Capítulo 7

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La mañana ardía en sus parpados. Y no se sentía mal como otras veces. La muchacha rubia, pero no de nacimiento, estaba frente al mueble grande del espejo acomodándose ese sostén de encaje, el de puntitos negros y tela roja que a veces a Zayn le gusta de más. Está debajo de las sábanas, cubierto hasta la cintura porque afuera llueve con fuerza y así ha estado todo el día desde que se despertó y dejó a Farah en la guardería.

De vez en cuando, él encuentra ese número prohibido en su lista de contactos y como quien no quiere la cosa, envía un chat a ver si Caroline responde. Pero sólo si ella responde, se levanta de su silla en la oficina, se pone el abrigo largo de color beige y sale con las llaves y el celular en la mano, viéndose los tatuajes que hace años se hizo. Si Darla le pregunta algo, él dice que viene y no tarda, porque es cierto. Así como Zayn trabaja, pues Caroline también y los momentos libres son ocasionales... es sólo sexo ocasional.

Carol está de pies, terminando de peinarse con los dedos ante el espejo redondo del mueble adentro del cuarto de este hotel; un buen hotel. No es muy fino, pero tampoco tan burdo. Ella a Zayn no le exige nada, sabe que es sólo sexo y ambos están de acuerdo en eso. Para ella, Zayn es la opción que queda cuando su novio es una mierda en la cama porque la chica tiene que ser sincera: Su novio es una mierda en la cama, pero la personalidad de oro no se encuentra fácilmente en estos días, mucho menos los billetes. Si por ella fuera, se dejaría llevar y le permitiría a su mente dejar explorar esos lares de su corazón, pero sabe quién es Zayn, cómo es, qué quiere y por qué él no le conviene.

Respiró profundo, notando la hora en su reloj y la cadenita dorada al lado. Esa cadenita dorada se la dio él a Farah, pero la niña de alguna forma se la lograba quitar así que aceptó alargarla y usarla él para tener a su hija siempre presente a donde quiera que él váyase. Sabe que si enciende su celular, los mensajes no pararán de llegar hasta que vuelva a aparecer en la oficina y organice aquello que el supervisor ha dejado a un lado.

__ ¿Para dónde vas?- miró a Caroline a través del espejo. El rostro de ella es liso, con la misma expresión de desinterés que siempre.

Pero el sexo va bien.

__ Tengo que ir a buscar unas flores para la cena de Reno- musitó, se colocó las argollas una a una.

__ ¿Tienen una cena?- Zayn se estaba colocando el bóxer luego de limpiarse con la sábana la entrepierna embarrada de semen.

__ Sí, es que unos socios de él vendrán.

__ ¿Vas a cocinar?- sonrió, como si eso fuese lo más chistoso de este mundo.

__ Tengo veintiocho años y jamás he cocinado un carajo. No, no voy a cocinar- sonrieron, sabe que sí-. ¿Y tú?

__ Voy a la empresa a ver qué pasa.

__ ¿Y luego?- siempre así, rutinario.

__ Y luego no sé.

A Zayn no le gusta dar muchos detalles sobre su vida o Farah. La gente pregunta y a él no le gustan esas preguntas; o responderlas.

__ Vale- ella no dijo más nada.

Terminó de vestirse y cuando logró encontrar su pendiente de la oreja derecha, habló.

__ Chao- con la mano se peinó a penas un poco y la vio a ella, terminando de abrocharse esa camisa gris de mujer importante.

__ Chao, amor- murmuró ella, dándole un beso en la mejilla.

No se le olvidó nada, todo viene en sus bolsillos. Salió de la habitación hacia el pasillo, cerrando la puerta atrás suyo y continuando el camino que ya recorrió antes. El piso tiene una cubierta de alfombra roja y las paredes son doradas, como de casino. Paso a paso llegó al ascensor y estando adentro, con otro hombre más pero mucho mayor, marcó recepción. Siempre Londres tiene una extraña neblina que a veces no deja hacer nada, por suerte hoy sólo la lluvia molesta en medio de esta contaminación. En su auto, tranquilo, respiró más calmado y sin darse cuenta, estaba adentro de su coche perdido en la nada del vidrio golpeado por las gotas de lluvia. ¿Está haciendo bien?, ¿se está equivocando en algo?

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora