Michelle.
Dos meses después...
— A ver Michelle, le dire a Michael que no has podido visitar a Samuel porque estabas vomitando.— Y no era mentira.— Trata de ser lo más discreta posible, y llámame cualquier cosa, ahí viene, besos.
Y me colgó. Respire profundo antes de volver a vomitar. Decidí hacerlo, no creo que esto sea pura casualidad y eso me está asustando, no puede.
— Linda, voy saliendo, ¿Estás lis... Michelle?— Escucho como Gabriel entra a la habitación.— Oh mierda, ¿Estás bien?
Gabriel se ha vuelto en mi mejor amigo últimamente, siempre me ha ayudado a estar con los pies sobre la tierra, y más después de que se fuera Nicholas.
— A ver Michelle, esto ya no es casualidad, alístate que te llevaré al hospital.Y así fue, me aliste y cuando quise entrar al auto me mareé.
— Solo pasa, Michelle.
Cuando me baje en el hospital me volví a marear pero lo ignore.
— Me llamas para que te busque.
Y se fue lanzandome un beso por fuera de la ventana.
Me arme de valor y entre a la recepción, di mis datos y veinticinco minutos después me hicieron pasar.
— Okey, Michelle, soy el doctor Ángel, voy a trabajar contigo el día de hoy, vamos a hacerle un control completo, ¿Me puede decir que ha sentido estos últimos días?
El doctor Ángel se acercó con una libreta y me miró a través de sus lentes.
— Mareos y vómito.
— ¿Ha comido bien?— comienza a tomarme la tensión y a enfocarme los ojos con una cegadora luz.
— Si...— UNA VIL MENTIRA.
— ¿Está usted mintiendo?
— ¿Tan obvia fui?
— Pues si, ¿Por qué no ha comido bien?
Deja sus aparatos de lado y suspiro.
— Hay muchas cosas que no me apetece.
El doctor frunció los labios y asintió con el ceño fruncido, se volteó y acomodo unas pantallas y unos potes en una mesilla.
— Y dígame, — dijo aún sin mirarme.— ¿Cuando fue la última vez que tuvo su periodo?
Se volteó colocándose unos guantes, conecto unas cosas y como no me escucho responder alzó las cejas.
— Hace más de seis semanas...— él asintió.
— Suba la camisa, por favor.
¡Ay no mierda! ¡Por favor!
— Pero...
— ¿Usted tiene la posibilidad de estar embarazada?— ignoró totalmente mi reproche y levantó mi camisa.
— ¿Que? No, no, no, no... Imposible.— me reí, pero a él no le daba gracia.
— ¿Cuando fue la última vez que tuvo relaciones sexuales?
— Soy virgen.
— Michelle, se lo repetiré una vez más, ¿Cuándo fue la última vez que usted tuvo relaciones sexuales?
— Hace dos meses...— murmuré.
— ¿Uso condón?
— No me acuerdo.
— ¿Como no se va a acordar, acaso usted es una...?
— ¡¿Que?! ¡No!
— ¿Por qué no se acuerda?
— Porque fue algo apresurado.
El alzó las cejas esperando más.
¿Y a este que mosca le picó? Habíamos venido para ver mi salud física, no mental ni cuántas relaciones he tenido.— En ese momento ya no éramos novios, y el se iba el día siguiente, ¡No me acuerdo! ¿¡Ok?!
Me altere, pero el pareció no notarlo, solo asintió en silencio y agarro una máquina parecida a un micrófono, la paseó por mi tripa y en la pantalla de enfrente aparecieron muchas manchas, unas blancas y otras negras.
— ¿Sabe usted lo que significa esto?
Señaló una mancha en la pantalla y yo negué rogando para que no fuera lo que creo.
— Que usted será madre. Felicidades Srita. Díaz.
¿Ahora sí me llama de señorita y con mi apellido?
— La espero en mi despacho.
Y con eso se fue.
Embarazada... Estoy, embarazada, hay un bebé en mi abdomen, yo...
No lo aguanté más y solloce, lágrimas bajaron de mis ojos, ya no tendría tiempo suficiente para mi vida, pero si para criar una nueva...
Me limpie la cara y entré al despacho del doctor, el escribía algo en su libreta y luego me miró. Suspiro y lo sentí, sentí que me juzgaba, que era una irresponsable, que con dieciséis años -casi diecisiete- y ya estaba embarazada. Y lo sabía, sabía que no iba a ser la única persona, se me llenaron los ojos de lágrimas y me recosté a la pared, me arrastré hasta el piso, abrace mis piernas y solloce.
No fue sino hasta que lo sentí rodearme con sus brazos que me di cuenta de que se había levantado, el doctor me acariciaba el cabello y dejaba que yo mojara su camisa con mis lágrimas.
— Yo no la juzgo, Srita. Michelle, solo buscaba una idea para que no se sintiera vacía, lo siento.
Cinco minutos después, estaba yo sentada frente al doctor, me preguntaba datos y yo se los decía, me dijo que sería mi ginecostetra, y que fuera cada dos semanas a ver cómo reaccionaba mi cuerpo.
Me dirigía hacia al ascensor leyendo y releyendo el papel, una y otra vez, Michelle Díaz. Test de embarazo + cuando sin querer alguien chocó conmigo haciendo que se me resbale el papel, me trate de agachar pero la chica lo recogía, y de chismosa lo leyó, cuando me miró a los ojos... ¡Mierda! ¡Noah! La chica de la universidad. Me tendió el papel.
— No, no, no se lo digas a nadie...— susurré.
Ella sonrió y Vi como sus ojos se cristalizaron.
— Felicidades.— y me abrazó, y me jure pensar que gente como ella, habrían más. Solloce en su hombro y solo nos alejamos...
Cuando baje por el ascensor y busqué en el estacionamiento visualice el auto de Gabriel, suspiré y entré al auto.
El arrancó sin decir nada, y yo tampoco quise decir nada, estábamos a dos cuadras de llegar a la casa cuando quiso romper el maldito silencio.
— ¿Y que bacteria estúpida interrumpe en el estómago de mí no hermana?
No pude evitarlo, reí y se me aguaron los ojos.
— Un bebé...
—¡¿Que?!— freno rápidamente, y cuando recibió pitazos, se colocó en la orilla.— ¿Que pasa con el papá...?
Nicholas... ¿Qué pasaría con el? A ver, está reconstruyendo su vida, no creo que quiera tener un peso más... Quizás más adelante se lo digo, y, aún no es seguro, ¿Si me lo quiere quitar?
Gabriel me da un beso en la frente, gracias a Dios cuando llegamos no había nadie, y lo primero que hice al encerrarme en mi cuarto es quitarme la camisa y con la emoción en mis ojos verme al espejo. Gabriel entró y sonrió.
— Felicidades, mamá.— abrazo mi vientre desde atrás y me volví a colocar a llorar, nos acostamos en la cama y lo último que me acuerdo es el tacto de Gabriel hacia mi abdomen.

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Nicholas
Fiksi RemajaElla, una chica de dieciséis años recién cumplidos, es como cualquier otra chica, divertida, simpatica, celosa, pulcra, terca, como cualquier otra, pero para él no lo es, para el ella es distinta a las demás y que tiene algo en sus ojos que lo mata;...