Capítulo 5

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Se había medio dormido encima del sofá de su sala cuando sintió el olor a tostado de las papas. Casi como un rayo rompiendo el cielo en medio de una tormenta se levantó y corrió en calcetines hasta la sala. Agarró un guante y luego de apagar el horno, abrió la puerta de éste. Sacó la liviana bandeja y con cuidado, la colocó al borde del fregadero. Por suerte, no se había dormido con profundidad y todavía el sueño no lo logró atacar por completo. Las papas se veían bien, nada ha ocurrido. El celular empezó a sonar, así que ahora tuvo que apresurarse para volver a la sala. Zayn siempre fue bueno estirándose para alcanzar cosas, por lo tanto, no le costó mucho agarrar su celular y responder a la llamada.

__ Hester lo localizó- escuchó la voz de Darla.

__ ¿Sí?- vio la noche por medio de la ventana. El cielo está oscuro como boca de lobo.

__ Sí, lo que pasa es que la Aduanas en Chicago lo mandaron a Madagascar. ¿Puedes creer eso?- Zayn sonrió.

__ Sí, realmente sí puedo creérmelo- regresó a la cocina.

Está haciendo la cena para él y Farah. Farah debe estar dormida, siempre que llega de la casa de sus abuelos toma una siesta antes de cenar y ver un poco de televisión. A Zayn no le molesta ir a la casa de sus papás casi todos los días, de esa manera puede ver a su padre y hablar con él respecto a cualquier asunto sobre las finanzas del negocio y de esa misma manera, su hija ve a sus abuelos.

__ Mañana, dile a Hester que haga el reembolso del dinero- sostuvo el celular apretándolo contra su hombro.

Necesita sus dos manos porque está revolviendo la carne molida llena de sala y vegetales. Ha sido complicado lograr que Farah coma variado. Muchas veces deja ciertas cosas a un lado del plato o hace pelea para comer algo simple. Y sabe que no ha podido estar con ella el tiempo suficiente como para lograr que ese tipo de mañas desaparezcan, pero sabe que tampoco puede descuidar su trabajo.

__ Está bien, yo mañana le digo a primera hora.

__ Vale, gracias- sonrió-. Y acuérdate de tu pijama.

__ ¿Puedo ir sin pantalón?- dijo Darla-, es que yo no duermo con pantalones puestos.

Zayn se echó a reír y la escuchó a ella hacer lo mismo. Es una broma, claro. Se despidió, cerró la llamada y colocó su celular arriba de la nevera. La carne terminó de cocinarse, el estómago de Zayn empezaba a rugir como un león en las planicies del África. Y es que de verdad tenía hambre. En dos platos sirvió la comida que había preparado, un poco de papas y un poco de carne, en ambos. Y en dos vasos, uno de vidrio y otro pequeño con borde, sirvió el jugo de naranjas. Tiene que hacer el mercado este fin de semana para poder recibir la semana con comida nueva y hacerle el desayuno a Farah.

__ Mi amor- se acomodó al borde de la cama, estiró las manos y sus pulseras sonaron como una pandereta.

Farah duerme profundo, siempre parece una piedra durmiendo. Sonrió acariciándole la frente para quitarle todo ese cabello revoltoso que cae sobre su rostro y lograr que se mantenga libre de enredos. Sonrió mucho más agarrándole las mejillas para despertarla poco a poco, nunca es complicado despertarla pero a Farah le encanta dormir.

__ Mi amor, ya está la cena- vio esos ojitos brillando como si fuese algo raro despertarse.

__ ¿Ah?

__ Vamos a comer- se volvió a levantar y como pudo, porque a veces se siente viejo en lo bajo de su espalda, cargó a Farah.

Con ella entre sus brazos la llevó hacia la sala. Farah caminó un poco, con sus calcetines rosados y el pelo revuelto. Nunca suelta a Dumbo, desde que Zayn le compró ese peluche ella no lo suelta nunca cuando está en casa. Sólo cuando se va a la guardería.

__ Papas- sonrió animada, Zayn asintió.

__ Papas y carne molida con zanahoria- puyó un poco y le dio un mordisco-. ¿Te gusta?

__ Sí- alegó, tranquila.

Sonrió viéndola comerse una papa. Ella siempre va con calma en todo, cuando come y habla. No se parece en nada a Melissa. Y realmente está bien, porque no necesita que su hija le recuerde al tormentoso pasado que tuvo junto a esa mujer. Comieron y a Zayn le tocó discutir un poco con ella para que se terminara la carne, no porque fuese mucha, sino porque siempre le toca inventar una historia nueva para que Farah se coma los vegetales en todas las comidas. Respiró profundo, se llevó los platos cuando acabó todo y con la manguera del fregadero quitó los restos. En un rato vuelve y los friega.

__ ¿Dijiste los colores?- sonrió volviendo al comedor.

__ Sí- Farah sonrió-. Rojo, azul, verde y amarillo.

__ Vale, eso es bueno- afirmó mostrándole el plato redondo que estaba adentro de la nevera. Es que le sobró una dona de la vez pasada-. ¿Quieres que te dé la mitad?

Farah asintió, le gustan las donas. Pero sólo le dio la mitad porque la niña siempre se termina comiendo los dulces pero no las comidas comunes que sí debe comerse. Le dio un beso enorme en la mejilla y sonrió llevándosela de las manos, porque Farah tiene la costumbre de trepar los pies encima de los zapatos de Zayn y de esa forma, camina con él. Siempre se ríe cuando hace eso, es chistoso y Farah adora reírse. Se quedaron en la sala, Zayn estaba esparramado en el sofá, con su hija encima, viendo una película de Disney mientras se quedaba medio dormido. Un ojo abierto y el otro cerrado.

Tuvo que apagar el televisor, se llevó a Farah cargada hacia su habitación y la dejó bien cubierta entre las sábanas de princesas. Apagó la luz y sólo dejó un pequeño foquito encendido para que sus noches no sean tan tenebrosas. Salió calmado, sin nada que decir, buscó el celular y se llevó la laptop para su habitación. Sin darse cuenta se desvistió en la oscuridad hasta quedar en ropa interior y luego de meterse bajo las sábanas, estuvo un rato viendo su celular, recordando sin querer a ese chico, a Harry, el maestro nuevo de Farah. Por alguna razón, le quedó metida en la mente aquella imagen del dichoso chico. Raras veces eso le pasa, pero le está pasando y por motivos que desconoce desea al menos saber más que su nombre. Porque hasta ahora, es lo único que sabe sobre el dueño de ojos verdes rayados.

Las cosas con Melissa empezaron bien, todo era lindo y su juventud le permitía llegar a ese nivel. Pero luego, cuando se percató de que realmente nada entre los dos iba a funcionar porque ya no estaba siendo lo mismo, empezaron a hacerse daño el uno a la otra; no necesariamente física, pero por algún motivo dejaron de amarse y terminaron siendo los peores enemigos. Ambos ya estaban separados cuando descubrió a Melissa escondiéndole su embarazo. Sintió tanta rabia, porque no sólo Melissa le había escondido aquello, sino que ella también había tratado de abortar al bebé. Y sí, Zayn era consciente de que sólo Melissa podía decidir con respecto a su propio cuerpo, pero algo no lo dejaba cerrar los ojos cada vez que dormía o intentaba estar en paz.

Y no era algo moral, religioso o... relacionado con alguna de esas mierdas. No, era algo que podía ser capaz de quitarle la vida al mismísimo Zayn. Un hijo fue lo que menos imaginó, pero hubo un entonces en donde amó a esa mujer y cumplir un sueño que hoy en día se le hubiese hecho muy distante, ya estaba tachado de su lista. Porque hubo una época en donde ambos fantasearon felices en cumplir la meta de cualquier pareja: tener una familia. Todavía no entiende cómo fue que logró convencer a Melissa, para que por lo menos tuviese al bebé y que él iba a ocuparse de todo sin molestarla o pedirle ayuda. Al sol de hoy, no lo ha hecho y ya ni sabe exactamente en dónde está la mamá de su hija.

Porque la última vez, le escuchó a una amiga que la vio actuar en un teatro de París. Después de eso, no supo más nada. Ella ni siquiera quiso verla, o si acaso tocarla. Luego de eso, vino el abogado de su papá y se hicieron cargo de que la custodia de Farah fuera completamente de Zayn sin que nadie lo supiese porque hasta el sol de hoy, sus padres piensan que Zayn fue irresponsable con respecto a no haberse protegido. Pero así lo prefiere él antes de contarle cómo sucedieron las cosas realmente.

Bufó un poco, se metió bajo sus sábanas y disfrutó del calorcito. Mañana será un día frío.

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora