27. Misterios.

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Nicholas.

Michelle me agarra la mano vendada. Suspiro sabiendo lo que viene.

  — ¿Qué ha pasado?— susurra.

Ian se levantó para llamar a su mamá  y decirle que todo está bien , mientras que mamá y papá se fueron a casa a descansar. Yo por mi parte no quise irme del hospital hasta verla.

  — Un encuentro con el espejo del baño y yo— ella voltea como puede frunciendo el ceño.

  — Nicholas— me regaña.

  — No te preocupes— le doy un beso en la coronilla y suspira.

Corriendo desde el ascensor se aproxima Milan. ¿Qué hacía el aquí?

  — Michelle— dice jadeando. Michelle se voltea y me ve. Yo la miro mal.

  — Yo no dije nada— susurró.

  — Tenemos que hablar, es urgente— Michelle se levanta y me da un beso extrañada.

  — Estaré en la cafetería— susurró.

Y se van.

Michelle viene corriendo hacia mi y con lágrimas en las mejillas, atrás de ella esta Milan corriendo también.

Me paro alarmadamente.

¿Qué le hizo este cabron?

Ian se para al ver que yo me pare. Milan agarra de un brazo a Michelle haciendo que ella voltee.

  — Michelle ¡por una vez en tu maldita vida escuchame!- zarandea a Michelle.

Yo me aproximo a pasos largos a ellos y agarro a Michelle separándola de el. ¿Quién se creía para zarandearla?. Empujó a Milan y este se cae. Ian se aproxima a nosotros poniéndose un paso al frente mío.

  — No Milan, ya dijiste lo que tenías que decir, ahora. ¡Vete!- exclama. Milan se para y se acerca a mi. Ian se pone entre los dos y coloca una mano en el pecho de el.

  — Milan, creo que ya debes irte.

  — Piensa en lo que te dije Mitchie— le guiña un ojo.

  Y se va.

Ian voltea, rueda los ojos y ve a Michelle. Parece perdida en su propio mundo, esta pálida, ahogada en un suspiro y las lágrimas han dejado de rodar por su mejilla. Otra vez no.

Michelle me ve y luego a mi mano que esta aferrada a su brazo. Se sacude para evitar que yo la siga agarrando.

  — ¡Sueltame!— espeta, ve a Ian y suspira— Estaré en la cafetería, no me busquen— y sin más se va.

Cuando estoy a punto de seguirla Ian pone una mano en mi pecho, niega con la cabeza y se sienta.

— ¿Sabes por qué Kara estuvo conmigo?

Me siento al lado de él.

El me ha escuchado muchas veces, ahora era hora de que yo lo hiciese.

— Yo era una maldita apuesta— se ríe. Se jala el cabello y se rasca la cabeza— ¿Puedes creerlo?

— No, realmente no lo puedo creer— susurro sorprendido.

NicholasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora