Capitulo 42: El mundo antiguo

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Al ir caminando hacia el parque, el chico castaño no podía evitar sentir cierta alegría al notar como sus piernas se movían. Tanto tiempo estuvo inmovilizado por la pena, que había olvidado cómo se sentía el caminar y mirar al cielo. Aunque nada pudo compararse a los sentimientos que logró plasmar cuando por fin ambos caballeros llegaron al parque. Cabe aclarar que no fue no cualquier parque, si no que llegaron a un pequeño jardín japonés, el cual tuvo la oportunidad de ver el primer contacto entre el chico pelinegro y John.

Si bien no hubo muchas palabras al inicio, ambos se hicieron de una banca cerca del estanque cercano a la pagoda y se sentaron sin más.

-Es usted un poco cruel conmigo- dijo John con una expresión inanimada y sin ver al anciano

-No es mi intención ofenderte al traerte aquí, al contrario quiero que descubras algo-

-¿Como que?-

-Antes es preciso que sepas que la familia Mccartney se ha marchado a Provence, la casa la ha comprado un hombre judio que si me permites decirlo, tiene más dinero del que podría gastar en toda una vida-

-Naturalmente- dijo el chico- los recuerdos son una carga pesada que ellos llevan con sus propios lazos de sangre-

-Tengo entendido que tú madre fue a verte el otro día-

-Así es, se ha disculpado, pero en realidad yo nunca estuve enojado con ella, ni ella conmigo. Simplemente la vida nos puso este pequeño inconveniente llamado Gladek-

-Sabes que el huyo de aquí ¿verdad?-

-En efecto, lo sé, se marchó para no volver jamás y está bien, yo no guardo rencor. En mi ser ya no cabe el rencor-

-¿Volverás con ella?-

-No...ya no, pero está bien, ella lo entiende y se irá a vivir a Blackpool-

-¿Y no la detuviste?-

-No, ella ya necesita descansar...tener paz de espíritu, pero dígame ¿Que me puede decir sobre Yuri?-

-Como te digo muchacho, soy un vagabundo ciego que escucha los pasos de alguien que no llega nunca- dijo el anciano con un poco de humor, cuando de pronto se tornó un poco más serio al ver que el chico no podía ni reír- John- dijo el hombre de manera solemne- ¿Te arrepientes de todo lo qué pasó?-

-...No, porque se que no estoy soñando, porque se que fue algo tangible-

-Termino nuestro mundo muchacho...y a nadie le importo, fue como si nuestro pasado nunca hubiera existido, ahora todo aquello solo puede encontrarse en el mundo antiguo, aquel que ya no existe-

-Claro que existe, porque aun existe usted y existo yo. En los escombros del mundo antiguo, existió Yuri y existió Paul, así como existió Mary Mccartney o Gladek Jodorovsky o Peter o James-

-Has de tener razón muchacho, de aquel mundo antiguo solo han de quedar sombras y un vestigio-

-¿Un vestigio?- dijo el chico contrariado

-Claro! La prueba inequívoca de todo ese mundo- dijo el anciano acercando el manuscrito de Paul a las manos del castaño- Te aseguró que no terminaste de leerlo-

-No podía, no quise ni tocarlo cuando usted me lo dio-

-¿ Y si te dijera que ese no era el final?-

-Pero llegue al tope-

-Te aseguro que no, solo mira- dijo el anciano abriendo el manuscrito

Al revelarse dicho libro brotaron 5 páginas nuevas y una página roja separada la cual decía lo siguiente:

~Y he aquí el chico que murió de amor,
El que envuelto en deseo se perdió y que por la estulticia se dejó abrazar.
Aquel que se entregó al mundo carnal y abandono todo lo que se ha querido

Es el chico que murió de amor, este servidor que por la vida se dejó atrapar y que entre páginas su historia plasmó.~

John entendía todo, todo tenía sentido ahora, toda la magia cobraba sentido al descubrir que Paul fue narrando todo aquello como si fuese un cuento. Lo visto y lo vivido por ambos fue plasmado allí, y John no pudo percatarse de ello hasta ese momento. No había palabras, Paul era más que un genio... Y ante dicha revelación, por primera vez en 8 años, John hizo lo que nunca se permitía...Llorar.

Rompió en un llanto que hubiera liberado mil fantasmas del pasado, pero aquello no era un llanto normal puesto que de sus ojos brotaron diamantes diminutos que bien pudieron haber hecho rico a alguien. Thompson comprendía y a pesar de que le era doloroso ver cómo el chico se derrumbaba, no pudo hacer más que abrazarlo.

-Perdone, yo nunca lloro- dijo el chico ocultando su rostro en el hombro de Thompson- En verdad disculpe-

-No seas tonto muchacho, todos fuimos cómplices de su muerte. Yo, al presentarte a ese muchacho, su padre al no dejarlo ser libre de ser seducido por los libros, la literatura que lo orilló a llegar a esa calle en el momento equivocado...Y tu John, solo hiciste lo que pudiste...amaste como nadie a James Paul Mccartney-

Fue así como la vida quizo las cosas, literalmente aquella historia de amor fugaz e idílica, no necesitaba explicación...pues ya había sido escrita con ligero toque de magia.

El chico que murio de amor (McLennon) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora