Thinking of you || Edson Puch

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                El Edson no me había creído nada pero era cosa suya, yo lo intenté, pero quizás era mejor que no me hubiese creído, así por lo menos el Johnny no iba a perder a su familia... Pero lo que es yo, estaba muy mal me dolía mucho que el Edson me hubiese confiado en mí, que no me hubiese creído. Me dolía demasiado que prefiriera a mi mamá antes que a mí... Aunque ya nada importaba iba a volver a mi sur querido apenas terminara el partido de Chile v/s Argentina.

Chile ganó la Copa Centenario estaba muy feliz por los chiquillos, sabía que era muy importante para ellos. Saludé al Erick, al Enzo, al Charles y al Johnny, luego de eso me despedí del Raúl para irme al hotel a buscar mis cosas para irme a mi Chile bonito. Había sido un tiempo bonito aquí en Estados Unidos, no me arrepentía de venir porque fue bacán conocer a los chiquillos de la selección, al Raúl e incluso al Edson que me demostró que no importaba lo mucho que protegía mi corazón contra los demás de alguna manera él igual se infiltró en él... pero me había ganado mi primer corazón roto y era terrible, pero valía vivir la experiencia.

Luego de tomar mis maletas y todas mis cosas del hotel tomé un taxi hacia el aeropuerto de Nueva York, lo malo es que había un taco terrible sentía que no iba a llegar nunca.

Me demoré muchísimo en llegar al aeropuerto, pero aún estaba a tiempo para llegar a mi avión. Me dirigí a donde tenía que dejar mi maletita, le pasé la maleta a la tipa y se la llevaron. Luego me puse en la fila de la policía internacional para poder irme a la sala de embarque.

La fila era un poco larga pero avanzaba rápido, ya estaba a punto de llegar mi turno, solo faltaban dos señoras que estaban delante de mí. Una señora avanzó, ¡Bien!

—¡Flaca! — escuché un grito. ¿Qué mierda mi cabeza? Ya me estoy volviendo loca, estoy escuchando la voz del Edson. Enloquecí definitivamente, era imposible que el Edson estuviera aquí si él estaba en el estadio celebrando la Copa Centenario. La señora avanzó, así que ahora era mi turno—¡Flaca, NO, espera! — me giré, en verdad no lo estaba imaginando, era el Edson. Estaba ahí, venía corriendo y estaba aún vestido con la camiseta, el short y los chuteadores.

—¿Edson pero qué haces aquí? — le pregunté.

—Señorita es su turno ¿Va a pasar? — me preguntó en inglés la tipa que revisaba tus papeles. El Edson me agarró del brazo y me sacó de la fila.

—Edson ¿qué estás haciendo? Me tengo que ir a Chile... Mi vuelo sale pronto...

—Tú no te irás a ninguna parte flaca, no lo voy a permitir— ¿Qué? ¿Este hombre había enloquecido? — Flaca, perdóname, perdóname por toda la mierda que te dije, perdóname por no creerte... yo la cagué.

—¿Y crees que porque vienes y me dices que te perdone yo lo voy a hacer?

—Flaquita, yo fui un imbécil, el peor de los imbéciles, pero flaca en serio estoy arrepentido, yo— suspiró— maldita sea, me enamoré de ti... — ¿QUÉ? ¿Qué fue lo que dijo? No eso no podía ser...

—¿Qué? No, Edson tú dijiste que amabas a la Maca...

—Lo sé, pero estaba equivocado flaca, yo tenía miedo de que me rompas el corazón, bueno en verdad todavía tengo miedo, pero flaca abrí los ojos, me di cuenta que no te puedo perder...

—¿Y qué pasa con mi mamá? ¿Acaso quieres que yo sea tu amante o alguna mierda así? Porque Edson te juro que si quieres eso puedes irte a la mierda...

—No, flaquita, no quiero eso, quiero que seas la única, terminé con tu mamá, ya no nos vamos a casar. Quédate conmigo por favor— ¡Terminó con ella! ¡Conseguí que no se casara! Una sonrisa se quería formar en mi rostro pero tenía que mantenerme seria para darle dramatismo a la situación.