Capitulo 22: La seducción de la vida y la juventud

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En cuanto regresaron a Inglaterra, John devolvió a Paul a casa llevándose un regaño que hubiera sido más grave si las flores no hubieran creado terreno en el recinto...

-Paul nos tenías preocupados, madre estaba furiosa-

-Si ¿Donde estabas?- dijo Ezra secundando a su gemelo

-Yo...por favor no le digan a mamá-

-Paul! Yo no hablas con mariposas-

-Oh!- dijo el pelinegro percatándose de ello- Es verdad, que extraño-

-Dinos donde estabas, te prometemos no decir nada, por favor!-

-Anda dinos!-

-Yo...Estaba en Hamburgo con John, he visto colores magníficos y lugares estupendos que en mi vida hubiera imaginado que existen- dijo reflexionando el chico con una sonrisa, pues aquello fue abrumador pero fantástico para una persona como el-En verdad yo creo que no tengo palabras para describirles tal dicha, aunque tratase con toda mi alma-

-¿Te fuiste a Alemania?- dijeron incrédulos ambos niños

-Si jejeje-

-¿Y qué tal todo ello?-

-Si, intenta decirnos aunque sea un poco-

-...no puedo decirles nada, sólo puedo decir que en verdad fue la mejor noche de mi vida- dijo Paul y acto seguido entro a su habitación

Paul estaba atónito por todo aquello que había visto, trató de escribir acerca de ello, pero las palabras sobraron ante dicho asombro. Y como un buen ser contemplativo de la vida, solo se limitó a repasar dichos recuerdos frescos mientras miraba el techo blanco de su desabrida habitación.

Por otro lado, John se dirigió a su departamento, caminando por los jardines de las calles con parques. Si bien John había pasado por aquellas calles mil veces, pero después de Hamburgo, todo se veía completamente diferente, con más color e incluso con más estética. Aquello le causaba una sensación indescriptible de satisfacción, sin embargo, dicha desapareció al llegar a su apartamento. 

-Oye hermano ¿dónde estabas?-

-Por ahí, vagando-

-Pasaron 2 días! Me tenías algo preocupado-

-Vamos, no ha sido tan malo-

-John trate de llamarte y no estabas en casa de tu madre ni con los Mccartney-

-¿Desde cuando te preocupas tanto por mi?-

-Desde que vivo aquí y vivo tu angustia- dijo Stu algo reflexivo

-Vamos no ha pasado nada- dijo el castaño y de pronto Stu lo miró horrorizado

-John...¿Que te pasa?-

-¿Como que que me ocurre? No es para tanto Stu, solo salí 2 días no debes...-

-No John no me refiero a eso, yo...bueno...tu boca!-

-¿Que tiene mi boc...-

No termino de formular esa oración debido a que de inmediato se percató de que al hablar mariposas rojas salían de su ser, justo como a Paul le pasaba.

-Demonios!- dijo John impactado

-Oye en verdad yo no sé que te pasa pero debes ir al médico, no entiendo porque te pasan cosas tan raras-

-Hombre esto no es nada, los muebles me lo han de agradecer-

-¿En verdad no te duele todo lo que le pasa a tu cuerpo?-

-No realmente-

-Dios! Qué raro eres-

-Solo queda una cosa por hacer-

-¿Que?-

-Alimentar a estas pequeñas- dijo sonriendo John a una de sus pequeñas amigas que ahora se posaba en su brazo

-¿Estás hablando en serio?-

-Claro! Han pasado 2 días y estas pequeñas princesas son peor que María Antonieta cuando tienen hambre-Dijo John como si fuese natural el hecho de tener mariposas como mascotas.

Mientras que por su parte Paul, al hundirse en los recuerdos de la noche anterior, sintió un hervor en su pecho que dolió de manera indescriptible. Ahora curiosamente sentía lo que John sentía, pues al percatarse de ello vio como uno de sus muebles se había desintegrado como si hubiese tocado la más ardiente lava. Al mirar su pecho, vio como el mismo se desgranaba en pequeños cubos de lava, era claro que en aquel beso no solo se habían comunicado pensamientos si no también magias entre ambos cuerpos.

Hamburgo sin duda supo como unir a estos 2 jóvenes que mucho y poco sabían de la vida. Era raro, pues era como si algún ser superior muy parecido a Dios los hubiera unido para complementarse, ya eran en si uno mismo y a pesar de que eso podía llegar a doler, estaban tan enamorados que todo el amor podía pasar por encima de los problemas y dolores.

Cabe mencionar que las cartas ya no fueron un puente factible para su comunicación, que en ultimadas fechas, se había tornado más activa y apasionada, por ello, cada noche Paul se encerraba en aquel pequeño armario donde hablo por primera vez cerca del teléfono para poder hablar con John, quien por su parte, también se la pasaba horas anclado al teléfono solo para poder deleitarse con el dulce sonido de la voz angelical de Paul. Aquí entre nos, les diré que no había cosa que más le gustara al chico castaño que escuchar a Paul decir...

-Oh Jonn!-

Aquello hacía que John soltara un pequeño gemido satisfactorio, pues nunca creyó que estuviera enamorado a tal punto de querer que alguien repitiera su nombre una y otra vez, y aunque Paul tenía un timbre de voz que posiblemente era igual al de millones de chicos, para John era el único timbre que podía tocar sus tímpanos con el pronunciar de su nombre.

Los días pasaron y cada que vez que John llegaba al recinto de los Mccartney, Paul no se salvaba de ser devorado a besos por John en el patio trasero entre el jardín y la mesa de té. Si me lo preguntan yo creo que esos besos quedarán en la memoria de la casona Mccartney por muchísimo tiempo. Pues ese punto era su eterna tierra de nadie.

-John?- dijo el pelinegro interrumpiendo uno de aquellos mencionados

-¿Que pasa?-

-Me duele el pecho-

-Y yo siento siempre el aleteo en mi lengua-

-¿Será que hemos cambiado nuestras cualidades?-

-Si jejeje muy posiblemente-

-Ya!-

-Será mejor que sigamos en lo nuestro- dijo John colocándose encima del pelinegro mientras el chico solo se limitó a reír

Así eran los días para estos jóvenes que por fin gozaban de un mundo sin muros ni limitaciones tal como debería ser. Pero todos habremos de saber que no todo es calmado por siempre, pues bien dijo alguien alguna vez que la felicidad no es algo que en verdad merezcamos, sin embargo, esta es un regalo temporal que en toda ocasión que se presente debe ser gozado.

El chico que murio de amor (McLennon) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora