Capítulo 13

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     —No puedo creer que hayas caído en su juego, Marisse...
     —Y yo no puedo creer que trates de separarme a toda costa del único hombre que he amado de verdad.
     Alice ve a Marisse con reproche mientras ve cómo su mejor amiga empaca toda su ropa.
     Sujetandola con fuerza por los hombros, Alice sisea:
     —¡Por dios Marisse! ¡Él ni siquiera es un hombre! Es un maldito demonio...
     —Pues no me importa —gruñe Marisse empujando a su amiga —No me importa que él sea un demonio, un ángel o un animal... Yo LO AMO y ni tú, ni nadie hará que mis sentimientos hacia él cambien...
     —¡Él es malo! Muy malo. Tu viste lo que le hizo a Gianluca allá abajo... Estuvo a punto de matarlo... Debes alejarte de él... ¿Acaso no te das cuenta de lo peligroso que es?
     —Gabriel se lo buscó, él no deja de meterse en nuestro camino...  Y si, tal vez él es malo... Pero cuando sonríe solamente puedo ver todo lo bueno que hay en él— respondió ella bajando la cabeza.
    Estaba consciente que se había enamorado de un ángel maligno y que tarde o temprano lo suyo podría terminar y él regresaría al infierno, su hogar. Él ha hecho mucho daño, ha causado gran sufrimiento... Pero aún así lo ama. Él le ha hecho sentir cosas inimaginables. Pensar en su cuerpo desnudo, en su forma tan ardiente y apasionada de hacer el amor era un verdadero pecado... Un pecado que estaba dispuesta a cometer una y otra vez. Estaba perdidamente enamorada del diablo.
     —Marisse... —murmura la rubia abrazando a su amiga —tengo mucho miedo... Él te puede hacer daño...
     —No Alice, no—solloza apretándose a ella— él nunca me lastimaría... Piero me ama tanto cómo yo lo amo a él. Piero sólo trata de protegerme...
     —Es un demonio... Un asesino...
     —Alice... A pesar de que él es un demonio y un asesino, cómo tú dices... Todo lo que ha hecho, lo ha hecho para salvarme... Tú no sabes el temor que yo sentí cuando tu padre y el sacerdote me tenían totalmente amordazada de pies y manos... Por más que gritaba y suplicaba, nadie me ayudaba... Me desnudaron... Querían abusar de mi... Y... Y luego Piero apareció rompiendo el piso y me salvó. ¡Piero me salvó! Entró a una iglesia por mi... Por mi Alice... Estaba lastimado y muy débil, pero aún así estaba dispuesto a dar la vida por mi...
     —Marisse...
     —Él no es malo, Alice... No lo es,no conmigo... No mató a tu padre. Yo sé que él quería hacerlo, lo vi en sus ojos... Pero se detuvo por que yo se lo pedí... A pesar de todo, pensé en ti y en lo mucho que tú lo amas. No iba a dejar que tú sufrieras.
     —¡Oh Marisse! —jadea Alice rompiendo en llanto —te juro que nunca imaginé lo que querían hacerte... Creí que ellos sólo querían ayudarte, que eran personas buenas...
     —Tienes que darte cuenta de una vez quienes en realidad son los seres más perversos en este universo... No son los demonios, no es satanás... Son los mismos humanos. Somos nosotros mismos los que estamos destruyendo el mundo poco a poco. Ningún hombre es poseído por Lucifer para abusar de alguien y eso yo lo sé perfectamente, pues dos de ellos quisieron hacerlo conmigo y gracias a él, a Lucifer, no a dios eso no sucedió...
     Alice asiente sin dejar de abrazar a Marisse. Sabe que ella tiene toda la razón, pero eso no significa que esté de acuerdo, que algún día vaya a aceptar aquella extraña relación que ha surgido entre el rey de las tinieblas y una simple mortal. Ella está dispuesta a hacer cualquier cosa por salvar a su amiga.
     Alice ayuda a Marisse a empacar su ropa. Marisse le dice que puede quedarse en vivir en su departamento y le garantiza que vendrá a visitarla a menudo. Claro, acompañada de Piero.
     Cuando terminan de empacar la ropa, las dos chicas bajan con una maleta cada una. Al llegar a la sala, se quedan boquiabiertas al ver a Satanás y a Gabriel peleando entre sí. Satanás tiene su cara transformada y aprieta el cuello de Gabriel con toda su fuerza. Gabriel le ha clavado un cuchillo en el pecho.
     —¡¿QUE DEMONIOS SE SUPONE QUE HACEN?! —gruñe Marisse enojada.
     Piero suelta a Gianluca y el segundo, le saca el cuchillo.
     Los dos voltean a ver a Marisse, se abrazan y sonríen con inocencia.
     —Nada mi amor—murmura Piero acercándose a ella y besándola —sólo estábamos jugando con mi buen amigo Gabriel. ¿Verdad, Gabrielito?
     —Si Marisse, si. Luci y yo sólo jugábamos.
     Marisse, no muy convencida asiente viendo con recelo a los dos ángeles. Después de la pelea de hace un momento en la que Satanás se hizo pasar por ella, Marisse les obligó a que pusieran paz de una buena vez por todas. Gianluca aceptó, pero sólo para confiar a satanás y cogerlo desprevenido cuando su día final llegue. Satanás también aceptó, todo para hacerle creer a Gabriel que está confiado. Él mismo le reveló que dios está planeando algo en su contra.
     Piero toma las maletas de Marisse y en un abrir y cerrar de ojos, hace que aparezca en su departamento. Luego, extendiendo sus enormes y negras alas, toma a Marisse por la cintura y se la lleva volando hasta el cementerio.
     —¿Que hacemos aquí? —pregunta Marisse abrazando a Piero.
     Hace mucho frío y en el cementerio se siente aún más, sin mencionar lo siniestro que se ve al estar rodeado de neblina.
     Piero sonríe, besa a su novia con dulzura y dice:
     —No quería que el metiche de Gabriel y la cacatúa de tu amiga nos vieran partir.
     —¿Partir? ¿A donde vamos?
     —¿Confías en mi? —pregunta Satanás viendo a Marisse a los ojos.
     Ella asiente sonriendo y acariciando su mejilla.
     —Totalmente.
     —Muy bien... Marisse, tú y yo nos vamos al infierno.
     —¡¿Qué?!

~Enamorada del Diablo~®©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora