En total, diez ángeles caídos habían llegado a la tierra por petición de satanás. No sólo serán ellos los que lucharán junto a él en contra de lo que sea que dios les tenga preparado, pero por el momento, ellos son los encargados de cuidar a Marisse para que nada malo le pase. Entre los ángeles llegados está Samael, quien no duda en hablar con ella para disculparse por su comportamiento desde un inicio. Al principio, Marisse no entiende ni un carajo de lo que habla, pero luego él le dice que cuando Lucifer fue sellado, su deber era protegerla a ella de todo peligro y no lo hizo creyendo que su muerte, sería lo mejor para su señor.
—Perdóneme mi señora... Pero en ese momento, yo sólo sentía rencor hacia usted. Nunca había visto a mi señor tan triste como lo estaba en ese entonces... Yo no debí descuidarla. Le prometo que ahora yo la voy a proteger con mi vida si es necesario.
—No te preocupes Samael —murmura Marisse sonriendo con ternura —entiendo tu punto de vista y tus razones. Me comporté como una perra con Piero y tú sólo querías lo mejor para él.
—Entiendo que el corazón humano es muy frágil y a veces un poco terco para tomar decisiones. Pero ahora, usted tomó la suya; pasar toda su vida al lado de nuestro ser supremo. Usted es lo más importante para nosotros ahora...
—Seguiré siendo la misma Marisse de siempre. Y por favor, no me digas señora por que me haces sentir vieja.
Ante la risita burlona de Marisse, Samael también ríe y asiente.
Comienza a entender porqué satanás está enamorado de ella. Es una mujer bastante hermosa y atractiva, pero lo que más sobresalta de ella es esa sencillez y carisma que pocas tienen.
—Vale Marisse, ¿Vas a entrar o te piensas quedar hablando toda la vida con Samael? —gruñe Belial asomando su cabeza por la puerta.
Marisse sonríe y corre junto a él.
Belial y Samael la han acompañado a comprar su vestido de novia. La boda estaba cada vez más cerca. Toda planeada por el mismo Lucifer, quien no les acompaña ahora mismo por que Marisse dice que es de mala suerte que el hombre vea el vestido antes de la boda.
Marisse se prueba un sin fin de vestidos blancos. Largos, cortos, sueltos, ajustados y ninguno le convence a pesar de la insistencia de Belial de que escoja cualquiera.
—¡No Belial! —chilla Marisse frustrada —mi vestido tiene que ser especial...
—Pues para mi con todos te ves igual de hermosa y apetecible —murmura éste sobando su cabeza con una mano —yo sólo puedo imaginar el día en que Luck te lo quite y luego me invite a mi a disfrutar de...
—¡Belial! —jadea Marisse abriendo sus ojos como plato —cállate tonto...
Belial suelta una carcajada que llama la atención de las muchas mujeres que se encuentran en la boutique. Ellas lo ven extrañado, pero enseguida aquel ángel seductor capta toda su atención.
Marisse, al ver la mirada de las mujeres, frunce su entrecejo y se lleva a Belial de la tienda casi arrastrado.
—Cielos mujer —murmura Belial frotando su hombro —deberías ser hija del Increíble Hulk... Tienes una fuerza bestial y admito que te ves jodidamente caliente enojada.
—¡Alto ahí demonio! —chilla Marisse apuntándolo con el dedo índice —en primer lugar, no estoy celosa y en segundo, ni creas que voy a rozar si quiera un cabello tuyo cuando mi hombre no está presente.
Belial hace un puchero y pone cara de perrito regañado.
—Ni lo intentes... ¡Mejor vamos a ver más tiendas!
...
—La que me parió... Te juro, Marisse Grayson que si volvemos a entrar a la misma maldita tienda de hace rato, te voy a matar... Te lo juro por mi madre —sise Belial halando su cabello con fuerza.
—Cierra la boca que tú no tienes madre —gruñe Marisse caminando como loca por todo el centro comercial.
Belial está frustrado por que Marisse ha visitado más de diez tiendas, se ha probado un sin fin de vestidos que le quedan perfectos, pero a ella no logra convencerlo ninguno. Quizá sea ella la frustrada. Desea algo diferente... Se va a casar con el Diablo y tiene que estar espectacular para él. Algo que a él le guste...
Marisse se para en seco cuando nota frente a ella una tienda con ropa bohemia. Su mente vuela a mil y no duda ni por un segundo entrar corriendo a la tienda. Belial y Samael tratan de seguir su paso, pero es casi imposible.
Cuando Marisse encuentra el área de vestidos, su grito es descomunal, tanto que los ángeles guardianes que la acompañan, corren asustados a ver que le sucedía. Belial pone los ojos en blanco al verla saltando de un lado a otro. El grito que Marisse había hecho hace rato, nada se compara con el que acaba de ser al ver un hermoso vestido de color negro frente a ella. Lo toma rápidamente y corre al vestidor a probárselo.
—No cabe duda cuan raras y complicadas que son las mujeres —cuchichea Samael.
Belial asiente sonriendo con sarcasmo.
—Si, y créeme que esta es peor... Lo que tiene de preciosa, lo tiene de loca.
Samael ríe a carcajadas seguido de Belial, pero la risa les cambia a un "WOW" cuando Marisse sale del probador con su vestido puesto.
Era un vestido de color negro sin mangas con un escote en forma de corazón. Alrededor del estómago, una preciosa tela de encaje. El vestido tenía un corte en la parte de abajo del lado derecho que mostraba las piernas suaves de Marisse.
—Marisse... —murmura Belial viéndola de pies a cabeza — te ves... Espectacular.
Marisse se ve al espejo y sonríe. Con un velo negro y una cola del mismo color, seguramente se verá mejor... A Piero le va a encantar, de eso está segura....
Satanás también había comprado ya su traje de novio. Era totalmente negro, sin corbata. Intentó mostrárselo a Marisse, pero ella le golpeó en la cabeza al saber que lo haría para que ella le mostrara también su vestido.
El fin de semana se había pasado volando. Lunes había llegado y con eso, la universidad. Marisse tendría que ver nuevamente al odioso profesor de derecho jurídico una vez más.
A Satanás no le hace nada de gracia que su novia tenga que estar con otras personas que no sea él, y sobre todo con ese tipo que oculta algo. Es muy sospechoso... No puede ser un ángel normal o ellos ya lo sabrían, pues se conocen.
—Muy bien chicos, antes de salir de clases dejen sus trabajos en el escritorio, por favor —dice Máximo borrando el pizarrón.
—Mierda —jadea Marisse tapando su cara.
Olvidó que tenía un trabajo que hacer, del cual no tiene idea de que se trata. Estuvo tan ocupada con el asunto de su amiga Alice y con lo del vestido que ni siquiera abrió un cuaderno.
—Señorita Grayson, por favor se queda unos minutos. Necesito hablar con usted.
Marisse maldice, pero no tiene otra alternativa más que aceptar.
Cuando todos los alumnos ya han salido del salón, Máximo camina y se para frente a Marisse, quien tiene los brazos cruzados y su entrecejo fruncido.
—No me mires así. Te retuve por que sé que no hiciste la tarea —dice él divertido —¿estuviste ocupada el fin de semana?, ¿conseguiste el vestido adecuado?
Marisse se pone de pié y golpea la mesa de su pupitre.
—¿Y A USTED QUE LE IMPORTA?! —gruñe enojada —¿PORQUÉ MIERDAS ME ESTÁ VIGILANDO?
—No grites... Yo sólo trato de protegerte... Marisse... ¿no entiendes que si sigues cometiendo errores como ese, tu destino será agrio?
—No se de que demonios me está hablando...
—Demonios son los que tienes a tu lado —sisea Máximo sujetando la muñeca de Marisse con fuerza —ellos sólo serán tu perdición y parece que no te importa ser su juguete... El final está cerca, Marisse. Aún tienes tiempo de salvar tu alma y pedir perdón a...
—¡VÁYASE A LA MIERDA Y DÉJEME EN PAZ! —grita Marisse golpeando la cara de su profesor con el puño cerrado.
Recogiendo sus cosas, sale corriendo lo más rápido que puede hasta afuera del campus.
Busca desesperada a Piero para decirle todo lo que Máximo le acaba de decir. Lo ubica rápidamente recostado sobre su motocicleta al lado de Belial y... Una mujer...
Marisse cierra los puños con fuerza al ver cómo él y Belial hablan y sonríen con coquetería a la desconocida.
Caminando furiosa donde él, lo golpea con toda su fuerza en el estómago y solloza:
—¡Maldito imbécil! ¡Se acabó!
Marisse se va corriendo y llorando lo más rápido que puede, fuera de los ojos asustados de Piero y Belial.
Todo pasa tan rápido... Marisse había corrido demasiado que, al cruzarse una calle no se percató de una camioneta que estaba a punto de embestirla brutalmente. Ella grita aterrada, pero luego se estremece al sentir como es levantada por alguien que vuela a toda velocidad hasta lo más alto del cielo.
—Piero... —murmura sollozando aún con los ojos cerrados.
—No... Soy Dios.
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~Enamorada del Diablo~®©
Romance- Y si, tal vez él es malo... Pero cuando sonríe solamente puedo ver todo lo bueno que hay en él - respondió ella bajando la cabeza. Estaba consciente que se había enamorado de un ángel maligno y que tarde o temprano lo suyo podría terminar y él...