25) Demonio del Pasado (Final) [Parte 2]

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[Parte 2]

— ¿Podrías no permitirlo? —pedía ella.

Él la miraba con desprecio, con ira le dijo:

— Sabes que yo no recibo órdenes, ni de ti, ni de nadie.

Ella rodó los ojos.

— Eso no es verdad —replicó con una sonrisa —. Me refiero a que sí, tú no recibes órdenes de mí, pero sí de otras personas —añadió al ver la mirada de ira de su acompañante.

— Aún falta para eso.

— Lo sé, y por más que me encanta verte recibir órdenes, debo admitir que aún no quiero que suceda.

Él la miraba confundido.

— ¿A qué te refieres? —preguntó.

— Que si no haces algo ahora, no tendrás que esperar esos dos años restantes.

Él sonrió y dijo:

— Tantos miles de siglos conociéndome y aun crees que me llevas ventaja.

Ella parecía indignada.

— ¿Qué dices?

— Sé que te preocupa, y créeme que no estoy como tú.

Ella ahora estaba molesta, él dijo:

— Comprende de una vez que nunca me tomarás ventaja, querida... ¿Cómo es que te haces llamar?... Ah sí, querida Emperatriz.

— Estás me las pagarás Drivn.

Él rió y dijo:

— Siempre dices lo mismo, ya mejor lárgate de esta dimensión.

°°°

Emireth no podía dejar de caminar en círculos por la cocina.

— Esto tiene que ser imposible —decía en voz alta.

— No lo es —dijo Anne.

Emireth se detuvo en seco, miró a Anne a los ojos y dijo:

— Bueno, debo admitir que me sorprende que me digas esto.

— ¿Por qué?

— Pues porque eres la reina del escepticismo. Hace un tiempo estábamos hablando de ángeles y tú no creías en ello, ¿recuerdas? Cuando me encontré con la estúpida esa de Jorens, el Ángel Jorens —mencionó ese último nombre con rabia.

El rostro de Anne cambió, ahora había un gran interés reflejado en él.

— Exacto, el Ángel Jorens, necesito que me hables de ella.

— ¿Por qué? —preguntó Emireth.

— Me temo que hay una conexión, entre tú, Rosemary, Jorens y yo. O al menos eso fue lo que dijo Rosemary.

Emireth frunció el ceño, ahora era su turno de ser aséptica.

— ¿Qué conexión podría haber entre esas dos bestias y yo?

— Vamos Emireth, no te refieras así a ellas —dijo Anne —. Tal vez después te puedas arrepentir.

Emireth rió a carcajadas y dijo:

— ¡No creo que me arrepienta Anne!

— Esta bien, tan solo dime, ¿qué sentiste al verla?

— Odio.

Anne rodó los ojos y dijo:

— Seré más específica —Emireth sonrió maliciosamente —. ¿Qué sentiste al verla por primera vez? Antes de tener esa pelea.

Killing You In My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora