Capítulo 24

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Lo había besado demasiado y se sentía genial hacerlo. No encontraba la manera de acomodarse perfectamente en la banca para poder abrazarse a Harry de alguna u otra forma con tal de tenerlo así tan cerca. Habían pasado muchos minutos, compartían respiraciones y saliva. La suavidad en los labios de Harry no lo dejaba despegarse de ese mundo. Un cosquilleo y una eterna sensación no lo liberaban de esos besos. Ambos se reían a escondidas, entre piquito y piquito, todo con tal de no parar. Quien pasaba y los veía, susurraba cosas positivas o negativas, o simplemente no les interesaba. Pero era claro que a ellos dos tampoco. Por primera vez, Harry se sentía bien consigo mismo y no le debía nada al mundo.

Zayn poseía una forma cálida de abrazarlo la cual le provocaba demasiadas sensaciones que le hacían recordar la forma deseosa en que se masturbó pensando en él. Sus mejillas se calentaban de la vergüenza, pero nadie se daba cuenta porque cuando besas a alguien cierras los ojos. Quería desteñir esos labios, acabarlos y desgastarlos debido a lo emocionante que era sentir los nervios del amor una vez más.

Se alejó tan sólo un par de centímetros, miró esos ojos verdes que no saben mentir y asintió levemente, aceptando que había vuelto a sentirse como un completo chiquillo.

__ Hace frío- alzó la mirada y vio la leve sonrisa juguetona que Harry tenía marcada en la cara.

__ Sí- le dio la razón, pero sonrió un poco más al ver lo chistoso que era tener los pies de Harry trepados en su regazo.

No dijo nada, prefirió un leve silencio y observó cómo el chico se despeinaba toda la cabellera para cubrirse las orejas con ayuda de los rulos salvajes.

__ ¿Desde cuándo lo dejaste crecer?- estiró la mano, sin pena, y la metió entre esos mechones de tierra.

__ Uff- soltó Harry, casi como si se le hiciese imposible recordar una fecha precisa-, desde hace ya un buen tiempo.

__ El mío estaba largo, pero no así- observó a Harry, muchas veces se da cuenta de lo embobado que eso lo puede poner.

Se frotó las manos para calentarlas un poco más y vio que el chico salvaje se le acercaba con los dedos delgados y largos.

__ No te muevas- susurró, le hizo caso.

Zayn se quedó quieto, como una hoja en medio de una caja. Incoherente. Harry sólo quería quitarle una pestaña que se le había caído en el pómulo derecho. Las manos de él también están frías. Sin darse cuenta, tocó las rodillas de Harry y acarició suavemente sus piernas largas, pero contorneadas. Harry siempre ha sido muy rápido para encontrar la comodidad de su postura cuando está postrado en una silla. Le gusta trepar las piernas o cruzarlas, o doblarlas y sentarse en ellas.

__ Tenías una pestaña- no dejó de sostener las mejillas barbudas de Zayn.

__ ¿Pediste un deseo?- sonrieron.

__ No- se extrañó.

__ Debiste hacerlo, aprovecha- alegó el mayor, el exótico.

__ Vale, quédate quieto y te saco una, ¿te gusta mi idea?

__ No- rieron en voz baja, ya es tarde. El reloj de Zayn pronto marca la una de la mañana y ha ignorado las tres veces que su celular ha vibrado.

No quiere irse, pero sabe que tiene que hacerlo.

__ ¿Podemos quedarnos aquí, así, hasta que amanezca?- Harry recostó la cabeza encima del hombro suave de Zayn.

__ Eso me gustaría mucho- observó más allá, los pocos coches estacionados, las pocas almas y el frío de la madrugada.

¿Estás ocupado? *Zarry Stalik*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora