Temores.

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Me quedé totalmente sola en aquel baño, esperando el regreso de Tyler mientras, mis nervios, se sentía que viajaban a mil por hora. Puedo asegurar que, por alguna extraña razón, sentí lo que él sintió pero no me explico el cómo ni el por qué.

Estoy intentando mantener mi ritmo cardíaco tranquilo, sólo por si acaso. ¡Estúpido miedo de Tyler de no hacernos suya! ¿¡En serio!? ¿¡Estás pensando en eso!? ¿¡Justo ahora!?

¿Qué? Yo quería que nos hiciera suya pero claro, y tus temores de no "enamorarte". Reconócelo, querida, amas a Tyler Thompson.

Guardé silencio al escuchar eso, moviendo mis ojos con fastidio; no pelearía con mi conciencia acerca de eso. No en este momento.

Presté atención a mi alrededor, intentando escuchar algo fuera de lo normal que estuviese sucediendo afuera, pero el silencio que reinaba aquí adentro era bastante inusual. Me tensé al darme cuenta que no habían pasado ni diez segundos, cuando pude percibir unos gruñidos, bastante fuertes, provenientes de algún lugar, cercano a la cabaña.

¿Salgo a ver? ¿Y que nos maten en el proceso? Olvídalo. Además, Tyler nos pidió que nos quedáramos aquí. No lo hizo. Bueno, pero lo insinuó; es lo mismo, estúpida.

Dejé en blanco mis ojos, deslizándome hacia el suelo, recogiendo mis piernas, abrazándome a ellas. Por favor, que Tyler esté bien y que no le hagan daño.

Dejé caer mi cabeza entre mis brazos, queriendo reposar un poco, cerrando mis ojos, intentando pensar en algo positivo.

No me dí cuenta que me había quedado dormida hasta que me desperté asustada, escuchando fuertes golpes en la puerta del baño. Me levanté de mi lugar con rapidez, acercándome a abrir la puerta, encontrándome a Tyler, con una herida en su mejilla derecha, mirándome con algo de enojo y confusión.

- ¿Por qué no abrías? - Pasé en seco, asintiendo en silencio.

- Lo siento. No me dí cuenta que me había quedado dormida; ¿tú estás bien? - Me acerqué a él, tomando su rostro entre mis manos, mirándolo con preocupación, viéndolo asentir.

- Lo estoy. Esto sanará en un par de minutos. - Negué en silencio, separándome de él, comenzando a buscar algún botiquín de primeros auxilios.

Al encontrarlo, y tenerlo entre mis manos, hice que se sentara en la cama mientras yo intentaba limpiar y curar su herida; sus manos se posaron sobre mi cintura, dando un suave apretón que me hizo estremecer. Necesito distraerme.

- ¿Qué sucedió? - Escuché un leve suspiro escapar de sus labios, prefiriendo mantener mis ojos sobre lo que hacía.

- Tenemos que volver al pueblo. - Negó con una mueca, dejándome ver que le dolía la herida, haciendo que me moviera con más cuidado. - No pensé que pudiesen hallarnos aquí, pero parece que lo hicieron. - Me tensé un poco al escucharle decir eso. - Tranquila, nunca dejaré que te hagan daño.

Decidí detenerme para poder mirarlo, perdiéndome en esos bellos ojos grises azulados que me miraban con posesión, adoración, protección y una infinidad de cosas más. Asentí en silencio, terminando de limpiar la herida. Me liberé de su agarre, dirigiéndome al baño para botar lo que había ensuciado; lavé mis manos, saliendo a su encuentro al terminar. Me detuve en seco en la puerta, recordando, justo ahora, que no traigo nada de ropa encima; sólo traigo mi ropa interior que cubre lo esencial.

Opuestos. (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora