Parte 18

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El viaje en coche lo hizo como en una especie de nebulosa. Estaba en tal estado de shock que no terminaba de procesar todo lo que pasaba a su alrededor. De pronto, de la nada, aparecían sus primos hablando de la familia, que la echaban de menos y que tenía no sé qué testamento que le cambiaba el apellido a Giner porque... ¿Qué demonios estaba pasando?

De entrada, podía darse por secuestrada. Al menos eso lo tenía claro. Le habían quitado su hoja oculta y su bolso. No echaría de menos la muda de ropa interior sucia, pero quizá fuera una sorpresa para el que lo registrara. Oyendo de fondo el parlotear incesante de su prima Sofía, empezó a pensar en cómo podría escapar, los posibles lugares a los que la llevarían, los "familiares" a los que vería. Le costó. Se fue de aquel entorno siendo muy pequeña. Se acordaba más bien de pocos detalles y los parientes con los que menos convivía se habían convertido en ruido blanco de su memoria. Respiró hondo y trató de calmarse. Especular sobre vacío no la ayudaría.

Cuando se quiso dar cuenta, estaban entrando en una ciudad pequeña o un pueblo grande. No lo reconocía. Pararon a comer. La habían desatado hacía rato. Era como si supieran que no iba a hacer nada. Era una asesina. Podía largarse de allí cuando quisiera. ¿Por qué no lo hacía? Su estado mental actual no ayudaba. El coche lleno de guardaespaldas que les seguía tampoco, pero no era nada que no pudiera solventar. Entonces, ¿qué la mantenía tan dócil?

Cualquier respuesta a aquella pregunta era algo que nunca podría admitirse como asesina. No quería ni pensar en ello. Tenía que desligarse de aquellos pensamientos lo más posible si quería mantenerse con vida, si quería volver a casa... A casa... Sus ojos fueron tímidamente de Sofía a Hugo y de Hugo a Sofía mientras hablaban. Habían pasado los años, sus primos se habían convertido en personas adultas, pero ahí estaban. Les reconocía. Había vivido con ellos durante años en su casa de Valencia, con sus padres y sus abuelos. Era una casa grande. No habían sido los mejores compañeros de juegos, pero eran los otros niños de la casa. Sus primos. Si había otros familiares a parte de sus padres con los que podía decir que había tenido una relación estrecha, ésos eran ellos. Y se sentía extraña a su lado. No era tanto que se alegrara de verles, o que de pronto recordara que les quería... Era una extraña sensación de... familiaridad, redundancia incluida. Era como si sencillamente encajaran, de manera incómoda sin duda, pero su pasado común estaba allí de una manera tan evidente que hacía daño.

-Primero pasaremos por mi casa.- le estaba diciendo Sofía.- Hay que arreglarte un poco, cariño, y creo que tengo algunas cosas que podrían valerte. No te preocupes por nada.

-¿Te encargas tú entonces? – preguntó Hugo a su hermana mientras se llevaba un trozo de carne a la boca.

-Sí, no te preocupes.- Sofía volvió a mirarla y sonrió y de pronto su gesto se volvió un poco más serio.- Paloma, sé que esto puede parecer repentino y... bueno... no me extrañaría que desconfiaras de nosotros dada nuestra historia.

Paloma no contestó ni movió un músculo de su cara. Al ver la reacción nula, Sofía insistió.

-Eres parte de la familia al fin y al cabo, Paloma. Eso es algo que ninguno podemos olvidar.

-Dejé de ser de la familia hace más de 20 años, Sofía. La "familia" mandó matones tras mi padre durante tanto tiempo que no pudo ni morirse en paz.

-Aquello fue de muy mal gusto, sin duda, pero fue hace mucho tiempo. Las cosas han cambiado.

-¿Han cambiado?- preguntó Paloma mirando a los guardaespaldas que trataban de hacerse invisibles entre los comensales. Sofía reprimió un alzamiento de ceja.- ¿Podríamos, por favor, dejarnos de chorradas por un momento? Por alguna razón me necesitáis. Mucho. Fernando mencionó el testamento del abuelo. Me hace gracia porque murió hace años, así que debe de ser algún tipo de cláusula que se ha desbloqueado ahora y que me incluye. ¿Me equivoco?

Assasin's Creed - ResurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora