Dedicado a: sarcastica19
¿Que si tenía miedo? Si, claro que tenía miedo. Los ardientes ojos de Belial me hacían estremecer del miedo y de deseo. Deseaba que me desnudara y que me hiciera lo que él quisiera... Todo para complacer al amor de mi vida. Piero dijo que quería verme con él, que quería que lo hiciera gozar de la misma manera en que lo hago gozar a él... Yo estoy dispuesta a hacer todo lo que él me pida. Mi cuerpo, mi alma y mi cerebro quiere complacer todos sus oscuros y perversos caprichos. Después de esto, estoy segura que tengo ganado el infierno y sólo espero que dios se entere de esto y me deje en paz de una buena vez.
—¿Puedo besarla? —pregunta la ronca voz de Belial.
¡Dios! Su voz me hace mojar...
—Por supuesto —responde Piero sentándose en un gran sillón de cuero negro.
Belial no me aparta la mirada. Me ve cómo si yo fuese una oveja y él un León hambriento.
Con sus largos dedos, recorre mi cintura hasta llegar a mis pechos cubiertos por un sostén de encaje negro. Los aprieta, los masajea y yo sólo gimo por lo bajo. Noto que sonríe con picardía. Sin previo aviso, rompe mi sostén y mis pechos quedan al aire para él. Se agacha a mi altura y empieza a jugar con ellos. Los muerde, los chupa, los lame, tira de mis pezones. Esta vez mis gemidos son altos. Grito gustosa y revuelvo su cabello con mis manos.
Belial me da un fuerte y seco azote en el trasero, suelta mis pechos y me empuja para que caiga en la cama.
—Sabes delicioso, Marisse... —murmura tomando mi cintura y colocándome más al centro de la cama —Quiero que sepas —vuelve a murmurar, pero esta vez abriendo mis piernas —que Satanás y yo compartimos mujer siempre que se nos apetezca y tú, mi linda mortal me apeteces demasiado... Desde hoy, también serás mi mujer cada vez que yo quiera, a la hora que yo quiera y como yo quiera. Te voy a besar frente a él y frente a quien sea, ¿entendiste?
Aquella orden me hizo enfadar un poco, pero extrañamente, su actitud imponente sólo hizo que mi vientre se contrajera y que mi interior se mojara. Volteo a ver a Piero. Él sonríe con picardía y asiente lamiéndose los labios.
—¿Entendiste Marisse? —gruñe la voz de Belial.
Asiento tímidamente, pero a él parece no agradarle mi reacción, pues me ve con su entrecejo fruncido y me azota con fuerza. Yo chillo dolorida.
—Cuando yo te pregunte algo, quiero que me contestes. Ahora, ¿entendiste, Marisse?
—Si —murmuro haciendo un puchero.
Las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba. Dándome un ligero beso en los labios, pregunta en un tono dulzón:
—¿Si qué?
—Si señor—respondo sonriendo.
Él también sonríe encantado por mi sumisión. Comienza a acariciarme por encima de la braga mojada. Se acerca a mi boca y me besa apasionadamente. Su lengua entra en mi interior, jugando con la mía, mientras que con sus dedos mueve mi braga. Acaricia mi húmedo sexo de arriba hacia abajo. Jadeo en su boca. Sonríe fascinado sin dejar de besarme. Me mete dos dedos de golpe en mi interior y jadeo más alto cuando los mueve de un lado a otro, haciendo un ruido morboso. Jadeo, jadeo, jadeo y siento que me voy a correr en cualquier momento, pero no me deja terminar en sus dedos. Los saca, yo protesto. Él me da una nalgada y, metiendo sus dedos llenos de mis fluidos a mi boca, me obliga a chuparlos y sisea:
—Si vuelves a protestar, te voy a castigar. ¿entendiste?
—Si señor —asiento saboreando sus dedos.
Él sonríe nuevamente. Me besa por última vez en los labios y metiéndose en medio de mis piernas, me rompe las bragas y comienza a chupar mi sexo. Chillo, jadeo, gimo. Su boca invasora me hace estremecer y resoplar. Con su lengua, empieza a torturar mi clítoris una y otra vez. Aprieto su cabeza con mis manos. Exijo más. Me vuelve a azotar, pero esta vez su lengua baja y la introduce en mi interior. Grito enloquecida. Me sujeta por el trasero y empieza a succionar todo de mi. El calor recorre todo mi cuerpo, sube hasta mi cabeza. Estallo en un devastador orgasmo que me hace convulsionar. Aquel pervertido ángel caído se bebe todos mis fluidos sin dejar rastro alguno. Sin dejar que me recomponga, me sujeta las piernas, se las coloca en los hombros y abriéndose su jeans negro, saca su enorme e hinchada erección. Maldición... Es tan grande cómo la de Piero. Ensarta su duro pene en mi interior y yo grito dolorida. Empieza a mover sus caderas de un lado a otro. Mete, saca, mete, saca. Grito, jadeo, chillo.
De pronto, siento algo duro y mojado caer sobre mis labios. Abro los ojos. Es el la erección palpitante de Piero. No dudo en meterla a mi boca y chuparla gustosamente. Mis músculos internos se contraen, succionan la erección de Belial y otro orgasmo toma mi cuerpo. Él no tarda en rugir cómo una bestia, transformando su cara y correrse descontroladamente en mi interior. Me llena toda y siento aquel líquido caliente y espeso llegar hasta el fondo. Piero también ruge y se corre en mi boca.
Me siento muy agotada, saciada, satisfecha. Me quedo completamente dormida unos quince minutos, pero los besos de Piero me despiertan.
—Aún no terminamos —susurra sonriendo.
Ninguno de los dos tiene los ojos marrones, están grises y encharcados de sangre. Aquello debería asustarme, pero no... Me excita más.
—Te vamos a coger al mismo tiempo, Marisse. Eres nuestra mujer y queremos que nos complazcas como tal... ¿entendiste? —susurra Belial besando mi cuello.
Jadeo. Apretando su creciente erección, contesto:
—Si señor
—Que chica más obediente... Me encanta tu mujer, Luck —dice acariciando mis pechos.
La mano de Piero baja a mi sexo y lo aprieta.
—Nuestra mujer, hermano... Nuestra...
Estaba segura que aquellos dos ángeles iban a hacer conmigo todo lo que quisieran, como quisieran y por donde quisieran, pero también estaba segura que yo les dejaría. Ahora soy la mujer de los dos y ellos son mis hombres. Míos...Por que se necesita más de un capítulo para contar una pequeña historia... En el siguiente os contaré la historia de Belial ;) no se olviden de votar y comentar, chicas :D
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~Enamorada del Diablo~®©
Romance- Y si, tal vez él es malo... Pero cuando sonríe solamente puedo ver todo lo bueno que hay en él - respondió ella bajando la cabeza. Estaba consciente que se había enamorado de un ángel maligno y que tarde o temprano lo suyo podría terminar y él...