11) Rosemary Khan

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— ¡¿Qué fue eso?!

— ¡Tío! ¡Estás bien! —exclama Dayane saltando sobre él.

— Claro que estoy bien, sobrina —sonríe Kiefer sintiéndose feliz de recibir tanto amor.

— Kiefer —llamó Emireth. Su hermano la mira con interés —. Te puedes quedar todo el tiempo que quieras.

— ¿Y ese cambió?

— Solo entendí que las cosas pasan por algo, además, eres mi único familiar, al igual que mi hija —responde comprendiendo muchas cosas.

— Gracias hermana —Kiefer se levantó de la cama con Dayane en brazos y le dio un abrazo a Emireth y ésta se congeló por su repentino cariño —. Ve a descansar, yo me encargaré de hacer el desayuno y llevar a mi sobrina al colegio.

— Creo que te necesitaba —dice Emireth cediendo al abrazo de su hermano.

Ambos hermanos se alejan y Emireth se despide de su hija antes de encaminarse a su habitación.

Se sentía agotada mental y físicamente. No tenía mucha energía para pensar en lo que había visto. Sabía que debía investigar sobre la habilidad de su hija, pero en esos momentos, estaba que se desmayaba ahí mismo.

Al llegar a sus aposentos, se lanzó sobre la cama y se quedó dormida al instante.

°°°

Pasaron varios meses desde lo sucedido con Kiefer y su hija Dayane. Emireth no dejaba de preocuparse por ellos. Empezó a practicar con su hija, su habilidad. Ella se sentía feliz de que su hija estaba mejorando tanto. Kiefer por otra parte, había conseguido un trabajo al lado del consultorio del Doctor Roman Soothie. Cada vez que Emireth le llevaba el almuerzo a su hermano, se encontraba con éste. Habían empezado a hablarse más a menudo, hasta que un día decidieron ser amigos. Emireth se sentía sensacional cuando hablaba con él, además, era el único que la entendía. Aunque no le tenía tanta confianza como para decirle sobre sus habilidades. En ese tiempo no se había molestado mucho, así que no había asesinado a nadie. Tampoco había conseguido nada sobre la tal Rosemary Khan o el Ángel Jorens. Le hervía la sangre cuando pensaba en algunas de dos esas individuas.

Ese día Emireth tenía el día libre, así que después de llevar a su hija al colegio, regreso a la casa y le hizo el almuerzo a su hermano. Se bañó y vistió con unos vaqueros de pitillo desgastados, en color gris y una camiseta entallada de algodón en color azul. Se dejó el cabello suelto y por vez primera, se puso un maquillaje natural.

Se dirigió al trabajo de su hermano, que quedaba en el centro de la ciudad y agradeció que su auto ya se lo habían entregado. Unos días antes, se le había espichado un caucho y tuvo que llevarlo al mecánico.

Al llegar, bajo de su auto y entró al edificio. Al subirse al ascensor, empezó a sentirse nerviosa y extraña. Tragó saliva mientras se abrían las puertas.

Se bajó del ascensor y se dirigió al consultorio u oficina, como lo llamaba su hermano. Había un logo que decía: "Psicólogo, Kiefer Jenkins". Tocó la puerta y espero pacientemente.

— Adelante —escuchó la voz de su hermano.

Emireth entró con el bolso en sus manos. Kiefer la recibió con una sonrisa y un abrazo, a la que ésta correspondió.

— Aquí te traje el almuerzo —Kiefer tomó el bolso y miró a su hermana, extrañado —. Hoy es mi día libre y quiero hacer algo que me anime —le explicó dedicándole una sonrisa.

— Te felicito —suspiró Kiefer regresando a su silla, que estaba detrás de su escritorio, donde habían montones de hojas —. Hoy busco a Dayane, quiero llevarla a comer helado. No regreses tan tarde.

Killing You In My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora