Michelle.
Reviso de nuevo el computador, sin creerlo por completo. Me froto los ojos y vuelvo a mirar el computador.
— ¡Pase! ¡Pase! ¡Chicos pase!— salto y abrazo a Chip del cuello. Me cuelgo como un mono y grito.
Desde que Milán se fue de viaje, -que por cierto, quedan solo dos días para que regrese.— he pasado casi todos mis días con Chip y Colle.
Me suelto de Chip y salto sobre Colle.
— Esa inteligencia se hereda.— soltamos carcajadas.
He pasado geografía, lo hice.
— ¿Por que tantos gritos?— mamá entra con un plato de galletas a la sala.
— ¡Pase geografía! — grito abrazándola. María me abraza con ternura y no puedo evitar tener una pizca de nostalgia.
« ¿Mis padres me hubieran tratado como lo hizo María al saber que me iba a reparar?»
No lo sé, pero tampoco creo querer averiguarlo.
— Felicidades linda.— me da un beso en la frente.
Escuchamos como la puerta de la casa se abre, y al compás se cierra.
— ¡Traje la cena!— escucho el profesor de geografía entrar a la cocina.
Corro hacia el, y cuando me mira de paraliza con una sonrisa. Imito su acción.
— ¡Pase!— grito.
— ¡Pasaste!— me imita.
— ¡Pase!
— ¡Pasaste!— Hola papá. — dicen los chicos entrando a la cocina, en unísono.
— Hola chicos.
Y es que, ¡Si señores! Mi profesor de biología es padre de Chip y Colle, hermano de mi mamá y, obviamente, tío mío.
Empezamos a comer el arroz chino, entre carcajadas y sonrisa.
Mientras lavo la loza, mi tío me ayuda a secar los platos y a ponerlos en el puedo, y decido preguntarle.
— ¿Fue a posta?— me volteó colocando mis manos en la encimera.
— ¿Ah?— deja de secar los platos.
— Me pásate... Eh... ¿Por ser sobrina tuya?— el niega y sonríe.
— No Mitch. Como te dije, eres inteligente, más de lo que crees, puedes revisar internet para que veas tus respuestas.— se encoge de hombros y sigue secando los platos. Sonrió.
— ¡Milan!— corro hacia el y enrosco mis piernas en su cadera.
— ¡Lindaaaa!— grita llamando la atención.
— ¿Enserio te parece linda?— me bajo rápidamente de Milán, al escuchar el comentario de Rotzan.
— Si, niño, también me alegro de verte.— ruedo los ojos, y sonrió.
— ¿Y mi abrazo y enroscada de cintura?— dramatiza y le golpeó el pecho.
— ¿Y yo? Bueno, ajá.— abrazo al latino con fuerza.
— Me siento ignorado. Abrazaste a todos.— dice Rotzan.
— ¡Michelle!
— ¡Michael!— me acerco a Ian, Michael y a Nicholas
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Nicholas
Novela JuvenilElla, una chica de dieciséis años recién cumplidos, es como cualquier otra chica, divertida, simpatica, celosa, pulcra, terca, como cualquier otra, pero para él no lo es, para el ella es distinta a las demás y que tiene algo en sus ojos que lo mata;...