4) Dolor

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Emireth llegó del trabajo un poco cansada. El cuerpo le dolía, aunque se sentía ligeramente bien.

Bajó de su auto y encontró a su ex con su hija.

Dayane Jenkins era una hermosura con su piel color rosada, unos verdes oscuros ojos como los de su madre y un cabello rizado castaño chocolate que siempre se lo mantenía suelto.

Su hija al verla, corrió hacia ella, que la recibió con los brazos abiertos.

— Mami —saludó Dayane mientras ésta la cargaba.

— Hola, hija —Emireth le encantaba estar con su hija, ella la motivaba para seguir adelante —. Lynn.

— Hola, Emireth —saludó Lynn —. Vine a traerte a la niña porque me iré por dos meses a la casa de mis padres, están enfermos. Mi hermano y yo hemos decidido ir a cuidarlos —le explica Lynn viendo a Dayane.

— Le das saludos de mi parte y lamento todavía la perdida de Aura —dice Emireth fríamente.

— Eres tan insensible —dice Lynn viéndola con odio.

— No discutan —la voz triste de Dayane, hizo que Emireth recordara su pasado con sus padres.

— No estamos discutiendo, hija. Solo nos estamos despidiendo. —al decir eso, Emireth entró en la casa con su hija y dejando a Lynn estupefacto.

— Vamos a ver una película —le pide Dayane a su madre.

— Bien, vamos. —le dice Emireth con una sonrisa.

°°°

— ¡No puedes hacer eso! ¡Es el único trabajo que me gusta! —exclamó Emireth bastante molesta.

— Conseguirás otro, Jenkins —le dice su jefe Druym.

— Me vale mierda lo que dices. Necesito el trabajo —exigió Emireth intentando calmarse.

Ella sabía que él no tenía derecho de hacerle eso, alguien le había ordenado que la despidiera, aunque no sabía quién era.

— Lo siento, Emireth.

Emireth se acercó a Druym y le propino un golpe en la cara. Luego lo sostuvo de la camisa, acercándolo a ella.

— ¿Quien fue? —le preguntó directamente.

— Fue… fue el primo de Lynn —contesta con miedo.

— Gracias, Druym —lo soltó y salió de la oficina, cerrando la puerta con fuerza.

Se sentía demasiado enojada y furiosa. Se dirigió hacia la oficina de Sam. Allí mismo quería romperle la cara, pero se contuvo al verlo hablar con su hija.

— Dayane, ve un momento con Druym —le ordena Emireth.

Dayane se voltea y la mira de forma extraña.

— Deja que pase un tiempo más conmigo —le pide el primo de Lynn.

Emireth respirando profundamente, le preguntó tan fríamente como pudo:

— ¿Quién te mando a que me despidieran?

Sam respiró profundo, sabiendo que esto iba a suceder, y con una sonrisa, dijo:

— Me sorprende la velocidad a la que despiden a una persona.

— No a una persona, sólo a mi —Emireth estaba demasiado enojada para darse cuenta cuando su hija se le acercó y apretó su mano.

— Mi primo me pidió que lo hiciera —dice Sam tan natural, que Emireth tuvo el impulso de cortarle la lengua y coserle la boca.

— Dile a tu primo que esta me la paga —dijo amenazante mientras se daba la vuelta.

Killing You In My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora