Parte 16

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Paloma no se sorprendió cuando vio las imágenes de la policía local acordonando la plaza donde estaba el minarete. Tampoco se sorprendió cuando le dijeron que poco después de abandonar el bureau y de vaciar el piso franco de la Travesía del Ángel, unos tipos muy grandes y muy armados entraron y lo destrozaron todo. Tania había suspirado apenada pensando en la Nespresso. También habían arramblado con un par de mesones cuyos dueños eran conocidos de la hermandad.

Tampoco se sorprendió demasiado cuando vio en las imágenes que habían conseguido recopilar antes de que les arrebataran el control de los CTTV, la cara redonda y conocida de Ovidio Lafuente acompañada de varios templarios que conocían bien y a otros que no tanto, pero que cuyos nombres habían estado en la lista de Andrés desde que "asaltara" al tipo del Banco de España. Ovidio no parecía muy contento cuando le arrastraron al interior de la casa contigua al minarete. A saber por lo que habría pasado aquel hombre... Tendrían que ayudarle de alguna manera, pero el cerco que habían creado alrededor de aquel lugar era tremendo.

Lo que sí le sorprendió fue el escondrijo alternativo en el que encontraron a Samu y al resto de los miembros del bureau toledano.

Goyo cogió un patito de peluche y lo apretó. El "Cuacua" hizo que Javi levantara la vista del ordenador con expresión agotada.

-Deja eso, anda.

-Qué mono, tío, una guardería.

-Como dicen los ingleses, un mendigo no tiene derecho a elegir.- dijo Tania. Frunció el ceño.- O algo así. Vamos que a caballo regalado...

-¿Y qué pasará mañana cuando vengan los niños?- preguntó Paloma sentándose en un puf de Bob Esponja.

-Mañana es 22.- dijo Samu.- Vacaciones de Navidad.

Paloma asintió. Dios, no sabía ni qué día era... Suspiró.

-¿Tenemos noticias de Madrid?

-Sí.- anunció Javi. Un momento después resopló musitando un "Joder..." Muy bajito.- Vale, en resumen: todos están bien menos Óscar. Le han disparado en el pecho y ha perdido mucha sangre. Le van a llevar a un hospital.

-¿Qué pasa con la Clínica?- preguntó Paloma refiriéndose al lugar donde normalmente iban a lamerse las heridas, una Clínica sí, pero veterinaria, en el barrio de Arganzuela.

-Está demasiado grave. No tienen equipo ni sangre para transfusiones. Se lo han llevado al Niño Jesús. Andrés ha contactado con la gente que nos conoce para que nos echen un cable en cuanto a seguridad. Pero es una herida de bala y tienen que notificarlo a la policía sí o sí.

Paloma frunció el ceño. Odiaba los hospitales con cada fibra de su ser, pero acabó asintiendo. La vida de Óscar era prioritaria al ciento por ciento.

-¿Qué más?

-Al parecer Hugo ha tenido éxito en lo que quería hacer. Dice que aún es pronto, que tiene que estudiar lo que ha conseguido, pero que podrá darnos algo en las próximas horas.

Paloma respiró hondo mientras fijaba su mirada en el papel floreado de las paredes. Aquel contexto dulce, apacible y de proporciones diminutas le hacía vivir aquello como si fuera un sueño, algo que en realidad no estaba pasando. Cerró los ojos. El estar agotada tampoco ayudaba. Miró su reloj. Casi las tres de la mañana.

-Bueno pues supongo que no podemos hacer más. Chicos, ha sido un día extremadamente largo y lo que viene nos necesitará al cien por cien. Sugiero que descansemos. Javi, organiza turnos de guardia. Mañana a las 9:30 toque de corneta.

Una mano en su hombro la despertó. Abrió los ojos sobresaltada y balbuceó un "qué pasa" mientras enfocaba los ojos en la oscuridad.

-¿Qué hora es?

Assasin's Creed - ResurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora