Desvío 3: El jinete y el curandero parte 1

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-Habían pasado algunos días desde la llegada de Shiro al grupo de Corrin. Azura se sentía muy preocupada por Shigure y por Dwyer, pero el paradero de Shigure era el más cercano. Para llegar a su territorio, tenían que viajar en barco por varias horas.-

Shiro: El mar es raro. Nunca había navegado. -A su lado, estaba Kana. Se había vuelto muy unido a su hermano mayor.-

-De la nada, apareció Saizo frente a Azura. Ella se asustó un poco. Jakob estaba en la cocina, preparándole un té a Corrin. A pesar de ser esposo de Azura, su deber como mayordomo era muy importante. Aunque Corrin intentó persuadirlo para que dejara de serlo, no hubo suerte.-

Saizo: ¡Azura-sama, tenemos problemas! Un joven montado en un pegaso ha caído en el barco. Es muy posible que ambos tengan lesiones. 

-Jakob llevaba en su mano una bandeja con el té cuando escuchó la noticia. Rápidamente palideció y dejó caer la bandeja, provocando un gran estruendo. Todos se quedaron en silencio y lo miraron. Azura estaba tan pálida como él.-

Azura: Por favor, ¡Llévame hasta él!

-Saizo comenzó a correr hacia donde había visto caer al joven jinete, Azura y Jakob lo seguían muy preocupados, y detrás de ellos, los seguían los demás. Al acercarse, el terror se apoderó de Azura. Shigure estaba en el piso, intentando ponerse de pie.-

Azura: ¡Shigure! ¡¿Qué haces aquí?! -Jakob y  ella corrieron para ayudar a su hijo. La preocupación se apoderaba más y más de Azura. Jakob comenzaba a sentirse furioso. ¡¿QUIÉN OSABA A ATACAR A SU HIJO?! 

Shigure: ¿M-madre? ¿Lo logré? Dejé mi hogar para ir a buscarlos... M-mi hogar está en peligro... Lo están atacando. Pero... No puedo verlos.

-Rápidamente, Corrin avanzó hasta Shigure

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-Rápidamente, Corrin avanzó hasta Shigure. Sakura había comenzado a curar sus heridas y las del pegaso. La capa de la princesa Hoshidiana-Nohria se ondeaba por el viento. Ella era la única que podía verlos. Los demás aún entrenaban para pelear con ellos a pesar de no servirles de nada la vista.-

Corrin: ¿Estás seguro, Shigure?

Shigure: Sí. Son invisibles, pero muy peligrosos... Ellos me estaban buscando. Todos mis amigos arriesgaron su vida para protegerme, pero creo que ellos están...

Corrin: Ésto es malo. -De la nada, un barco los alcanzó. Estaba lleno de esas criaturas.- Ya están aquí. 

-Sin perder más tiempo, todos tomaron sus armas. Estaban listos para pelear.-

Azura: Lo siento... Todo ésto es mi culpa. Desearía explicártelo... pero no puedo... Ni aquí ni ahora.

-Jakob se puso delante de ambos, tomando el cuchillo que usaba para pelear y golpeó su bastón con fuerza en el suelo. Estaba furioso.-

Jakob: No dejaré que nadie les toque un solo pelo. No los perderé, a ninguno de ustedes. 

-Junto a él, Corrin apoyó su mano en el hombro de su mayordomo. Éste la miró sorprendido.-

Corrin: Nadie dejará que se les acerquen esos bichos asquerosos.

-Sin aviso, la batalla comenzó. A los amigos de Corrin les costaba un poco pelear contra esas bestias invisibles a sus ojos, pero lograban desenvolverse bien durante la pelea. Corrin había ganado mucha velocidad en su entrenamiento. Sin dejarse intimidar, comenzó a Correr, arrastrando a Yato en el suelo, haciendo que parte de la madera del barco se partiera. De repente, saltó a una de las paredes de la cabina de mando, aún corriendo comenzó a avanzar por la pared. Los enemigos se petrificaron por la sorpresa, nunca habían visto nada igual. De repente, la princesa Hoshidiana saltó otra vez, abalanzándose sobre uno de los más fuertes y clavándole su arma en la garganta, terminando con la vida de su enemigo. La batalla no se detuvo hasta pocos minutos después. El resultado era obvio. Ninguno de los que habían acompañado a Corrin habían resultado heridos.-

Corrin: Lo siento, Shigure... Me llegaron noticias sobre tu pueblo. Los invasores arrasaron con tu aldea. Ya no queda nada ni nadie...

-Corrin bajó su mirada, triste. Los ojos del jinete de pegaso se llenaron de lágrimas. Todos sus amigos habían... En silencio, comenzó a llorar, mientras caía de rodillas al suelo, incapaz de mantenerse en pie. Azura se acercó lentamente a su hijo y apoyó su mano en el hombro de Shigure. Jakob sabía que solo una madre podría llegar a calmar a su hijo ante cualquier situación. El poder que tienen las madres es increíble. Mientras todos permanecían en silencio, Azura comenzó a cantar. Era la canción de cuna que le había enseñado desde muy pequeño. Pocos minutos después, el jinete logró tranquilizarse.-

Shigure: Tiene que ser terrible vivir lo que has vivido... Por tu mirada triste, supongo que has pasado por ésto también. 

-Shigure levantó su cabeza y miró en silencio a todos los que lo rodeaban. Sólo los ojos de Kana y Shiro eran diferentes. Estaban llenos de miedo e inocencia. Incluso Corrin, quien tenía un rostro de inocencia pura a pesar de las cicatrices, poseía ese brillo de tristeza y dolor, aunque era bastante más visible que el de los demás. ¿Qué habría visto y vivido ella?-

Shigure: A pesar de todo... Todos ustedes sonríen de forma verdadera. Yo debo hacer lo mismo. Y al igual que lo hace mi madre, debo cantar.

Azura: ¿Cantar?

-Sin responderle a Azura, comenzó a cantar la misma melodía que ella entonaba para hacerlo dormir.-

Azura: Un réquiem para los héroes caídos. Incluso más allá de las nubes, tus amigos deben estar llorando de felicidad al saber que estás bien y que no los olvidarás.

-Pocos segundos después, Shigure dejó de cantar y miró a su madre. Se sentía triste aún.- 

Shigure: ¿Qué haré ahora? Todos los que conocía han...

Azura: Buscaremos otro sitio para esconderte.

Shigure: ¡No! -Todos se sorprendieron por la negativa del jinete. Jakob conocía a su hijo, sabía qué quería.- Quiero unirme a tu causa. Mis amigos murieron intentando salvarme, tengo que aprender a valerme por mí mismo.

Jakob: Azura, es cierto lo que dice. Si hace eso, la muerte de sus amigos jamás será en vano. Ambos podemos protegerlo cuando sea necesario, pero también hay que dejar que él lo haga.

Shigure: Gracias, padre. -Con una sonrisa, Azura dejó que su hijo se uniera a ellos. Ahora debían buscar a Dwyer.- Mi corazón canta una canción de esperanza para el futuro.

-Ambos sonriendo, comenzaron a cantar juntos. Las olas mecían con suavidad el barco. Todos escucharon en silencio aquella hermosa melodía. Por fin era un momento de paz en un mundo lleno de guerras.-

FIN DESVÍO 3 PARTE 1

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