Capítulo 43

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Después de atender esa llamada que durante una hora lo mantuvo lo más ocupado posible, dejó el teléfono de mesa colocado justo donde va y sin titubear, se atrevió a alzar la mirada. Un par de amigos han estado enviándole mensajes para ver si se anima a unirse a ellos con tal de volver a juntarse como hacían en los viejos tiempos. Hasta recibió una tarjeta de invitación a una nueva exposición de arte que habrá en la Galeria DuDu. La trajo el correo y amablemente fue Darla quien se la entregó, así que no puede ser mal educado con la consideración y echarla a la basura al pensar en no asistir; tampoco estaría mal unirse a sus amigos, saber de ellos y sentirse como un chico de veintisiete años otra vez.

Agarró la tarjeta café doblada en tres y deshizo el lazo a juego con la paleta de colores. Leyó toda la invitación considerablemente elegante. Tal vez hoy sea día de ponerse algún traje de su colección. Dudó un rato, moviendo la boca como ratoncito. Volvió a agarrar el teléfono y usando su dedo índice de la mano derecha, marcó el número haciendo presión en esos botones transparentes.

Durante el segundo tono, una voz segura y aguda respondió. Zayn sonrió, pero pidió hablar con Joaquín, el director de la galería y amigo personal.

__ Zayn, vaya sorpresa- sonrío al sentir el cinismo vibrar por medio del aparato.

__ Lo sé, ¿cómo estás?

__ Pues sorprendido, todos hemos tratado de saber qué haces de tu vida pero al parecer eso es secreto de la CIA- se rió por medio de la llamada.

__ Supongo que sí- no pensó mucho las palabras-. ¿Estás ocupado con eso de la exposición?

__ No, tienes suerte de que mi asistente esté para eso- rieron un poco, Zayn nunca ha podido ser así de desalmado como Joaquín es al momento de mandar.

__ ¿Oye y si voy a buscarte para que almorcemos?- la pregunta no es necesaria porque la respuesta siempre será sí.

Lo único que hizo fue realizar los últimos encargos. Resolvió dudas en el departamento de atención y corrigió un par de detalles en el diseño de la nueva hoja. Zayn vio su reloj de correa negra ajustado a su muñeca, la joya parece encajar tan perfecto como hilo en agua.

Se vale querer mejorar en esta vida, se vale querer siempre avanzar y progresar, pero también se vale cometer errores, aceptarlos y aprender de ellos. Lo más importante es vivir, y no mortificarse.

Esos buses rojos de dos pisos, que muchas veces llevan a turistas curiosos pero que se vuelve inevitable ver cómo la lentitud de estos transportes se debe a una razón fuera de peso, le provoca cierta rabia, cierta angustia. Pero él no se molesta, la verdad es que sabe lo bueno que es el turismo para el país y más con toda la oleada de política de mierda que últimamente ha habido en el gobierno. Pero eso no le incube.

Siempre el que no vive ahí, aprecia más que el propio nativo. ¿Por qué?, ¿qué pasa?

Dio un par de vueltas por la otra cuadra con tal de encontrar un aparcamiento valido, después de hacerlo y estacionar el coche paralelo a dos carros, uno adelante y otro atrás, se bajó. Cerró con seguro metiéndose la llave adentro del bolsillo izquierdo que tiene su pantalón de tela entallado. Hoy se ha puesto un jersey de lana tupida y le gusta la combinación de colores entre el negro de su pantalón, el verde oliva de su jersey y el color marrón que poseen sus zapatos de cordones finos. Además, su típico abrigo largo lo cubre de la fría ciudad que a todos los vio crecer.

El estilo de Zayn es muy variado, puede roquear lo más formal hasta lo más casual, siempre ha sido amante de cada combinación y cada estilo. Acepta que durante su adolescencia no era el mejor, incluso se avergüenza o se burla de sí mismo al ver esas viejas fotos guardadas en los álbumes de la familia Malik. Él, personalmente, fue quien escogió cada pieza de ropa que Farah tiene hoy en sus gavetas. Digamos que sí recibió cierta ayuda por parte de sus hermanas, pero prefirió elegir colores neutros a traumar a su hija con esos estereotipos de género.

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora