclillado al lado de el.

  El sonrió cuando me vio y me saludo simplemente con la mano.

  Saludé a Elizabeth y a la niñera de los niños y me fui a mi cuarto.

Dos semanas después...

  Dos semanas, dos semanas en la que Michelle viene todos los días a recoger a travis y ni siquiera me dice Chao, aunque yo tampoco.

  Hoy me tuve que levantar más temprano de lo normal ya que teníamos práctica en la mañana y en la tarde porque había entrenamiento, tan intenso porque había partido hoy.

  Llegue al colegio y vi a todos en la cancha mirar a una banca al frente del estadio, la banca era blanca, igual que la chica que posaba sobre ella, las hojas de los árboles que caía sobre ella eran amarillas, como el cabello de la chica que posaba sobre ella, el clima del día era triste, igual que la chica que posaba sobre ella.

  —¿Qué pasó? ¿Qué ven?— preguntó cómo si no hubiera detallado nada.

  — A ella—  responde Michael.

  —¿Que pasa con ella?— dice Ian llegando a mi lado.

  —Es que es tan...

  —Perfecta— completa otro chico.

  —¿Creen que tenga novio ?— pregunta otro.— ¿Y si la invito a salir? 

  —No puedes— digo rápidamente.

  —¿por qué?— en este momento tengo la atención de todos.

  —creo que tiene novio— murmuró acordándome de ese tal ¿Adam? ¿Se llamaba así? Aunque realmente no me importa.

  Ella estaba sentada en la banca con su teléfono al lado y un cuaderno en las piernas mientras mordía la punta del lápiz y arrugaba la cara.

  Seguramente está estrenada o concentrada.

  —Vamos todos a preguntarle— dice uno y todos empiezan a decir "vamos" y nos aproximamos a ella.

  —hola preciosa— dice Michael llamando la atención de ella, ella levanta la mirada de su libro, nos mira y sonríe, otra vez, sin ganas.

  —hola...— murmura.

  —Me llamo Michael...— le extiende la mano a lo que ella se la acepta— ¿Y tú eres?

  —Michelle.

  —Michelle, qué bonito nombre.

  — Y Michelle, Cuéntame, ¿tienes novio?— Michelle frunce el ceño y parpadea.

  —sip— dice como toda niña inmadura que es. Ruedo los ojos y un chico suspira.

  —¿Ah sí?— ella asiente sonriente y mira a Michael

  —¿Cómo se llama?— pregunta. No sé porque pero yo también quería saber quién era.

  —Alessandro— ¿ese hijo de mierda? ¿El qué la llamó puta? ¿El que se beso con su mejor amiga?

  De un momento a otro me veía yendo a la mitad de la cancha hecho furia ¿Tan poquita dignidad tiene?

  Y sin haberlo visto llegó el entrenador, nos llamó a todos y empezamos con el entrenamiento.

  Y aquí estaba, en la fiesta del equipo por haber ganado, era un contrincante fácil, pero la otra semana será más difícil.

  Estaba yo en la barra pidiendo otro trago mientras que Marcie trataba de montarse encima mío, pero realmente solo quería tomar, no emborracharme, solo tomar, olvidarme de esos ojos azules que embarcan mi cabeza últimamente.

  —Mi amor ¿Qué tienes?— pregunta agarrándome la cara.

  —Marcie no quiero ser más tu novio, adiós— y ella sin más se alejó.

  Eso era lo que más me agradaba de ella, que si yo le decía que ya, ella y yo no nos encontraríamos ni en el almuerzo. La vi irse algo aturdida a donde sus amigas y luego empezó besar a Michael. Negué la cabeza lentamente y me levante.

  Salí de la casa y encendí un cigarrillo que estaba en mi chaqueta, aspire el humo, como si aspirara mis problemas y como sin interrupciones los sacaba. Ojala la vida fuera asi de fácil.

  No entendía porque Michelle, siendo una chica tan bella, extraordinaria, eligió volver con un chico que la llamó puta, es decir, entiendo a Marcie, porque es la naturalidad de ella, pero ¿Michelle? ¿Enserio?

  Y como si hubiera sido invocada la vi bajar de un auto negro, lo primero que le vi fueron los tacones de aguja, bajitos, pero matadores (Ahora que lo pienso, no sé cómo las mujeres hacen de todo y finalmente complacen a la vista del hombre, usan tacones, vestidos, maquillaje, se afeitan, se arreglan el cabello.. Nosotros de broma nos bañamos) ; luego sus blancas piernas y el borde de un vestido color salmón, cuando salió completamente vi que traía el pelo suelto y lo mínimo de maquillaje, venía con Kara y Nathan, el cual era muy obvio que babeaba por Kara.

Pasaron al lado mío y Nathan se me acercó, si, es un amigo de viejos tiempos.

  —Que hay hermano, te presento a Michelle y su amiga Kara— las dos se ríen y yo igual— vayan pasando, voy a hablar con el.

  Ellas se fueron y junto a mí, Nathan se puso a fumar, hablamos, como viejos amigos que somos y me quedo pensando -..." Y su amiga Kara"... ¿Amiga?

En multimedia Michelle Díaz.

NicholasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora