El Amor es Ciego (COMPLETADA)

Capítulo 36: Desde Cero

Las horas habían transcurrido y las cosas se calmaron en la habitación de Lucas, estábamos en silencio, sus padres estaban sentados en un mueble que se encontraba en la habitación, y yo estaba acostada con Lucas en la camilla, tenía mi cabeza en su pecho y estaba tomando su mano, el ambiente se sentía pesado, y en mi interior sentía mucha tristeza y rabia al saber que todas las ilusiones de la dichosa operación se habían desaparecido en unos minutos.

Después de que solo estuviéramos en la habitación nosotros cuatro durante bastante tiempo, la puerta se abrió y entro el doctor que había operado a Lucas junto a una enfermera, sus miradas eran tristes y el doctor tomo varios segundos antes de comenzar a explicar porque no había funcionado la operación, hablo de la tecnología, de la genética, de traumatismos y muchas más explicaciones que podían ser las razones por el fracaso de la cirugía, y se disculpó muy sinceramente. Luego se acercó a Lucas

—Enserio lo siento chico, para lo que necesiten pueden contar conmigo, y si hay cualquier forma de hacer que esta situación mejore pueden contar conmigo— pronuncio y luego salió del lugar.

La enfermera que se encontraba en la habitación, procedió a decirnos que ya Lucas se encontraba estable y bien, y que podía volver a casa cuando quisiera y le retiro todos los instrumentos que tenía en su brazo, cuando ella salió de allí, Lucas hablo rápidamente.

—Quiero irme de aquí lo más pronto posible— dijo sentándose en la camilla. Estuve de acuerdo con el inmediatamente pero no dije nada, no tenía ninguna posición importante en cuanto a la toma de esa decisión.

—Así será hijo, yo tampoco quiero estar aquí— añadió Nora, levantándose de su asiento y acercándose a Lucas. —Vamos a empacar las pocas cosas que sacamos y nos vamos.

— ¿Por qué no caminas un poco con Chloe mientras hacemos eso?— dijo su padre, capturando mi atención rápidamente.

—Esta bien— dijo Lucas y yo me acerque a él lentamente para tomarlo del brazo.

Fuimos hasta la sala de espera y nos sentamos allí, no sabía que decirle a Lucas, no le había dirigido la palabra desde hace varias horas, era un momento muy confuso, así que solo me senté a su lado. Pasaron varios segundos hasta que una enfermera se acercó a nosotros.

—Disculpa...¿Esto es tuyo?— Mire lo que me estaba entregando y reí un poco al darme cuenta que eran las galletas, que había soltado tiempo atrás.

—Si, son mías — respondí un poco apenada. Ella sonrió y se retiró.

—¿Oreo's?— preguntó Lucas.

—Si...yo las estaba comiendo antes de venir— dije un poco incómoda. El asintió y el silencio incomodo volvió. —¿Quieres?— pregunté.

—Me gustaría, pero creo que no puedo comer eso aun— respondió cruzándose de brazos.

—Cierto—respondí y guarde las galletas nuevamente.

El silencio volvió nuevamente, no sabía como se sentía Lucas, así que tampoco sabía que decirle. Presentía que estaba mal, su mirada tenía mucha tristeza y parecía que no quería hablar para nada. Realmente me sentía muy incomoda y mal conmigo misma por no poder hacer que él se sintiera aunque sea un poco mejor, porque no sabía como ayudarlo.

Minutos después sus padres habían arreglado todo y estaban listos para llevar a Lucas a casa, pero tuvimos que esperar una hora mas hasta poder salir del hospital. Decidí acompañarlos no quería apartarme de Lucas, llame a mi madre para explicarle todo lo que había sucedido antes de partir, ella se asombro mucho y mando saludos y apoyo a toda la familia, también me aseguro que iría a buscarme en la tarde porque quería hablar con ellos.