Capítulo 48

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Una vez más y sin esperárselo, Alina le estaba hablando. Esta vez la conversación no iba sobre futuros despidos, accidentes inevitables o situaciones personales. Su jefa, por alguna razón, era una mujer soltera que tranquilamente se dedicaba a cumplir sus diversas metas profesionales sin tener interrupciones en la vida. La guardería crece, Harry sabe que así es y que pronto dejará de ser una guardería porque tal vez, y si los permisos y la política se da, se torna además en un kínder. Y eso a Harry le encanta, porque pese a no ser el maestro más longevo en ese establecimiento, ha adquirido un sentido de cariño y pertenencia. Cabe recalcar que desde que se salió de la universidad durante el último año de carrera, nunca había trabajado de eso mismo que estudió. Es que no se consideraba el mejor y los enredos de la juventud, la fiesta y el amor, le arruinaron la visión futura de un hombre capaz de emprenderse a lo que quisiese.

Volviendo a Alina, su jefa, la mujer se había sentado junto a él durante al almuerzo mientras que las abejitas comían y aprendían a masticar con calma, sin regarse la comida o pelearse las rodajas de fruta.

__ Harry, ayer me acordé de ti- él frunció el ceño, confundido por esas palabras de ella.

__ ¿Sí?, ¿por qué?- deseó que no fuese por nada malo.

__ Estaba hablando con mi hermana- él asintió, viendo la ensalada en una esquina de su plato.

La ensalada es de lechuga romana, rayitas de zanahoria y maíz cocido.

__ Y me contó sobre unas becas para cursos en Alemania- Harry volvió a verla y se le hizo imposible posar los ojos en ese marcado lunar que adorna el mismo punto en que el lunar de Marilyn Monroe estaba.

__ ¿Cursos sobre qué?- mostró interés, pero no porque realmente lo tuviese.

Irse a Alemania implica muchas cosas que Harry en estos momentos no quiere considerar. Acaba de mudarse, lo que menos necesita es perder el dinero del depósito y luego fingir que eso no le costó.

__ Hay de diversos tipos, pero cómo tú eres del área de educación infantil, hay un curso sobre...

Y ella le explicó, hablando con serenidad y cierto entusiasmo. Harry se dio cuenta que esa consideración se debía simplemente a la leve culpa que tal vez Alina podía sentir luego de haberle dicho sobre el vencimiento de sus servicios en la guardería al no ser un maestro con contrato permanente. Tal vez ella se sintió responsable de buscarle una ocupación o algún trabajo para que Harry no volviera a ser parte de las estadísticas de desempleados.

__ Vale, suena interesante- se limpió los bordes de la boca-, voy a averiguar.

Ella le contó sobre la página web y él hizo un esfuerzo por fingir que de verdad le interesaba la información. Ayer se recortó las puntas, él mismo lo hizo frente al espejo del baño y utilizó una tijera que la prestó su compi de piso. Frente al espejo y con el cabello mojado se lo peinó con tal de encontrar ese punto exacto a su gusto. Picó las puntas como si de verdad supiera lo que estaba haciendo y sonrió al ver los resultados. No estaba mal, pero tampoco era el gran corte. Sigue siendo capaz de hacerse sus coletas o las bonitas trenzas que a veces las niñas le ven y le tocan.

Farah ha vuelto, por lo tanto, Zayn también. Durante los días que no lo vio y se limitó a hablar con él a través del chat o por video llamadas, se sentía angustiado por dentro. Es tan difícil amar a alguien y tenerlo lejos. Se siente lindo en el estómago cuando ríes o escuchas esa voz que tanto te seduce, que tanto deseas y que tanto amas.

Con Austin las cosas eran fáciles en ese sentido, se veían casi siempre en la universidad y todo el tiempo iban juntos. Luego de mudarse, luego de decidir salirse de la carrera, fue que por instantes todo iba bien, pero ciertos días ninguno de los dos resistía si quiera tenerse cerca. En internet le llaman a eso "Crisis de cercanía".

De repente un día, por influencias o debilidades, las drogas se metieron de por medio y el resto nos lo sabemos.

__ ¡Harry!- alzó la mirada, la voz de Lia latía en su consciente.

__ ¿Ah?- la mujer de pecas señaló hacia sus pies y Harry miró para abajo, notando a uno de los niños que le daba el paquete de crayolas.

Sonrío amable y se agachó para ayudarle a cerrarlo. Cuando acabó, el niño se llevó el paquete consigo y Harry volvió a incrustar sus cinco sentidos en la situación actual; no en el pasado o en el futuro, en el ahora.

El reloj marcó la hora que siempre marca y sonrió ayudando a algunos niños a doblar sus mantas, o él mismo dobló algunas porque los nenes de dos años no pueden solos y es lindo ver cómo lo intentan. Luego de ayudar a acomodar todo lo que se había utilizado para la hora de la siesta, se fue animado del salón para ir a abrir el portón y la puerta, quitándole el seguro a ambas entradas. Por precaución e interés, miró hacia todos lados de la cuadra, percatándose de la ausencia de ese hombre rubio terrorífico. Sonrió amable viendo a los primeros papás aparecer, ellos de seguro también esperaban por el reloj.

Saludó, fue amable y ayudó con algunos pedidos necesarios para la actividad del sábado. Pronto le toca cantar, ya ha practicado la canción usando su guitarra y su voz, ¡dhu!

Estando en el comedor, para dejar esas compras en unos anaqueles, vio entrar a su dios, a ese que no es muy conocido, a ese que no condena por algo natural, a ese que sólo él alaba. Sonrió tan rápido como el fuego quema y se atrevió a acercarse.

__ Déjame ayudarte- Zayn sonrió y aceptó un poco de ayuda con la caja de las decoraciones.

Harry cargó por el otro lado y acomodaron la caja a un lado de esos anaqueles, escondiéndola un poco con tal de que ningún niño curioso viniese mañana e hiciese algo indeseado con las decoraciones. Ambos sonrieron al enderezarse otra vez.

__ Está pesadito- exclamó Harry.

__ Sí, gracias- Zayn sonrió.

Pero no sólo sonrió, se acercó sin pena a aquel chico de pantalones negros y camisa grande de botones. Apenas y jaló un poco de esa manga recogida con tal de acercarlo hasta el punto de apoderarse de él posando los labios rosados encima de esa boca llena de manjares escondidos.

Se besaron así como hacen, pero Harry no olvidó que estaban en la guardería. Claro, si por él fuese lo hubiese olvidado y ya se hubiese puesto el chip de "Habitación de hotel". Extraña el cuerpo de Zayn, extraña las caricias y los susurros, extraña el contacto íntimo y desearía no tener que suplir esa necesidad pensando en él todas las mañanas mientras se baña para salir al trabajo.

__ ¿Cuándo?- susurró alejando la boca de su amante.

__ El sábado, cuando se acaba el show. Te lo prometo- Zayn sonrió admirando esos ojos verdes, pasando una mano tatuada por aquello rulos salvajes-. También te extraño.

__ Mucho- recalcó Harry, agachando la mirada como si sintiese pena, pero no es pena, es necesidad de liberar todo eso que lleva quemándolo por dentro.

Tomaron distancia y regresaron al mundo real, a veces el mundo real no es placentero. Y como sabemos, estamos en esta vida para llevarnos por lo placentero.

El plan de Harry es que apenas llegue a casa se comerá ese subway que dejó en la nevera y se duchará con agua caliente para relajarse más de lo normal y acostarse en la cama para poder descansar del día cansado que ha tenido. Tal vez se masturbe un poco, ¿quién sabe?

Caminó por las aceras de Londres, viendo los escaparates de tiendas y notando a la gente que viene y va. Hay turistas, hay locales, hay pequeños y grandes, el mundo gira y gira y el sol se esconde. Pronto viene la primavera, pronto sólo hay lluvias y la nieve deja de estorbarnos a todos, tal vez. Ayer, él leía el periódico con tal de enterarse de muchas cosas que ocurren en el país; no sólo hablando de la política, sino también de la sociedad misma. ¿Cómo estamos hoy, London?

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora