Nicholas

12. La policia.

Nicholas.

  Veo a Alex y Nathan enciende la luz, Alex está llorando, dirijo mi mirada hacia Kara y ella también está llorando. Pero ¿Porque?

  Ok si, la película es bonita pero ¿para llorar?

  « Acuérdate de que son mujeres» me dice mi consciencia mientras se rasca la sien.

 Por último dirijo mi mirada hacia mi hombro para ver a Michelle babeando. Río por su posición y por la cara que tiene, tiene la boca abierta.

  Cuando traté de besarla -que ni yo sé porque, creo que fue la calentura del momento- y ella me puso agua en la boca supe que no sería fácil pero también pensé.

  ¿Lucharé por ella? ¿Y si mejor nos quedamos como amigos? No me gusta y es la verdad, solo me atrae su forma física.

  Los chicos se pusieron a hablar de las carreras que habrán mañana y finalmente se durmieron Alex y Kara.

  Alcé a Alex con cuidado y le metí en el cuarto de Travis -en el cual ella se estaba quedando- y salí sin hacer mucho ruido.

  Entre a mi habitación y luego de varias vueltas encima de mi cama me dormí.

  Salí de la habitación y camine hacia la cocina, ahí me encontré a Michelle cocinando panqueques y me miro.  

  —Buenos días— pronuncie, ella sacó el último panqueque y sirvió dos que tenía en otro plato —¿Los demás?— pregunté mientras ella ponía un poco de miel a la comida.

  Ella sirvió dos vasos de jugo y me senté tras la barra.

  —Dormidos— dice, agarra un plato y un vaso, me los extiende y sonríe — Ten— agradezco riéndome y ella se pone a hablar de cómo eran sus amigos de antes.

  Se puede decir que Michelle habla hasta por las orejas, habla habla y habla sin cansarse.

  —Te voy a preguntar algo—sonríe como triunfadora y enarcó una ceja —¿Qué pasó ese dia?— y le conté todo lo que pasó cuando prácticamente casi muere.

  — pudiste haber muerto—  le digo.

  —lo siento, yo en realidad, no sabía yo, ¿Quién me vio asi?— pronuncia preocupada.

  —Nadie, ellos estaban muy ocupados peleando.—recuerdo rodando los ojos y ella ríe.

  —Gracias— susurra realmente apenada por lo que pasó.

  —no te preocupes, solo no te acerques más a ese bar tender —le digo en el mismo tono que ella.

 —  ¿y eso? ¿Por?

 — El droga a las mujeres y luego abusa de ellas para volver a drogarlas y dejarlas fuera del país—ella pone una cara de terror y yo me río con ella.

«Mientras que yo esté con ella nunca le pasará nada.» y era la verad. Había algo , un instinto, como paternal que me hacía protegerla, no perderla ni un segundo de vista, sin embargo paternal no era, un padre no piensa obscenidades con su hija.

  —Buenos días— susurra Nathan entrando a la cocina mientras bosteza.

  —¡Vamos!— grita Michelle en la puerta de la casa.