Observé a Tyler con algo de sorpresa; ¿en qué momento sucedió? ¿Él aceptando decirme la verdad? Vi que su sonrisa hacía presencia y entrecerré mis ojos, mirándolo con sospecha.
- ¿Por qué sonríes? - Él negó, tomando mi mano, haciéndome levantar de la silla.
Pasamos la sala, por donde estaba mi madre con mi hermano, quizás esperando a mi padre y me llevó escaleras arriba, hacia mi habitación. Al entrar en ella, me dio la espalda, cerrando la puerta con seguro mientras lo miraba con algo de temor, y no precisamente de miedo.
- ¿Me dirás? - Mi voz salió en apenas un susurro que él escuchó perfectamente.
Se giró para poder mirarme, dejándome observar en sus facciones la misma lujuria que corría entre nosotros esta mañana. Se acercó a mí, tomándome de la cintura, pegando nuestras caderas con fuerza, haciéndome suspirar de placer y nervios.
¿¡Qué rayos me sucede!? ¿¡Qué importa!? ¡Deja de ser tan rogada y admite que te encanta este hombre!
- Necesito hacerte mía, Gab. Tú eres mía. - Su voz resonó con sensualidad, dándole un toque ronco, causando un estremecimiento dentro de mí por sus palabras. Coloqué mis manos sobre su pecho.
- No soy tuya, Tyler. - Negó en silencio con su frente pegada a la mía. - No soy propiedad de nadie. - Escuché un leve gruñir escapar de su garganta y, lo siguiente, sentí sus labios estrellándose contra los míos.
A pesar de que mi sentido común quería oponerse a esto, mi cuerpo pedía a gritos sus toques, todavía sin comprender el motivo. Una de sus manos viajó a mi cuello, atrayéndome más a él mientras mis manos seguían firmes sobre su pecho. En un pequeño segundo, el beso comenzó a subir de intensidad; pidió permiso con su lengua para entrar a mi boca y no se lo negué. Un leve gemido escapó de mis labios al sentir nuestras lenguas chocar, sintiendo su mano en mi cintura aferrándome a él con fuerza.
Con lentitud me fue guiando hacia la cama, acostándome debajo de él mientras soportaba su propio peso con su brazo izquierdo. El beso no bajaba de intensidad, sintiendo cómo su mano se movía por mi cuerpo sin pudor alguno.
- ¡Tyler! - Me tensé al escuchar la voz de mi padre llamar a Tyler desde afuera, rompiendo el momento.
Ambos nos miramos, viendo cómo Tyler sólo dejaba en blanco sus ojos, bufando por lo bajo, levantándose con rapidez. Se acercó a la puerta, abriéndola con lentitud mientras yo me acomodaba en la cama. Vi a mi padre aparecer en mi visión, quien miraba a Tyler con seriedad, bastante preocupado.
- Debes venir conmigo. Ahora. - Mi padre le dio la espalda, dejándome apreciar la tensión que su cuerpo emanaba.
- ¿Qué sucede? - Tyler se giró con extrema lentitud, mirándome con sorpresa y mucho enojo en sus ojos.
- Hablaremos después. - Se acercó con rapidez a mí, dejando un pequeño beso sobre mi frente.
- Tyler...
Lo vi salir de mi habitación en menos de cinco segundos, dejándome en una total confusión y con miles de preguntas rondando en mi cabeza.
Decidí no quedarme quieta y salí disparada de mi habitación, en busca de mi padre o de Tyler; bajé con rapidez las escaleras, rogando no caerme por ellas en el proceso porque me vería como una retrasada que no puede correr.
Al llegar a la entrada, me encontré a mi madre cerrando la puerta, cubriendo su boca con una mano. La miré extrañada, acercándome a ella con lentitud.
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Opuestos. (COMPLETA Y CORREGIDA)
Manusia Serigala- ¿¡Qué haces!? - Grité - Sólo confía en mí, ¿quieres? - Me sentía en extremo nerviosa, y él sólo seguía desvistiéndose. Mi sorpresa fue grande cuando lo vi transformarse en aquel lobo gigante, de un color blanco con algo de negro y gris; aquel que...