Capítulo 3

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     Dos semanas, solamente han pasado dos semanas desde la llegada del nuevo jefe de Marisse. Aún no ha podido acostumbrarse a su presencia, pues el hombre (llamado Piero) no deja de mirarla como si ella fuera un trozo de carne. Eso le incomoda mucho. No sabe que es peor, si aguantar los acosos del señor Gilbert (que gracias a dios ya no está) o aguantar los acosos de su nuevo jefe. Su mirada es tan intensa y penetrante... Es como si quisiera desnudarla y hacerle el amor...
     El que sea su jefe no le da derecho a tocarla. Ayer, el "señor" Barone intentó besarla en los labios mientras sostenía su trasero con una mano. Marisse que es una salvaje, no dudó en ajustarle una buena cachetada para ponerlo en su lugar.
Obviamente, Piero está que echa humo por las orejas; en primer lugar por que nunca, JAMÁS, alguien se había atrevido a tocar su bello rostro de esa manera. Nunca alguien lo había golpeado... Y para rematar, nunca alguien había rechazado al ángel de la seducción, lo cual por algún extraño motivo sólo hizo que el diablo se encaprichara mas con Marisse. Pero él está enojado con ella y no por lo que hizo, si no porque cada día se le hace más difícil estar cerca de ella y mantener el control. La desea tanto... Desea probar a aquella mujer virginal. Desea con locura recorrer cada centímetro de su delicada y suave piel con sus labios... Añora estar metido entre sus piernas, lamer y saborear su humedad, mordisquear y besar sus grandes pechos... Pero, sin duda alguna, lo que más desea es besar sus labios carnosos.
     ¿Que demonios le está pasando con ella? Él está consciente que su amor surgió desde el momento en que ella nació, pero no pensó que podría desesperarse tanto por tenerla y hacerla suya. Quiere arrastrarla al infierno junto con él y poder estar por toda la eternidad a su lado. Para eso falta que Marisse se enamore perdidamente de él. Satanás puede usar sus poderes y hechizarla para que eso pasa, pero no quiere... Quiere que su amor sea verdadero...
     — Si, lo se. Soy un cursi de mierda... Pero es tu culpa por haberme dado sentimientos — dice viendo el cielo a través de la enorme ventana de su despacho.
     Satanás siente los pasos de Marisse aproximarse e inmediatamente se pone en pie para recibirla con una buena disculpa. No estuvo bien apretar su lindo y firme trasero.
     Satanás espera unos minutos a que la puerta se abra, pero nada... Cierra sus ojos y la imagen de Gianluca sosteniendola por la cintura aparece en su mente. El deseo de matarlo comienza a crecer en su interior.
     ¿Pero quien demonios se cree ese imbécil para tocarla así?
     ¿Con qué derecho?
     De pronto, una de las tantas secretarias va pasando cerca con una bandeja llena con tazas de café y sin dudarlo, satanás hace que la chica tropiece y que todo el café caiga encima de Gianluca.
     — ¡MIERDA, ANDREA! — grita Gianluca dando saltitos de un lado a otro.
     Satanás comienza a reír a carcajadas al ver la cara del tipo que tanto odia y más, cuando ve que Marisse también se ríe. Eso le pasa por tocar a su chica...
     — ¡Oh por dios! Lo siento mucho señor, le juro que fue sin querer...
     — ¡ME LLEVA EL DIABLO! — grita Gianluca y se va furioso al baño.
     Satanás deja de reír y, abriendo sus ojos sisea:
     — Ni loco te llevo... Primero voy a misa antes de llevarme tu asquerosa alma.
     Marisse, que se había quedado viendo la escena con una risa burlona, se da la vuelta y se dirige nuevamente al despacho del señor Barone, quien al escuchar el pómulo de la puerta moverse, se da la vuelta para que Marisse aprecie su tonificada retaguardia.
     — Buenas tardes señor, le traje el...
     Las palabras mueren en la boca de Marisse al ver aquella espectacular espalda. Su mirada baja con lentitud y se posa en su firme y buen trasero. Las ganas de tocarlo le entran, acompañadas de un dolor agradable en su vientre.
     — A parte de mal educada, eres una pervertida acosadora — murmura Piero girandose para ver a una Marisse que se pone roja al darse cuenta que fue pillada.
     — No soy ninguna pervertida — chilla poniéndose las manos en la cintura.
     — No te preocupes. Me gusta que me vean y sobre todo si eres tú quien me mira de esa manera — dice Piero acercándose a ella — es más — toma una mano de ella con la suya — puedes tocarme si quieres... Nada me haría más feliz que eso...
     Las pupilas a Marisse se le dilatan y todo su cuerpo comienza a temblar al sentir la cálida mano de Piero sujetando la suya. Su cara se pone cada vez más rojas cuando él guía su mano a su ejercitado y duro pecho.
     — Marisse... — murmura con su voz ronca — ¿sabías que las pupilas se dilatan cuando vez algo que en verdad te gusta?
     Ella niega sin quitar su mano de su pecho y su vista de él.
     — Bueno, ahora lo sabes... Tus ojos están completamente dilatados ahora mismo. Eso significa que te gusta mucho lo que estás viendo... ¿te gusta?, ¿te gusta lo que ves y lo que sientes? — pregunta apretando su mano.
     Marisse entre abre su boca cuando Piero guía su mano a sus labios y besa sus dedos con delicadeza.
     — Responde... ¿te gusta lo que ves y lo que sientes? Dime que también te gusto...
     — Yo... Yo... Yo no se... — tartamudea ella quitando su mano de los labios de Piero, quien la toma por la cintura antes de que escape de sus brazos.
     — Se que sabes y no me lo quieres decir...
     — Señor...
     — Piero, llámame Piero...
     — Usted es mi jefe. No lo puedo tutear...
     — Claro que puedes. Como tu jefe, te doy el permiso para hacerlo... ¿Que tal si me invitas hoy a tu casa? Podría convencerte para que admitas cuanto...
     — ¿Que tal si se va a la mierda, señor Barone? — gruñe Marisse indignada y quitando las manos de Piero de su cintura.
     — ¿Disculpa? — pregunta él sorprendido.
     — Lo que escuchó. ¿Que clase de mujer cree que soy como para invitarlo a mi casa?
     — Marisse, no quise decir...
     — ¡Loco!, ¡Usted está loco! ¿Sabe qué? ¡Es peor que Gianluca y el señor Gilbert juntos!
     — Marisse, escuchame...
     — ¿Sabe qué? ¡Renuncio! Renuncio por que ya estoy cansada de su mirada caliente y acosadora. Cansada de soñar con usted cada noche y que...
     Marisse abre sus ojos como platos al sentir los labios de Piero sobre los suyos. Un segundo después se deja llevar por el caliente beso de aquel hombre, sin saber que se trataba de satanás. El beso del diablo.

~Enamorada del Diablo~®©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora