Capitulo 30: Las joyas arrojadas del reino divino

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Al escuchar aquello John se encasilló tanto en sus propios pensamientos que no pudo formular respuesta a dicho acto, hasta que...

-John debes decirme algo-

-Stu yo lo siento, pero tú estás enloqueciendo-

-¿Como puedes decirme eso?-dijo el chico empujando bruscamente al castaño contra el sofá

-Es que yo no...yo no puedo estar contigo, tú estás comprometido-

-Pero ya no lo estoy, Astrid se marchó para no volver, eso quiere decir que tú eres mi destino...-

-No Stu, yo no soy para tu destino otra cosa que no sea un buen amigo-

-Pero...pero-

-Stuard estás confundido-

-No esto no puede ser-

-Stu debes tranquilizarte, yo...-

-¡Deshazte de el! Vayámonos de esta casa, vayámonos de Inglaterra y del resto del mundo, si huyes conmigo creo que todo valdrá la pena-

-No hay lugar a donde huir, tu y yo solo somos amigos-

-¿Entonces por que te acost...?-

-¡Demonios no lo se! No me preguntes porque- dijo John ya fastidiado dándole la espalda

-Creo que en verdad he cometido un tremendo error- dijo Stuard ya exasperado sentándose en el sofa

-Este tipo de cosas pasan- dijo John

-¿Como es que todo esto pudo pasar?-

-Tu acababas de llegar, tenias el corazón roto y supongo que solo en mi pudiste hallar cierto consuelo. Pero no todo es culpa tuya, yo no tenia trabajo y el ver a mi madre después de tanto tiempo me causo cierto ruido- dijo el chico castaño reflexionando acerca de dicha situación que ahora resultaba incomoda para dos entrañables amigos- Aunque si te soy sincero, yo tengo la culpa de todo, pues ni si quiera sabia lo que me gustaba, pero de lo que si estoy seguro es que quería borrar de mi mente a Paúl, creo que al verlo sentí algo extraño que no he dejado de experimentar-

-¿Ha sido toda aquella lava no?-

-Si-

-Ahora todo tiene sentido...¿Alguna vez podrías, no se, experimentarlo conmigo?-

-...No, lo siento Stu, nunca fue mi intención el confundirte, aunque alguna fuerza oscura me obligara aun así me resultaría imposible el sentir contigo lo que siento por Paúl. Y no es precisamente porque tu tengas un problema si no que algunas cosas de la vida deben ser así-

-¿Pues que tiene el?-

-No lo se, quizá sea su cabello o sus ojos inocentes que traen a mi alma esperanza, o quizá su sabiduría y su juventud mezcladas en un chico tan hermoso. De cualquier manera, supongo que el es el único hombre que me ha vuelto loco de verdad-

-Entonces por ahora no me queda más que el retirarme, necesito tomar un poco de espacio-

-¿Te irás a tu habitación?-

-Ja! No John, me iré de aquí- dio el chico decidido a tomar sus pertenencias para después marcharse

-¿Seguro?-

-No lo sé, aún estoy confundido sobre que hacer-

-Vale te entiendo-

Sin duda habia sido una tarde terrible para John, quien no se imagino que un violento golpe pudiera convertirse en un apasionado beso. Pero aquello no termino allí, puesto que del otro lado de la ciudad, en la casa Mccartney, se llevaba a cabo una tormenta inmensa de pensamientos. Era todo por parte de Paúl, quien después de tanto tiempo había decidido por frenar para poder reflexionar un poco puesto que el impacto que Stuard habia causado en el lo hizo perder su estabilidad de pensamiento y los únicos que pudieron percatarse de ello fueron 2 pequeños gemelos.

El chico que murio de amor (McLennon) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora