06. ¿Esto Es Amor?

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Advertencias:

Este capítulo contiene escenas de tortura sobre uno de los personajes principales, si son personas demasiado sensibles les recomiendo que no sigan leyendo.

¿Esto Es Amor?

Para que triunfe el mal, sólo es necesario

que los buenos no hagan nada.

Albert Einstein.

1.

Vio una silueta al frente y se detuvo, el ruido de unos pasos aproximándose la obligo a ocultarse tras un árbol, pero pronto se dio cuenta que no había razón alguna para esconderse, les miró pasar corriendo y reaccionó —. ¡Capitán!

Luffy se detuvo de inmediato al reconocer la voz de la arqueóloga y jalo un brazo de Nami para que se detuviera también, se giró y la vio aparentemente oculta, instintivamente paseo su vista por todo el lugar, y se dio cuenta que estaba sola—. ¿Dónde están Zoro y Sanji? — preguntó sin rodeos, dando un paso hacia la morena.

Robin sintió como los latidos de su corazón se normalizaban y suspiró antes de caminar hacia el joven moreno—. Espadachín se quedó peleando para que cocinero me pusiera a salvo — le informó con voz calmada —, cuando nos dimos cuenta que nadie nos seguía cocinero volvió para ayudarlo.

El joven capitán relajo sus músculos, sabía que cuando ese par peleaban juntos no había quien les ganase, sonrió ampliamente.

— Vamos a buscarles.

La morena frunció el ceño al verlo tan tranquilo.« Debe ser porque no vio lo mismo que nosotros.» Pensó recordando al hombre que habían visto morir.

— Robin...— Nami seguía nerviosa, más aun al ver la cara de turbación de la otra mujer, ella normalmente era calmada, ¿Qué podía ser tan terrible para tenerla tan perturbada? La aludida desvió su vista de su capitán a la navegante —. ¿Qué ha pasado? – pregunto la más joven dubitativamente.

La mayor se pasó la lengua por los labios, vacilando si debía decirles aquello, tal vez el chico de goma tenía razón y no había nada de qué preocuparse, ¿Qué caso tenia perturbarlos innecesariamente?

— Robin —exhortó la pelirroja severamente.

La arqueóloga suspiró resignada, tendría que contarles.

2.

Llevaba las tres katanas en una mano, la cabeza baja y estaba arrastrando los pies, sabía que debía darse prisa, pero por alguna razón quería prolongar la llegada con sus otros nakamas. ¿Cómo les diría que no llego a tiempo?Ahora que pensaba detenidamente las cosas se dio cuenta que no debió asumir que iban tras de Robin, después de todo aquel sujeto que vieron morir era un hombre, debió darse cuenta que iban tras Zoro, o por lo menos que buscaban a alguno de los dos.

Miró las katanas de reojo y suspiró pesadamente, odiaba esas malditas cosas porque siempre parecía que era lo único que le importaba al marimo. ¿Qué pudieron hacerle para que las dejara?Sabía que no las hubiera soltado por nada, a menos que...Se detuvo para encenderse un cigarrillo, escuchaba claramente el pesado tamborileo de su corazón, un sonido que no hacia otra cosa que angustiarlo más.Le dolía, cada maldito latido le dolía.Su cuerpo estaba tan pesado, tan abrumado.Sacó una gran cantidad de humo de sus pulmones y levantó el rostro al cielo, una sonrisa se dibujó en sus labios, pero no reflejaba ni un ápice de alegría, era una sonrisa irónica, triste, llena de culpa y miedo.Coloco las espadas junto a su cuerpo para poder pasarse la mano por la cara y el cabello respectivamente tratando de desaparecer toda esa maldita frustración, y suspiró antes de apurar el cigarrillo a sus labios de nuevo.

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