Esperé el momento justo para poder llevar a cabo mi plan. Tyler debe estar buscándome como loco; si yo siento la ansiedad y dolor, no me imagino cómo debe estar sintiéndose él.
Unas dos horas han debido pasar y Carmen ya vino hasta mi puerta, pasando una hoja por debajo de esta, diciéndome que la distracción sucedería en cualquier momento. Terminé de sujetar las sábanas a uno de los postes de la cama, dejando el resto en el borde de la ventana, lista para lanzarla y salir, descendiendo por ellas.
Escuché un leve estruendo resonar fuera de la casa, que hizo estremecer todo el lugar; lo tomé como mi señal.
Las voces de los guardias y demás gente, se escuchaban por todos lados, averiguando lo que había sucedido y aproveché esa oportunidad. Lancé la sábana por la ventana y me subí a ella, sosteniéndome con fuerza, descendiendo por aquel muro de roca con cuidado. Creí que sería algo fácil de hacer pero me llevé la sorpresa del año al ver que esto es otro castillo, casi tan alto como el anterior.
Sentía que mis manos comenzaban a sudar ante el nerviosismo y la preocupación, temiendo que si seguía así podría resbalar sin previo aviso, cayendo con velocidad hacia el suelo, debido a la fuerza de gravedad, lastimando mi cuerpo en el proceso.
Mis zapatos tampoco ayudaban, ya que las suelas no se mantenían con firmeza sobre las paredes del castillo, sino que hacían resbalar a mis pies, haciéndome sentir peor de nerviosa. Podía escuchar todas aquellas voces cerca de la habitación y eso hizo que mi corazón se acelerara, haciéndome descender con rapidez por aquella pared.
Maldije internamente al ver que me faltaba como metro y medio de sábana para cubrir el espacio que me faltaba y aterrizar con seguridad sobre el suelo, pero tiempo no me quedaba, así que inspiré aire con fuerza, soltándome de aquella cuerda improvisada, dejándome caer, apretando mis labios para no hacer sonido alguno, gracias al vacío que se implantó en mi estómago.
Me sorprendí gratamente al aterrizar sobre mis pies, totalmente intacta y con cierta firmeza.
Miré hacia un costado del castillo, escuchando nuevas voces en ellas cercanías, echando a correr hacia el bosque oscuro y espeso, donde los rayos de luna te hacen ver imágenes extrañas y tenebrosas. Sacudí levemente mi cabeza, concentrándome en lo que estoy haciendo. No demorarán en darse cuenta de mi ausencia.
Me sobresalté al escuchar aquel grito tan fuerte, llenando el silencio, que parecía que estuviese justo detrás de mí. Mi corazón, que ya estaba acelerado, dio otro brinco, acelerándose todavía más. Apreté el paso, jadeando con fuerza por el poco paso de oxígeno que le estaba brindando a mis pulmones, corriendo sin querer detenerme.
No sé ni cuánto tiempo llevo corriendo, pero puedo decir que a pesar de estar escuchando mis latidos, mi respiración pesada y mis pasos sobre la tierra, ahora escucho nuevas pisadas detrás de mí.
Mi cuerpo se siente caliente y sudoroso; incluso, sin importar la época o la brisa que corre, siento que me estoy quemando y derritiendo a paso lento.
Un aullido cercano a mí, hace que me estremezca con fuerza, deteniéndome en seco al ver el borde de aquel acantilado dónde mis pies me acaban de traer. Mis ojos se abren con ansiedad.
¿Qué hago?
¿Saltar? ¿Crees que sobrevivamos a esta caída?
Me asomo por el borde del acantilado al escuchar a mi conciencia, notando la gran altura que hay en la caída, viendo un río, bastante turbulento, avanzar en medio de estas dos montañas, dirigiéndose a no sé dónde.
Un nuevo aullido, que reconocería donde sea, me hace mirar hacia el frente.
¡Es él! ¡Es Tyler! ¡Nuestro Alpha!
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Opuestos. (COMPLETA Y CORREGIDA)
Hombres Lobo- ¿¡Qué haces!? - Grité - Sólo confía en mí, ¿quieres? - Me sentía en extremo nerviosa, y él sólo seguía desvistiéndose. Mi sorpresa fue grande cuando lo vi transformarse en aquel lobo gigante, de un color blanco con algo de negro y gris; aquel que...