Capítulo 46

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Zayn se ha ido. Una dona no es cena decente para su hija, por lo tanto, Harry vuelve a la soledad. Pero esta vez, su familia está aquí para él lograr entender que la soledad es una falsa hermana de la tristeza. No tiene motivos para ello, para sentirse triste o desprotegido. Sin querer, ha vuelto al pensamiento de hace varios meses atrás. ¿Está desamparado?, ¿su desgracia no parará? Quiere entender por qué un problema que se supone está resuelto desde hace tiempo ya no lo está. Y de repente odia vivir en el mismo lugar y sentirse así. Pero por suerte, la copa de vino blanco, su madre, su hermana y su padrastro/padre están aquí, platicando con él y permitiéndole no sentirse tan abandonado como lo es dormir en una cama que no te pertenece.

__ ¿Cuándo es?- miró a su mamá, ella pregunta cuándo es la actividad de la guardería.

__ El próximo sábado- sonrió-, sería genial que fueran. Voy a tocar la guitarrita.

__ ¿Y a cantar?- sonrió a escondidas cuando notó la alegría inundando la mesa ante las palabras mencionadas.

__ Sí.

__ ¡Genial!- exclamó Gemma dando un aplauso en el aire.

Harry tiene una bonita voz, siempre cantó en la bañera o en actividades del colegio. Después, cuando la vida adulta lo tomó por sorpresa y descarriló sus motivos en la vida, ese talento de él volvió a las sombras y sólo cuando siente ganas de expresarse por medio de alguna forma que no le impida parecer loco, canta. A veces, de eso se trata todo.

__ Podemos invitar a tu tía para que lleve a los niños- Harry asintió sonriendo ante la idea de Robin.

__ Sí, a Frankie y Michelle- recordó Gemma.

Entre más personas asisten, más bonito sale el acto. La felicidad de sentirse apoyado se reunió adentro de su pecho, cosquillas calentaron la base de su estómago y se sintió emocionado ante lo que el futuro le deparaba.

__ Voy a llamarla ya porque después se me olvida y así ella no hace ningún plan para ese día- su mamá se levantó de la mesa, preocupada por encontrar el celular con tal de avisarle a su hermana lo que se acababa de planear.

Mientras Anne se alejaba de la mesa en la que estaban sentados, todavía en la panadería, pero con las puertas cerradas porque ya no están atendiendo a nadie y el último empleado se fue hace rato, Harry cambió su ceño feliz a uno medio entristecido. Fue inconsciente esa acción, ni siquiera se percató de la leve desobediencia por parte de su rostro...

__ ¿Qué pasa?- la voz de Robin lo regresó a la tierra y Harry levantó la mirada, por un instante el fondo de la taza de té se volvió como el universo mismo.

Imagínense en el espacio, flotando sin gravedad, rodeados de oscuridad y puntos brillantes que pueden ser estrellas u otras galaxias lejanas. Galaxias diferentes a la nuestra, mucho más lejos de lo que se puede contar con los dedos o con las hebras del cabello.

__ No, nada- mintió, olvidando todo lo que hasta hoy había acarreado.

__ Yo pensé que lo ibas a presentar- y por un instante la sonrisa malévola de Gemma se marcó en ese rostro fino, rodeado por cabellos ondulados rubios.

__ ¿A presentar?- Robin miró a Gemma, sin comprender.

Ella, como niño travieso que esconde la trastada, negó sin saber. Pero a Harry no le molesta, ya la conoce y ninguno de los dos tiene quince años. Hace rato dejó de tener quince años.

__ Zayn y yo estamos saliendo- hace mucho Harry superó el miedo por contarles a su familia sobre el amor que en algún momento podía estar sintiendo por otros hombres.

Su familia va más allá, de eso se trata.

__ Sí, se te nota- Robin hizo un movimiento con las manos circulándose el rostro y Harry escondió una sonrisa penosa-. ¿Pero no por eso cambiaste esa cara?

Los ojos de duda en Robin hicieron a Harry sentir la cuchilla contra el cuello.

__ Está molestándome otra vez- no quitó la mirada de encima de su padrastro-, hoy lo vi.

__ ¿A Austin?- Gemma se tapó la boca en señal de frustración y Robin suspiró.

__ Sabe dónde trabajo.

__ ¿Enserio?- Gemma miró a ambos hombres, sin creerse lo que había escuchado.

__ E intentó acercarse a mí cuando iba con Zayn y la niña- Harry respiró hondo, jugando con la esquina de una servilleta achurrada.

__ Ese tipo no va a parar- Robin se cruzó de brazos, colocándolos encima de su estómago ancho. Es un hombre de peso.

__ Zayn sabe quién es, así que me defendió- Gemma rascó su cabeza sin saber qué decir y sólo Robin mantuvo los ojos fijos en Harry.

Todos merecemos volver a la normalidad luego de recuperarnos de una tragedia. ¿Por qué eso es tan difícil de lograr?

__ Vamos a la delegación, tú no puedes seguir con estas cargas sobre tus hombros- Harry intentó negar, pero antes de lograrlo, ya Robin hablaba-, si no lo haces seguirá acosándote. Está acosándote, Harry.

__ Robin dice la verdad- Gemma los miró a los dos, y habló-, tienes que hacerlo porque Austin puede terminar perjudicándote a ti.

__ No quiero que lo vuelva a hacer- se acomodó en la silla, cansado.

__ Entonces hay que ir y denunciar esto- Robin se paró con la calma de un hombre de su edad y peso.

La pereza interna en Harry realmente era miedo, miedo a pasar por la misma negligencia y miedo a enfrentar la misma situación. 

A veces, esconderlo todo bajo la alfombra no es la opción que vale la pena. Se acomodó la bufanda y los botones del abrigo, sonrió viendo a su padrastro decir palabras de ánimo para que su espíritu no decayera y mientras iba listo para salir de la panadería, Anne volvió. Con un beso, Robin la convenció de que no era nada importante y que regresaban temprano. La mujer asintió ante los dos y Gemma calló los secretos.

Durante el viaje hacia la delegación, la misma de aquella vez luego de los golpes, Harry sintió una corriente de aire en medio de su espacio vital. Casi como una presión que ahoga, que arrastra y que desbarata. Luego de los golpes, luego del hospital, luego de las leves burlas, luego de la vergüenza y la pena... esas nauseas, esa rabia interna y esa falta de fraternidad. Cerró el puño lastimándose la palma de la mano al clavar las uñas inexistentes contra esa carne blanca y blanda.

__ No te preocupes, Harry- susurró Robin-, esta vez estoy yo.

Asintió, tal vez un hombre con mucho años en el saco sea lo mejor que le puede pasar. El coche se quedó estacionado un par de calles más abajo y caminaron juntos, sabiendo que lo importante es hacerlo y no quedarse con las ganas.

Entro a la delegación, observando la recepción tras ventanilla, a los uniformados que hacen su trabajo desde adentro y a los uniformados que van de salida. Robos, drogas, asesinatos, estafas, corrupción... ¿de verdad importa una pequeña violación a una orden de alejamiento? ¡Sí, sí importa! Esa leve violación puede conducir a cosas peores, y Harry tiene ganas de vivir hasta el fin de sus días.

__ Buenas noches- tuvo coraje en la sangre-, vengo a poner una denuncia por violación a una orden de alejamiento.

La mujer de la recepción atendió el llamado y exclamó que debía esperar sentado, pero si se sentaba a esperar, ahí se iban a quedar hasta la madrugada. Así que Harry negó, volviendo a hablar.

__ La orden de alejamiento se puso por maltrato conyugal- la mujer tragó duro, casi pudo sentir la sequedad de esa garganta y asintió, entendiendo.

Ellos no iban a hacerle lo mismo otra vez. 

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora