Paloma miró su reloj por enésima vez mientras las primeras luces del amanecer se colaban por la ventana. Resopló de impaciencia mientras miraba la pantalla del portátil. Andrés llegaba tarde un día en el que no podían permitirse ni un retraso. De momento las redes sociales estaban tranquilas. Eso duraría poco tiempo. Recibió un mensaje privado. "Listos". Sintió como electricidad en las yemas de los dedos. "Está pasando", pensó, "Está pasando de verdad".
Cerró los ojos y repasó mentalmente lo que habían planeado.
La crisis económica galopante y la incapacidad manifiesta de los políticos para manejar la situación habían hecho la tarea mucho más fácil. Las filtraciones de los casos de corrupción a los medios, los escándalos a nivel europeo sobre las cuentas secretas en Suiza, las SICAV, el amaño de Lehman Brothers, la falacia del Riesgo País, todo al descubierto gracias a las caras más públicas de la Hermandad. Sonrió al recordar la polémica hacía algunos años sobre si debían dar ese paso hacia la luz pública o no, pero no era como si la Hermandad ondeara la bandera con su símbolo por todas partes, sino que, al igual que los Templarios a través de Abstergo, habían optado por la estrategia de la Hidra. Numerosas organizaciones con nombres diversos, filosofías diferentes, organizadas en red e independientes unas de otras, atacarían puntos estratégicos del poder para desenmascarar al monstruo templario. Anonymous, Wikileaks, Xnet y decenas de grupos de hackers y activistas trabajaban, a veces sabiéndolo y otras veces no, en un mismo objetivo. Eran irrastreables. El oro, los verdaderos Asesinos en las organizaciones y los Iniciados, se mezclaban con la paja, con decenas de miles de voluntarios, analistas y programadores que llevados por su interés en participar en el derrocamiento de los poderes fácticos, se habían unido sin saberlo, a la causa de la Hermandad.
"Mézclate con el pueblo. Hazte invisible.", era una de las primeras enseñanzas. Y vaya si lo habían conseguido.
Por supuesto llegó la respuesta: primero fue la NSA y más tarde las leyes locales europeas que restringían las libertades en la red o añadían más control en las ya constreñidas libertades civiles de reunión, transmisión de la información y comunicación en redes sociales, la Ley Mordaza... Terroristas. Ahora todos eran terroristas. Si no te avienes a nuestras reglas y te sometes, eres un terrorista. No porque generes terror en tus conciudadanos, sino porque eres terrorífico para el poder. Esa era la verdad oculta detrás de la gran mentira del terrorismo y por ello todo lo que llevara a esa conclusión en la gente, estaba permitido.
Los Asesinos habían trabajado mucho en los últimos años para que la conclusión fuera diferente y estaban viendo sus frutos.
Oyó cómo alguien metía la llave en la puerta del piso y abría. Unos pasos apresurados que conocía bien les siguieron tras un leve portazo.
-¿Ya?
Andrés respiraba agitado, como si hubiera venido corriendo. Tenía el pelo castaño desordenado por la capucha que se acababa de quitar. La braga que le cubriría la cara en la manifestación colgaba de su cuello. Vestía con sencillez, vaqueros, zapatillas deportivas, sudadera con capucha y cazadora. Cargaba una mochila.
-Sí. ¿Los has traído?- preguntó ella.
-Sí. – lo dijo con naturalidad, casi sin darle importancia, mientras se quitaba la mochila. Ella sonrió. Lo que no consiguiera ese chico... - ¿Seguro que funcionará?
-Sí.
Andrés asintió y le dio la mochila. Paloma la abrió y encontró un teléfono móvil y un estuche. Dentro había una esfera de cristal que parecía un ojo humano. De nuevo, impresionada por las habilidades del hombre que tenía enfrente, cogió ambos objetos y los colocó en la mesa junto al ordenador. Conectó el móvil al portátil y empezó a teclear frenéticamente buscando los datos encriptados en el root del sistema del teléfono. No tardó en encontrarlos, pero sabía que tardaría más en descifrarlos. Era el momento en el que la gente que había por todo el país empezara a trabajar. Subió los datos a uno de los servidores privados que tenía la Hermandad. Éste, en concreto, descansaba en la misma mesa donde estaba trabajando ella. El pesado disco duro de 10 teras empezó a emitir un ligero zumbido al entrar en funcionamiento. Simples mensajes de "ok" empezaron a llegarle a medida que los grupos se ponían a trabajar en la desencriptación. Paloma respiró hondo. Volvió a mirar su reloj.
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Assasin's Creed - Resurrección
ActionLa Hermandad de los Asesinos en España es especial. Al contrario que en otros países europeos, la Hermandad es tricéfala con líderes pseudoinependientes divididos en 3 divisiones, Levante, Centro y Sur. Tras la muerte de Desmond Miles, la muerte del...