¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*

Capítulo 56

Gemma se fue a Bélgica por unos días con tal de asistir a la boda de una de sus amigas de la secundaria, así que Harry aceptó ocuparse de la caja en la panadería y darle más utilidad a sus mañanas. Por las noches también es de utilidad porque Niall hizo esa magia negra que sabe hacer y le consiguió el trabajo tras la barra en el Pub. Bueno, magia blanca porque Niall no podría hacer algo malvado nunca.

Obviamente tuvo que contarles a sus padres lo ocurrido con el otro empleo y sólo a su madre le habló al respecto de Zayn. La mujer le dijo que el tiempo todo lo demuestra, y si Zayn decide alejarse, sólo el tiempo podrá confirmárselo. Por lo tanto, allí está, sentado en la banca donde Gemma normalmente se hace y cobra cada compra realizada por los clientes de la panadería. En estos dos últimos días ha visto a más gente que nunca y se ha reencontrado con viejos conocidos olvidados, pero claro, nada importante. Los olores del pan o los dulces a veces le vuelven loco. Todavía no entiende cómo es que Gemma se resiste a comerse esos dulces postres en las estanterías o las repisas.

Ayer tuvo la curiosa experiencia de hacer un pastel que dijera "Felicidades en tu compromiso" y le pareció tierno, sólo que al cliente no se le notaba esa misma cara. Ha descubierto que todas las mañanas Robin continua con su tradición de tomarse un café y comerse un croissant mientras discute los acontecimientos del país junto a un grupo de viejos amigos que también vienen a la panadería a tomarse ese café con algún manjar de su elección. Las amistades se mantienen.

__ Mamá, ¿hago caja a las cinco o confías en mí?- sonrió un poco burlesco.

La mujer, que estaba pasando un trapo con desinfectante por una de las mesas cerca de donde estaba Harry, lo volteó a ver con esa sonrisa cínica.

__ Harry- dijo-, mi amor, yo confío en ti; pero cualquiera se equivoca.

__ Vale- sonrió tras rodar los ojos.

Hacer caja es contar todo lo recogido durante el día y ver que haga cuenta con el librito del record de las ventas. Es raro, antes cuando era más joven y le tocaba hacer algo en la panadería lo hacía sin muchas ganas, casi que a regañadientes. Pero ahora, por alguna razón no lo ve así, ejerce su trabajo con agrado y hasta trata de hacerles un poco de plática a ciertos clientes que entran y vienen por su pan calientito.

Ayer hasta vio a un chico guapo, decente y hasta le regaló varias sonrisas de más. No todo es malo.

Gemma ya está terminando su master. Harry otra vez ha estado pensando en cortarse el cabello. Uno de los meseros en el pub tiene un corte muy moderno, pero sin dejar a un lado un buen volumen de cabello y eso le ha llamado la atención a Harry. Estos días en el Pub le ha ido bien, cuando la gente sale a tomarse una copa parece ser más amable y feliz de lo normal, por lo tanto, Harry ha pasado desapercibido en los problemas. Claro, llega cansado a casa y tiene que esperar una hora en la estación hasta que el primer autobús se digne a salir, así que llega a casa a eso de las cinco de la mañana y se acuesta a dormir. Ya vio que sus cortinas no le funcionan así que tendrá que irse a comprar unas que no dejen pasar la luz.

Por mientras que está acá, ha decidido pagar taxi y venirse hasta la panadería y dormir en casa de sus papás por mientras que cubre el puesto de Gemma. Los taxis le cobran mucho menos y a veces hasta le dan ride algunos compañeros.

Hoy no ha llovido, pero se nota que la briza fría remueve cualquier cosa a su paso, así que hizo bien al ponerse un jersey gruesito.

__ Gracias a usted- sonríe siendo amable con la última persona que ha entrado a comprar dos barras de pan francés.

Suspira hondo, agarra el ticket y lo mete debajo de los otros. Con el bolígrafo de tinta azul escribe en la suma lo que se acaba de vender y vuelve a colocar el bolígrafo encima de la mitad del cuaderno. Estando en la guardería se preocupaba un poco por mejorar su letra, algunas notas las hacía a mano y le causaba un poco de vergüenza cuando alguien no le entendía lo que ahí decía. Pero ya no importa, al parecer.