Capitulo 19: Cordero sin mancha ni defecto

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Al quedar encerrado en aquel cuarto, John decidió revisar todo aquello que la señora Mccartney habia puesto en sus manos al momento de su partida, se trataba de algo muy simple si me lo preguntan, un par de galletas y un sobre con su último pago. Con lo que no contaba era con que el aquel sobre se encontraría filtrado algo mas.

Al abrir aquel sobre una mariposa roja salio volando dando señal a que algo sobre Paul estaba involucrado con dicha entrega... y efectivamente asi fue, pues encontro una postal de lo más hermosa. Solo imaginen, un grabado en tinta china precioso y justo atrás un mensaje que decía lo siguiente...

"He de extrañarte en estos días fríos de otoño, en los cuales quisiera más que nunca abrazarte con toda mi fuerza para no dejarte ir jamás. Tú eres mi secreto John, mi pecado y condena, pues he de sucumbir ante ti como pidiendo piedad, yo te pido piedad, ya que he caído enamorado ante ti y me he condenado al peor de los infiernos por tu amor. Y mientras camino por los delicados tablones que conectan a la tierra y al infierno, voy dichoso con frente en alto, pues al menos en la vida supe lo que es amar a tal punto de perder el sentido...Tu has de ser pues mi peor estulticia".

Al leer esto, John sintió de nuevo el fervor en su pecho, aquella inevitable lava que emanaba de el con solo pensar en Paul, y mientras aquella lava brotaba, John fue creciendo poco a poco hasta volver a ser el mismo hombre joven que tanto gustaba al pelinegro.  Y con respecto a las palabras escritas, puedo asegurarles que no hubo nada para describir aquello que John sintió al leer dicha postal, aquello era algo tan profundo que en verdad se podía sentir el sofocante calor infernal que se describía en la misma...Ambos estaban condenados. Sin embargo, John no lo sintió así, no podemos saber con certeza lo que sintió en aquel momento, eran tantas emociones juntas que el no hablar se convirtió en la mejor opción. El apreciar el ruido de sus pensamientos le hizo recostarse y pensar por varias horas, al punto quizá de ser rodeado por sus pequeñas mascotas como si se tratase de un sepulcro. Pero no fue todo, pues John ante dicho estruendo deseaba una deriva como la que se vive en el océano, provocando así que el piso de su habitación se convirtiera en agua cristalina.

Stu se preocupó ante el encierro del castaño, en si no era porque no fuera habitual en el, si no porque en verdad paso muchísimo tiempo encerrado y para colmo empezaba a brotar agua de su habitación lo cual hizo mas grande su preocupación . Lo mas gracioso fue cuando el agua comenzó a invadir el departamento, como si la naturaleza quisiera retomar su lugar encima de los destrozos de la ciudad. 

John floto en su habitación por varias horas hasta que por fin Stu abrio la puerta viéndose atacado por una ola inmensa de agua

-John que carajos hiciste?- dijo el chico mientras se sentaba en el piso al verse empapado

-Yo no lo se- dijo el castaño recostado en su cama, pues aquella era su balsa 

-¿Que te pasa hermano? Haz estado así por horas-

-Lo se- dijo serio el chico 

-Ya no eres mas un niño jejeje-

-No...Hey ven! acuéstate junto a mi-

-Pero estoy mojado jajaja- 

-¿Acaso eso importa?-

-No lo se, te importa?-

-Para nada- dijo sonriendo el castaño e inmediatamente Stu obedeció la orden de John

-¿Estas triste por dejar de ser un niño?-

-No-

-Entonces ¿Porque tan serio?-

-Acabo de condenarme al infierno Stu... y me lleve a alguien mas de por medio-

-¿Te acostaste con esa mujer verdad?-

-Jajaja tienes una fijación por ello-

-Admite que lo hiciste jajaja no te juzgare-

-No lo hice, no podría hacerlo, aunque ella es muy bella-

-Confiare en ti, casi podrías ser un monje-

-No no podría-

-Porque no?-

-Ya te lo he dicho... yo necesito que tu me resuelvas cierta curiosidad que tengo-

-¿Cual?-

-¿Aun la amas?-

-No la amo por que no la conozco-

-No idiota! Jajajaja me refiero a tu chica-

-Oh jajaja yo no lo creo, cada dia que pasa la supero un poco mas-

-Sabes que estas mintiendo-

-A mas no poder-

-¿Porque no hablas con ella?-

-Tengo miedo a que no me ame mas-

-¿Como supiste que la amabas de verdad?-

-Cuando ya no podía dejar de verla, ahora la veo incluso en mis sueños-

-Entonces estoy en grandes problemas-

-¿Es por ello que estas tan triste?-

-Si-

-¿Pues que sientes?-

-Me siento violentamente enfermo y cuando trato de dar bocado el estomago se cierra y me impide comer, sufro de insomnio casi todas las noches y el pecho no deja de arder, no puedo dejar de destruir cosas gracias a todo lo que emana de mi pecho- dijo el chico castaño mirando al techo

-Pues estas completamente perdido, en verdad creo que te has enamorado perdidamente, pero tranquilo, nadie nunca ha muerto de amor-

-¿Recuerdas cuando me preguntaste como se llama esta sensación del pecho?-

-Si ¿Sabes ya el nombre?-

-Efectivamente, esto que llevo dentro se llama Eros-

-Es impresionante-

-¿Que deberia de hacer ahora?-

-Lo unico que nos queda como caballeros John-

-¿Que?-

-Debes invitarla a una cita, supongo que el fuego no es en vano-

-¿Que quiso decir eso?-

-Si sientes ello no es solo porque si, posiblemente ella también siente lo mismo que tu o algo muy parecido-

-Yo creo que mas que ello-

-Entonces ya sabes lo que dicen, los tontos se apresuran-

-Jajaja eres un idiota-

Estaba claro, aquel cristal entre Paul y John empezaba a tornarse mas delgado con aquellas palabras, aquellos gestos de amor que solo delataban una sola cosa...estaban locos el uno por el otro, y eso, no podía quedarse solo así. Después del gran desastre John comenzó a planear lo que nunca creyó planear, pues aquella cita que tendría con Paúl tendría que ser la mejor de toda su vida. Debía ser para Paúl algo que nunca tendría que borrarse de su memoria aunque el tiempo pasara.







El chico que murio de amor (McLennon) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora