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Los rayos de sol me daban directamente en la cara, no quería despertar, me acurruqué en mi almohada escondiendo mi cara en ella, estaba muy cansada, tenía cero ganas de levantarme, así que intenté seguir durmiendo, sin embargo mi intento fue un absoluto fracaso. Un grito ahogado me despertó por completo, abrí los ojos y miré a mi almohada, que realmente no era una almohada sino que era el pecho de Edson. ¡Mierda! Me giré lentamente y vi a mi querida madrastra mirándome con los ojos abiertos como platos.

—¡Isabel! — dijo regañándome en un susurro.

—Erika, perdón, yo... lo siento— no sabía qué demonios decir, no tenía ninguna excusa para esto. Le había faltado el respeto a todos en esta casa, en especial a mi padre que me dijo expresamente que no me quería encerrada con el Edson en una pieza.

—Después me das las explicaciones... Ahora despiértalo y sácalo de aquí antes de que la Anita, tu papá o tus hermanos lo encuentren. Apura, yo vigilaré la puerta, que nadie venga— me dijo mi madrastra, luego salió por la puerta.

—Edson, despierta— lo moví. Él se quejó, pero no despertó, solo se giró en la cama abrazándome o más bien apretujándome— oye po Edson, despierta.

—No quiero— respondió. Puso su cara en mi cuello y ahí se quedó.

—Bueno si no quieres no me haré responsable cuando mi papá saque su pistola y te venga a matar— de un salto se sentó en la cama. Se refregó los ojos y luego me miró con susto.

—¿En serio tiene una pistola? — preguntó.

—En verdad no es una pistola, es un rifle, era de mi abuelo cuando salía a cazar con sus amigos hace muchos años, pero estoy segura que mi padre no dudará en usarla en ti...— le di una sonrisa inocente. En cambio él tenía el pánico plasmado en el rostro.

—Creo que es mejor irme de aquí rápido— dijo. Sonreí. En verdad mi papá tenía un rifle que era de mi abuelo, pero era solo de bonito, tenía muchos años ya que había sido heredado, era de mi tatarabuelo. El Edson se paró rápidamente de la cama dejándome la vista de su enorme trasero, no sé pero me daban ganas de morderlo... Definitivamente estaba loca. Edson se puso rápidamente los calzoncillos, luego agarró su polera— bien, me voy, te veo de ahí flaca— apoyó su rodilla sobre la cama y me dio un corto beso— te amo— me dijo.

—Yo también te amo feo— me dio una sonrisa para luego salir por la puerta de mi pieza. Ay este hombre me tenía completamente loca.

                Me quedé un rato como ridícula mirando la pared blanca de mi pieza pensando en el Edson, no sé cómo mierda pasó, pero lo que teníamos era tan bacán, no quería que nunca acabara, pero en algún momento tenía que terminar, yo tenía que seguir estudiando, aún me quedaba un año y medio más, y él se iba a tener que ir a México a jugar, la distancia nos iba a separar en algún momento... pero ahora no quería pensar en eso, sino que Carpe Diem, viviré el momento...

                Mientras estaba ahí sentada en mi cama, la Erika me fue a buscar para tomar desayuno, yo bajé así mismo en pijamas, me iba a demorar mucho si me vestía, además tenía mucha hambre. Cuando bajé estaban todos sentados en la mesa y vestidos, hasta el Edson, quién tenía el pelo mojado, de seguro se había bañado.

—Buenos días— dije. Sentándome al lado de mi hermana chica y al frente del Edson.

—Buenos días hija—dijo mi papá— Erika me dijo que no querías despertar...— soltó una risita.

—Sí es que el viaje me dejó muy cansada— dije. Luego agarré un pedazo de kuchen que de seguro había hecho la Anita, y después corté un pedazo y me lo comí. Mm ¡Maravilloso!

Thinking of you || Edson PuchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora