Después de semejante sueño que había tenido, me había despertado a las siete de la mañana, con Tyler a mi lado. Había abierto mis ojos, sintiéndome determinada ante lo que pienso hacer y, aunque me cueste, haré hasta lo imposible para cumplir con mi propósito.
Me levanté de aquella cama con lentitud, evitando despertar a Tyler, cuando sentí sus manos aferrándose a mi cintura, deteniéndome en el proceso, atrayéndome a él.
- ¿A dónde vas, princesa? - Sonreí un poco, mirándolo con amor.
- Iré a entrenar con Daniel. Lo necesito. - Tyler arrugó su entrecejo, negando en silencio, mostrando su oposición esta vez.
- No irás. No después de lo que hizo contigo, Gabriella. - Medio sonreí.
Él sólo estaba preocupado de que saliera lastimada, pero será peor para mí si a él lo asesinan y yo no hago nada para evitarlo.
- Es necesario, Ty. No quiero ser una inútil. Quiero que puedas sentirte orgulloso de mí y que veas que puedo servir para algo más que sólo sexo.
A pesar de que Tyler tenía su ceño fruncido, rió con suavidad al escuchar eso, acercando su rostro al mío, hablando en un susurro.
- Pues no voy a contradecir eso último. Eres muy buena en ello. - Sentí a mis mejillas teñirse de rojo y medio sonreí, mordiendo mi labio inferior. - Sólo no quiero que salgas herida, Gab.
Acaricié su rostro con ternura, absorbiendo su aroma varonil, besando suavemente la comisura de sus labios.
- Lo sé, Ty, y por eso iré a practicar. Nadie podrá hacerme daño si les gano en astucia y defensa. - Él asintió, dejando un beso en mis labios con ternura.
- De acuerdo. Alístate y te dejaré allá. - Asentí, levantándome de aquella cama, todavía adolorida aunque no tanto, dirigiéndome al baño.
Después de darme un buen baño relajante, preparándome mentalmente para lo que me esperaba, me vestí con lo más cómodo que encontré, que pudiese cubrir cada morado en mi cuerpo, y bajé a desayunar. Nana me había servido un buen plato de cereales con frutas y algo de huevos; Tyler se sentó a desayunar conmigo, en silencio.
Después de estar totalmente lista, y recoger mis cosas, salí con rapidez de la casa, subiendo al jeep de Tyler, esperando que me llevara. Así lo hizo.
Todo el trayecto llevaba mi mano encima de la suya, dejando pequeños besos que me hacían sonreír como estúpida y retrasada. Al llegar a aquel lugar donde debía entrenar, pude sentir cómo Tyler tensaba su cuerpo, transformando su rostro a uno totalmente serio, casi asesino.
Al estacionar y bajar del jeep, Tyler se acercó a mí con rapidez, aferrándome a su cuerpo.
Se siente taaan bien. Oh, genial. Apareciste tú.
Dejé en blanco mis ojos, deteniendo nuestros pasos al estar frente a las escaleras, viendo a Daniel salir de aquel castillo, con una leve sonrisa.
- Alpha. Princesa. - Sonreí lo mejor que pude, evitando problemas entre ellos, cuando sentí el cuerpo de Tyler comenzar a temblar, casi de manera imperceptible.
Será mejor que digas, o hagas algo, antes que nuestro Alpha se abalance sobre aquel inepto. Mi conciencia tenía razón.
- De acuerdo, Daniel, sólo vine para aprender. - Dirigió sus ojos a mí, esperando que terminara. - Sé lo que el entrenamiento causa en mi cuerpo, así que sólo te pido que me enseñes todo lo que sabes y estaremos bien.
Eso no sonó muy bien que digamos. Haz silencio. Daniel sonrió, asintiendo en acuerdo.
- Está bien, princesa. Te enseñaré todo lo que sé y también tendré cuidado. - Esto último lo dijo mirando a Tyler.
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Opuestos. (COMPLETA Y CORREGIDA)
Manusia Serigala- ¿¡Qué haces!? - Grité - Sólo confía en mí, ¿quieres? - Me sentía en extremo nerviosa, y él sólo seguía desvistiéndose. Mi sorpresa fue grande cuando lo vi transformarse en aquel lobo gigante, de un color blanco con algo de negro y gris; aquel que...