17. Reencuentro.

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Reencuentro.

"Contemplarte es un castigo, un castigo que disfruto,

porque si te veo me muero;

pero si es por ti no importa no vivir otro minuto..."

Mara Loneliness.

1.

Blas se recargó en la pared sosteniendo aun aquel aparato entre su mano. Le parecía casi imposible, si el mismo almirante no se lo hubiera confirmado jamás lo hubiera creído. El contrato era ineludible:

'Se le concede inmunidad a cambio de la entrega de otra tripulación pirata, y de su renuncia total e irrevocable a los actos de piratería'.

Por ende, las atrocidades que había cometido en la isla eran legales bajo aquellos términos, la marina no podía ponerle una mano encima, por esa razón se había enviado un shichibukai.

Era humillante y vergonzoso tener que dejar libre a un hombre que había aterrorizado esa hermosa isla durante años, es que le asqueaba saber que se hacían ese tipo de tratos con piratas tan ruines y repugnantes como ese.

'Se le concederá una flotilla de dos barcos y cincuenta hombres (criminales de bajo perfil) una sola vez en su vida cuando decida dejar la isla de Eris'.

— ¿Y bien? — sonrió con un cinismo que hizo a Blas erguirse indignado.

— Ordenes son ordenes —, respondió con simpleza dándole la espalda para dirigirse al teniente —, y yo no soy nadie para cuestionarlas.

Amyas sonrió satisfecho tras aquella respuesta, eso era justamente lo que esperaba.

— Teniente Barak.

— ¡Señor!

— Prepare los barcos y los hombres que se estipulo.

— ¡Si, señor! — se dio la vuelta sin un atisbo de duda y se alejó por la puerta.

— Espero que después de hoy no tenga que contemplar de nuevo su repugnante cara —. Le dijo sin mirarle, pero evidentemente molesto.

— En cuanto consiga lo que quiero — respondió con voz suave y calmada levantándose de su lugar —, usted no volverá a saber ni una palabra de mi —. Se detuvo frente al comodoro y le sonrió —. Aunque tengo información, que estoy seguro, no despreciara.

Blas levantó una ceja entre curioso e incrédulo, y Williams sonrió satisfecho.

— Sobre la tripulación de —le pusó una mano en el hombro—, 'Sombrero de paja'.

2.

Desataba el pequeño velero del puerto cuando vio pasar a un gran grupo de marines, iban casi corriendo, pero perfectamente formados en dirección al sureste de ahí. Meditó unos segundos, pero si su memoria no fallaba, en aquella dirección no había más que la rivera, parcialmente rodeada de palmeras y árboles tropicales que la habían hecho inaceptable para construir un puerto. Aunque bastante útil para ocultar navíos no muy grandes de la vista de los curiosos. Un lugar normalmente usado por los marines para desembarcar presos o cosas importantes.

Terminó de soltar el último amarre y se sostuvo con firmeza ante el primer tambaleo de las olas.

— ¿Kasuki?

Se giró al puerto otra vez y contempló con expresión indescifrable al en galardonado oficial de la marina que observaba con cuidado su pequeño y olvidado velero —. Capitán — sonrió sin ganas, luego se giró para desatar las velas.

AmarTeDuele.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora