No tan tranquilo.

3.3K 268 77
                                    

¿De verdad piensa enviarme con él? Negué en silencio, no queriendo aceptar aquello.

- Mamá, sé caminar; no se me quebraron las piernas. Puedo irme a pie sin ningún problema.

Ambas nos miramos con seriedad, intentando ganar sobre la otra, queriendo discutir en voz alta cuando, Tyler, intervino.

- Claro, Helena. Yo me encargo. - Lo miré mal mientras, él, sonreía con suficiencia. ¿De aquí a cuándo se tratan con tanta confianza?

Mamá asintió con gratitud, despidiéndose de nosotros, dándome una advertencia de comer bien o estaría en problemas, viéndola entrar a la clínica de nuevo; Tyler me tomó del brazo a los pocos segundos, arrastrándome hacia no sé dónde.

Nos detuvo frente a una jeep Rubicón, de color gris con el techo negro. Mi boca estaba por el suelo al ver semejante camioneta, intentando disimular.

- ¿Impresionada? - Sacudí levemente mi cabeza, reaccionando ante su pregunta, mirándolo cómo si nada hubiese sucedido, negando en silencio, aparentando que estaba bien.

Lo miré de manera desafiante, queriendo ver hasta dónde sería capaz de llegar por cumplir aquel pedido.

- Ni loca subiré ahí. Estás mal si crees que lo haré. - Tyler dejó en blanco sus ojos, cruzándose de brazos, mirándome de manera retadora.

- Podría obligarte, - entrecerré mis ojos - así que tú decides cómo quieres hacer esto. - Lo miré con incredulidad, cruzándome de brazos, igual que él.

- No puedes obligarme. - Negué con cierto fastidio, dejando caer mis brazos a mis costados. - No soy tu hija, tampoco tu amiga, ni siquiera soy tu novia como para que tengas una mínima excusa de ponerme tus manos encima.

Le di la espalda, comenzando a caminar lejos de él.

Sí, bueno, dicen que la esperanza es lo último que se pierde y era lo último que, yo, quería perder. Sentí uno de los brazos de Tyler envolverse alrededor de mi cintura, levantándome sin problema alguno del suelo, devolviéndome a donde estaba su jeep, comenzando a pelear con su fuerza para que me dejara ir.

- Bájame, Tyler. No quieres que arme un escándalo aquí. - Escuché una leve risa escapar de sus labios, causando que comenzara a patalear como niña pequeña, golpeando su brazo sin descanso. - ¡Bájame, carajo!

Me estremecí al sentir cómo pasaba su otro brazo por mi pecho, pegándome a su cuerpo, deteniendo todos mis impulsos, dejando sus labios sobre mi oído derecho, haciéndome sentir débil junto a un cosquilleo leve.

- Nadie te creerá, así que grita todo lo que quieras, patalea, golpéame si te place, pero de que te subes al jeep, te subes. - Sentía que mi sangre comenzaba a hervir.

¿Por qué rayos me trata como si fuera suya? ¿Como si fuera algo de su propiedad? ¿De su pertenencia? De verdad debe estar bien loco.

Abrió la puerta del jeep para mí, sentándome con cierto cuidado y algo de brusquedad en el asiento, amarrándome de una vez para que no escapara. Maldito hombre sexy y posesivo: te odio.

Bufé frustrada, cruzándome de brazos, esperando a que, él, se subiera al jeep.

Ni crea que le voy hablar en éstos momentos, y no me importa lo que diga o piense. Le aplicaré la ley del hielo y se acabó. Uyy, súper madura . ¡Cállate! ¡En estos momentos tampoco me importa ni me interesa lo que digas de mí!

Después de un tiempo en la vía, me removí un poco incómoda ante el silencio extraño que había; yo no tenía nada para decir y de verdad prefería mantenerlo así. Mi vista iba perdida en las casas, edificios no tan grandes, parques e incluso los mismos árboles que le daban un toque de cuento de fantasía a éste lugar.

Opuestos. (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora