32. La verdad

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Michelle.

— Es aqui.— nos bajamos frente a una casa rural. Parecida a un chalet.

Me bajo del auto sin esperar a que Milán se estacione bien.

— Eres una pesadilla— murmura bajándose del auto.

Milán tiene un traje negro, como si viniera de estar en una conferencia muy importante.

Abre la puerta girando simplemente el manojo.

Que seguridad. Ruedo los ojos pero entro sin decir nada.

  — Mamá, llegamos— Milán deja las llaves en la mesa. Nadie respondió por lo que resople frustrada. — ¡Mamá!

— Me estás tomando el pelo Milán, vámonos— me voltee dispuesta a salir pero una voz me pauso.

— ¿Michelle?— cierro los ojos.

Decir que tenía miedo de voltearme era una blasfemia. Estaba simplemente aterrorizada.

— ¿Michelle?— escucho como baja las escaleras de madera y lentamente volteó.

Abrí la boca en un jadeó. Me empezó a dar miedo de que mi mamá y esta señora se parecieran demasiado.

— Si, soy yo— digo recobrando la compostura.

— ¿Quieres galletas? De avena y miel— mis favoritas.

— Está bien.

— Milán, trae café para tu hermana.— cierto los ojos fuertemente.

  Hermana.

  La señora, que debe tener dos o tres años que mi mamá se sienta en una mesa pequeña, como de cafetería y me indica que me siente allí.

— ¿Que quieres saber?— dice.

  Milán trae el café y las galletas y sin dudarlo agarro una.

  — Todo.

  — Está bien—suspira. — tu mamá y yo nos conocemos desde chiquitas, muy chiquitas a decir verdad. Casi siempre estábamos juntas y eso me hacía muy feliz. Era como mi mejor amiga. Conocí a tu papá, un chico muy varonil y bastante respetuoso. Poco a poco me fui enamorando de el, hasta que quede embarazada.

« El acepto a Milán como su hijo, pero a los cuatro meses de el haber nacido empezaron los problemas, y nos separamos. Luego salió con mi hermana, los odie a los dos ambos hasta que descubrí que estaba embarazada de el...»

  « No podía odiar a tu padre teniendo algo de el en mi vientre creciendo... Decidí no decirle nada, hasta que se dio cuenta. Él solo se los llevaba los fines de semana y los traía los lunes. Luego mi hermana le dijo algo y pidió solo tú custodia. En esos momentos yo estaba baja, monetariamente, así que ganaron»

  « Había veces en las que te saludaba en la calle y te colocabas a llorar, eras solo una niña y te sometimos a eso... No me dejaban acercarme a ti y tampoco a Milán, lo único que tenía de ti era lo que me decía el. Decidí no terminar de arruinar tu vida y me alejé.»

  « Mi hermana se quedó con tu padre y Contigo»

  ¡Esperen que!

  Es decir, ¿Mi mamá es mi tía? ¿Mi tía es mi mamá? ¡Oh por Dios! ¡Mi mamá es una criatura demanda cruel! ¿¡Que mierda le pasaba?!

  — Perdí contacto total con ella, hasta que simplemente ni para Navidad nos veíamos.— se le habían caído unas cuantas lágrimas y no lo soporte.

NicholasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora