Advertencia:
Este capítulo contiene escenas con alusión a la tortura y al canibalismo, si son muy sensibles les recomiendo que no continúen leyendo.
CAPÍTULO 04.
Juguete.
Lo más incomprensible del mundo, es que todo en él es comprensible.
Albert Einstein.
1.
Se recostó en el sillón del camarote sacándose la corbata y los zapatos. Suspiró profundamente antes de apurar un cigarrillo a su boca y encenderlo con lentitud. Luego de que el peliverde lo apretara contra él tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para apartarse y no hacerle el amor ahí mismo. Zoro tenía algo que lo volvía loco, tal vez esa timidez con la que se dejaba hacer o ese salvaje e inexperto modo de corresponder, su aparente inexperiencia lo enloquecía.
"— Estaba ocupado — le respondió luego de dar un largo trago al licor.
— ¿Ocupado? — Trató de burlarse, aunque sentía un extraño temor — ¿Haciendo qué?
— Liberando tensiones."
Apretó los dientes molesto; el espadachín fingía inexperiencia para volverlo loco, ¿qué clase de enfermo era?, si tanto deseaba estar con él porquesimplemente no se lo decía y ya.Suspiró.« Y pensar que iba a disculparme.»Se burló de sí mismo «Hubiera quedado como un idiota.»
Estaba harto de sentirse de aquel modo, estaba harto de desear a aquel hombre, ¿Qué era lo que tenía?, ¿Por qué no podía sacarlo de su cabeza?Despejó sus pulmones exhalando con fuerza, si no descubría pronto lo que le pasaba no sabíaqué le iba a pasar, apagó el cigarrillo y se acomodó, cansado por no haber reposado bien la noche anterior y no haber descansado en todo el día se quedó dormido casi de inmediato.
2.
Lo observó dormido y prefirió no decir nada, tal vez era lo mejor. Suspiro y luego salió del camarote; además ¿qué iba a decirle?, las cosas pasaban por una razón, tal vez era lo mejor para él no decirle al cocinero que lo que había estado pensando, debía conservar su dignidad, bueno, lo poco que le quedaba de ella, ya se había rebajado más en un par de días que en toda su vida.
Al salir contempló el cielo despejado sobre él. Suspiró con resignación y escalóla malla del mástil una vez más.Lo mejor era entender que todo aquello no había sido más que un error que seguramente no volvería a repetirse, un error que a él le había costado más de lo que estaba dispuesto a admitir. Se masajeó el pecho una vez en la canasta de vigía, sentía una presión que le sacaba el aire y no lo dejaba respirar.Suspiró pesadamente y se sentó con las piernas enredadas como buda, ese dolor sólo podía significar una cosa, y aún no estaba preparado para decirlo, ni siquiera a sí mismo, tenía que aferrarse a que aquello no era posible si quería conservar algo de decoro y salir bien librado de todo eso.
Maldijo al rubio en silencio por haberle hecho sentir aquello, por dejarlo tan confundido, luego se maldijo a si mismo por no haber sido capaz de impedirlo, él era más fuerte que el cocinero, si hubiera querido apartarlo no le habría costado ningún esfuerzo, y ese pensamiento era lo que más desconcertado lo tenía.Si hubiera querido, eso significaba que llevaba deseando que él rubio le hiciera aquello desde hacía tiempo. ¿Cómo podía desear algo sin saberlo? Lo que era peor, ¿desde cuándo lo deseaba?
Alzó la vista al cielo una vez más.
— Idiota...— murmuró con un extraño cariño en su voz, el insulto iba dirigido al cocinero, y aunque se esforzó en sonar rencoroso lo había dicho como si fuera una caricia de su boca.
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AmarTeDuele.
FanfictionUna leyenda... Una aventura... Y una maldición... La tripulación de sombrero de paja se lanza en una aventura ignorando las advertencias que hay alrededor, las consecuencias serán desastrosas; pero en medio de la oscuridad brilla una esperanza: "El...