14. El lago.

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Nicholas.
                
  Michelle se durmió a mi lado luego de haber dicho que se sentía asqueada por haberme besado luego de Marcie.

  Lo que pasó con ella es que luego de que me dijera eso me besó, y no me negué, necesitaba relajarme, he estado muy tenso todos estos días y bueno, terminamos en un salón.

  La vi dormir y vi cómo arrugaba el ceño y se acurrucaba más contra sí misma.

  Ahora lo que tengo en mi cabeza es. ¿Quién en Luke? O bueno, si se, pero no exactamente, solo dijo que fueron novios y que él la engañó con Kara.

  Yo no sé que se la pasa a la gente por la cabeza cuando piensan en engañar a alguien, ¿es que ellos no tienen conciencia?

  Pasaron dos horas y empezaba a hacer más frío, mire a Michelle y daba señales de que se iba a levantar.

  Luego de cinco minutos ya estaba sentada al lado mío viendo al cielo.

  —Quiero entrar al agua—dijo de repente parándose.

  —No Michelle—dije, podría tomar un resfriado con el frío que hacía.

  —No te pregunte—dijo y negué la cabeza mientras reía.

  «Qué niña tan testaruda.» Y aún así esa niña te encanta.

Quizás.

Ella se quitó la chaqueta del uniforme seguido de la corbata y por último la camisa quedando en puro sostén y falda, se bajó la falda y decidí meterme al lago. De todas maneras la necesitaría. Necesito un baño de agua fría. El sostén de ella es negro sin encaje, algo sencillo y los senos chiquitos, pero no podía faltar ese detalle matador, tiene un lunar en la parte de arriba del seno derecho.

  Ella agarro y se lanzó de una vez.

  — ¡No!— ¿Cómo ella va a hacer eso? ¿Y si es muy bajito el lago y se estrella? ¡Oh coño verdad que ella no sabe nadar!

  Me quito la camisa, los zapatos y el jean, me lanzo y bajó del agua está ella, viendo todo a su alrededor, como si no le faltará aire, me miró y sonrió, la agarre y salí del agua con ella.

  El lago es algo hondo, no tanto, pero ella en todo caso tendría que estar en puntillas para que le llegue solo un poco más arriba de la boca.

  —¿Sabías que Marcie está embarazada?—le preguntó luego de un rato largo de conversación sin sentido, ella deja de sonreír y vuelve a hacerlo.

  —Felicidades, serás papá—susurra y me abraza, yo la abrazo, porque, no lo puedo negar, me encanta su tacto y es impresionante como mi cuerpo reacciona a su tacto tan rápido.

  —No se si es mío Michelle —ella se aparta.

  — ¿Ah no?—niego y ella asiente-—¿Entonces?

  —no sé sabe aún

  —Ah ya—susurra.

  Seguimos hablando de cosas sin sentido y se puso a llover.

  —yo sabia—dije riendo y ella rió conmigo.

  —Y bueno, por eso es que quiero estudiar psicología. ¿Sabes? A ti te daría la cita gratis porque la tuya es muy urgente— ella sigue hablando mientras se mojaba.

  —¿No vamos a salir?

  —Por eso digo que necesitas ir al psicólogo. Nicholas estamos en un lago, ya mojados, y de hecho no es cierta la teoría de que si te mojas con agua de lluvia te da un resfriado, aunque sí te mojas con lluvia es recomendable tomarte una vitamina, porque, además...—dice ella tratándose de explicar y olvidando por completo la lluvia, haciendo que yo también la olvide.

  —¡Nicholas!—exclama riéndose al tirarla, ella trata de llegar a mi en un nado como de perrito y se cuelga de mis caderas.

  —Tienes los labios morados, deberíamos de salirnos—le susurré, ella me mira y asiente.
Nos salimos del lago y ella se pone el uniforme de nuevo, se le pego al sostén y la mire pícaramente haciendo que me mire mal.
Salimos corriendo hacia el auto y allí adentro pongo la calefacción.

  A comienzo del viaje ella se pone a hablar sobre sus futuros, lo tiene prácticamente todo preparado, no elaborado, pero sabe lo que quiere y lo que no, tiene todo eso claro.

  —¿Y tu? ¿Qué quieres ser de grande?—me pregunta, yo sonrío incómodamente, porque ¡Vamos! Tú no le vas a decir a alguien que tiene su plan prácticamente elaborado que no sabes ni qué estudiar. Ella se dio cuenta y se sentó de indio en el asiento—Quédate tranquilo, la mayoría de los hombres no saben lo que quieren hasta que lo prueban, es común que ellos a tu edad no sepan que estudiar, no creas que todos los de tu edad ya saben que estudiar, quédate tranquilo—me tranquiliza y sonrío.

  «Ella sabe como hacerte sentir mejor.»

  — ¿Porque dices que necesito un psicólogo urgente?—le digo y ella ríe.

  —Pues  porque querías salir del lago ya estando mojados, además me lanzaste a una piscina sabiendo que no sabía nadar—sonríe y le sube volumen a la radio.

  —¿Qué tal si seguimos con las 20 preguntas?—ella asiente y me hace un ademán. —¿Porque no puedes estar sin luz?—ella rueda los ojos y resopla.

  —Soy muy paranoica, empiezo a imaginarme de todo, y más esas noches donde trataba de dormir pero escuchaba a los padres de Kara gritarle y abusar de ella, o esa noche, en la que mi padre le fue infiel a mi mamá, estaba tratando de dormir pero no paraban de pelear—dice ella, sé queda mirando a la carretera y le hago un ademán. —¿Ian es tu hermano?

  Yo río y ella me mira.

  —lo que pasa es que los padres de él casi no están en casa, como los míos—digo esto último en un susurro y continuó—así que simplemente nos acompañamos en todo.

  Ella se queda callada sin saber qué decir, pero no era necesario.

  El viaje a casa se quedo silencioso, exceptuándome el sonido de las gotas golpeando el carro y ya casi llegando Michelle hablando.

  —No lo hagas... Te lo pido... Kara no—subía la voz cada palabra que decía y la mire, seguía dormida— ¡Kara que no!—en ese justo momento sonó un estruendoso trueno y ella se levanto de golpe yendo hacia la guantera.

  Frene el carro rápidamente y puse la mano en su pecho, casi se estrella.

  —Joder—susurro—Por algo se dice que se pongan el cinturón—masculló y ella me mira con la cara adormilada.

  Estacionó en su casa y bajamos los dos, ella sube sin decirme nada y me dirijo hacia dónde está Ian.

  Hoy era el gran día esperado del esperado por todo el instituto, jugaríamos contra los lions, un instituto de prácticamente al extremo del país.

  Estábamos entrenando mientras las chicas hacían porras para esta noche, si ganábamos seriamos por tercera vez consecutiva campeones.

  Llego la esperada noche y prácticamente la cancha estaba a estallar, mire a los del equipo e Ian dio las palabras inspiradoras, yo no servía para eso.

  Nos anunciaron y salimos con la bulla y estruendo de casi todo la cancha, uno que otro abucheo, pero ganábamos de estruendo.

  Busque con la mirada a mi compañía todos estos días y la encontré ahí, en primera banca, ella me sonrió y me saludo con la mano, le tire un beso en el aire y río exageradamente, nos acercamos a la mitad de la cancha y vi al chico que le dio el papel a Kara, es el capitán del equipo.

  Me miró y guiño un ojo, rodé los ojos y empezó el partido, Se lo lance a Ian y él se lo lanzó a Michael, corrí a la cancha de ellas y Michael me lo lanzó  a mi.

Ya con el primer punto.

NicholasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora