23) La Reaparición

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Emireth se levantó con un fuerte dolor de cabeza y una punzada en su pecho. Ya varias veces se estaba repitiendo la misma pesadilla donde ella se reflejaba en un espejo, pero su reflejo estaba completamente manchado de sangre y tenía una sonrisa maligna y fría. Al darse la vuelta, en el suelo se encontraba su hija en pequeños trozos. Su rostro estaba deformado y sus verdes ojos eran oscuros y sin vida. Emireth al intentar tomar su mano, despertaba. Habían pasado más de dos semanas desde lo sucedido desde ese día, cuando se había empezado a sentir libre, como si se estuviera desvaneciendo. Luego había despertado, encontrándose con Anne y su hija.

No sabía exactamente lo que le estaba pasando, solo que se estaba agotando de sentir esa impotencia al ver a su hija muerta por su culpa. Sabía que era solo una pesadilla, pero eso la estaba martirizando.

Sus padres no se les había aparecido desde hace mucho, eso se le hacía sospechoso, y que no dejaba de buscar algo que la conectara con Rosemary y la tal Jorens. Ella intuía que en su pasado, las había conocido, pero solo era una bendita sospecha. Eso la hacía enojarse, pero no tenía más remedio que esperar. Por un lado se sentía tranquila, el padre de Dayane había desaparecido misteriosamente. Kiefer estaba a punto de contraer matrimonio y su relación con Roman iba en aumento, aunque todavía no estaba preparada para estar con el físicamente.

Roman se comportaba como todo un hombre cuando ama verdaderamente. Le tenía paciencia a Emireth y algunas veces la ayudaba con sus tormentos. La intentaba ayudar, y esperaba que se empezara a curar mentalmente. Él sabía que ella lo estaba pasando mal, pero cuando le decía que podía ayudarla a olvidar algunas cosas, ella se negaba. Sabía que debía esperar hasta que ella éste lista, mientras tanto, estará para ella siempre.

Emireth sabía eso, y de igual forma, sabía que su mundo iba a cambiar de un momento a otro, lo presentía.

Algunas veces forzaba a su mente a intentar recordar algo sobre Drivn, pero le era muy difícil. Solo recordaba cosas pequeñas, como su voz o sus palabras reflexivas.

Las pesadillas, ella las interpretaba como un mensaje, aunque descifrar su significado era verdaderamente difícil. Todo estaba muy complicado, y ya se estaba cansado de eso.

Días después, mientras Emireth entraba a su habitación, sintió las presencias de sus padres. Dejó la cartera enganchada en la perilla y bajó las escaleras.
Nixon y Amaia se encontraban en el recibidor, ambos seguían igual. Eran unos espíritus que nadie podría ver, solo ella.

Caminó hacia ellos e hizo el ademán de chasquear los dedos. Ambos padres la miraron sin emoción alguna.

— ¿Qué los trae por aquí?

— Solo aparecemos cuando en verdad necesitas respuestas a preguntas que ningún humano puede responder —contestó su madre con el ceño fruncido.

— Sí, como sea.

— Solo pregunta, hija —le instó su padre.

— Quiero saber sobre mi origen.

— Eso lo debes descubrir tu sola.

— Gracias, madre.

— Intenta de nuevo.

— Quiero saber todo lo que se pueda sobre los Ángeles. ¿Cómo nacieron? ¿De dónde son? ¿Que ocultan? ¿Existen? ¿Son tan poderosos?

— Hay un Diario.

Emireth observó a su padre, y puso toda su atención en él.

— Esta en una biblioteca muy antigua, allí siempre ha estado, solo tienes que buscarlo, y hallarás respuestas en él.

Killing You In My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora